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Puede resultar complicado imaginar a John Lennon sin Yoko Ono. Especialmente porque, desde el trágico asesinato del músico en 1980, ella se ha encargado de mantener vivo el legado del Beatle, pero también porque juntos conformaron la que fue la pareja más reivindicativa de las décadas de los 60 y 70, que se convirtió en un icono de pacifismo.

Sin embargo, a lo largo de su matrimonio poco convencional, vivieron una sonada crisis que el cantante llegó a bautizar como 'the lost weekend' ('El fin de semana perdido'), en un guiño a la popular película de Billy Wilder que lleva el mismo nombre.

En el que ha pasado a la historia como uno de los capítulos más oscuros del músico, no fue la artista japonesa quien lo acompañó, sino su secretaria personal, May Pang, con quien mantuvo un sonado affaire que, según ella detalló posteriormente, duró 18 meses.

Tal y como ha relatado la propia May Pang, los problemas entre Yoko Ono y John Lennon empezaron cuatro años después de darse el 'sí, quiero' en Gibraltar. Y aquel particular triángulo amoroso contó con el beneplácito de la esposa del británico. 

Durante los meses que estuvieron juntos, May Pang y John Lennon vivieron a caballo entre Los Ángeles y Nueva York, donde alquilaron un precioso ático con vistas a la ciudad que nunca duerme. Un apartamento construido en 1928, que se ha puesto ahora a la venta por más de 4 millones de euros, y que nos muestra cómo fue el refugio donde vivieron su idilio.

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Un luminoso recibidor

La primera estancia que da la bienvenida al ático que compartieron May Pang y John Lennon destaca por su luminosidad, lo que se consigue gracias a los amplios ventanales tanto del piso inferior como del superior, que permiten la entrada de luz natural, y al espejo, que contribuye a repartirla.

En este hall, encontramos diversas obras de arte, muy originales (como el cuadro que emula al dios Baco o las otras piezas contemporáneas), que, junto a las alfombras, le dan un toque de color.

La madera, presente en el suelo, y en el robusto mueble de la entrada, de estilo vintage, logran dar calidez al ambiente.

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Un pequeño comedor dentro del hall

Una de las particularidades del recibidor es que se incluye un comedor dentro del mismo. A la izquierda de la puerta principal, se ha instalado una mesa ovalada de cristal, con base de piedra, que está acompañada por varias sillas protegidas por una funda verde. 

El detalle vintage llega de la mano del elegante armario tallado en madera. Y, al igual que en el resto de la estancia, el arte vuelve a cubrir sus paredes. En esta ocasión, con pequeñas láminas de un mismo color, naranja, y otro cuadro, de naturaleza seca, que está sobre una chimenea de mármol blanco. 

Los espejos son los mejores aliados para ganar amplitud y metros, de ahí que se haya cubierto una puerta con los mismos. 

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Una pequeña explosión de color en el salón

Aunque en el salón principal predominan las tonalidades claras, los colores llamativos irrumpen en la decoración. Basta con echar un vistazo a las sillas anaranjadas, a las obras de arte de estilo moderno, y a los cojines, color vino, que adornan los sofás y butacas. 

En el centro de la estancia, se ha colocado una mesa acristalada, con forma cuadrada, y a su alrededor se han dispuesto un sofá, dos butacas y dos sillas, así como una alfombra que protege parte del suelo de madera. 

Al lado de la chimenea tallada de mármol, se esconde una pequeña estantería de cristal, en cuyas baldas se han dejado algunos objetos decorativos.

En cuanto a la iluminación, vuelve a destacar por su luz natural, que entra a través de un gran ventanal, al que dan paso unas escaleras.

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Habitación de inspiración árabe

La vivienda consta de cinco habitaciones, y entre todas ellas destaca ésta, que rompe con el estilo decorativo del resto de estancias. Esta vez, los detalles de madera no se presentan a través de un mueble o el suelo, sino que cubre sus puertas y vigas. Además, de una forma muy original, puesto que su tallado, con motivos florales, evoca a los elementos arquitectónicos árabes.

Para potenciar esta influencia oriental, se ha colocado en el centro del cuarto una alfombra de estilo persa, así como un baúl y un taburete vintage. 

Mientras que el banco que da directamente a la ventana, se ha cubierto con una manta que recuerda al estilo bereber. 

A esta ventana se suma otra, más pequeña, de forma circular, como si fuera la del interior de un barco, así como un cuadro en tonos verdes. Y, en honor a su inquilino más conocido, se ha dejado una fotografía de John Lennon en el suelo, apoyada sobre la pared.

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Un pequeño 'templo' oriental

Al adentrarse en el interior de la habitación, destacan más detalles decorativos árabes, como el marco de madera del fondo, que enmarca una obra de arte y una silla de madera, y la propia lámpara del techo, blanca, de araña, con bombillas marrones.

A la izquierda, se ha instalado una pequeña mesa de escritorio, así como una silla acolchada de color marrón. Estas tonalidades tierra se combinan con el blanco del suelo y las paredes.

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Un baño en blanco

Uno de los cuatro baños del apartamento es éste, en el que se ha apostado sobre seguro eligiendo el blanco como su color principal. De este modo, la bañera y los muebles están bañados en esta tonalidad, con grifería dorada, y la encimera del lavabo principal es de mármol gris.

Al fondo, se divisa un tocador, compuesto por una mesa de cristal con espejo propio, y un taburete morado.

A diferencia del resto de la casa, y siguiendo la línea decorativa de la estancia, nos encontramos con un suelo con pequeñas teselas grisáceas.

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Cocina con un aire francés

La cocina resalta por su carácter elegante. El blanco inunda la mayor parte de la estancia: desde el techo hasta el mobiliario. La mayoría de piezas principales (vitrinas y cajoneras) son en este color, que se alternan con el metálico de algunos electrodomésticos y varias encimeras de granito.

Sin embargo, la isla central alterna este material con la madera, ya que tiene un mueble cajonera très chic para guardar algunos ingredientes indispensables a la hora de cocinar. 

Para darle vida natural, se han colocado algunas plantas a lo largo de la estancia, que conecta directamente con la parte exterior de la vivienda.

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El estudio en madera

El ático incluso tiene su propio estudio donde la madera es la gran protagonista. Tanto las contraventanas como el suelo y las estanterías, forradas en su interior en un vivo color rojo, están hechas de este material, logrando así un ambiente elegante y majestuoso. 

Para poder disfrutar de la lectura, se ha colocado un sofá de cuero, color camel, y una butaca aterciopelada, con un banco, en crema. Sirviendo como nexo de unión, hay una mesa auxiliar acristalada, con forma rectangular, que se levanta sobre una alfombra de estilo persa.

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Un baño con alma rústica

Este cuarto presume de un estilo totalmente diferente al baño anterior. Las paredes, con piedra en color crema, se combinan con diferentes muebles de madera (como las mismas contraventanas), e incluso la encimera del lavabo principal, de tono marfil, consiguiendo, de esta manera, un efecto rústico. 

Por otro lado, los espejos de las puertas se convierten en el mejor aliado para ganar amplitud en esta dependencia un tanto estrecha. 

El toque final llega de la mano del suelo, con unas baldosas características de la decoración de exteriores. 

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La naturaleza entra en la sala de estar

A pesar de que el piso está localizado en plena urbe neoyorquina, se ha querido incorporar la naturaleza en su interior. Para ello se han cubierto las paredes de esta sala de estar con un papel pintado, en el que se dibujan plantas de bambú.  Esto conecta, de hecho, con el propio exterior, una terraza llena de árboles. 

En cuanto al mobiliario, resaltan un sofá crema, y una mesa acristalada circular, con varias sillas de diseño a su alrededor.

Una alfombra con verdes claros, a juego con el papel pintado, protege parte del suelo, de madera. Y, de nuevo, destaca la luminosidad del cuarto.

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Con vistas al East River

Uno de los grades reclamos del ático son las inigualables vistas que ofrece al East River y al skyline neoyorquino desde la terraza. Un espacio en el que se ha querido crear un rincón repleto de naturaleza. Por este mismo motivo, diferentes plantas y árboles se dispersan a lo largo de la terraza.

E incluso se ha colocado una mesa auxiliar elaborada con un tronco de madera. De hecho, el taburete que la acompaña es, en verdad, la parte inferior del tronco de un árbol. Asimismo, se ha dejado un banco blanco, de estilo retro, para disfrutar de la panorámica.

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Un rincón repleto de naturaleza urbana

En el otro lado de la terraza también se han plantado diferentes plantas y árboles para conseguir un ambiente lo más natural posible.

En esta ocasión, para poder organizar una agradable comida al aire libre, se ha dispuesto una mesa circular, acristalada, de hierro negro, con unas sillas a juego, y más allá una mesa auxiliar con otras sillas.

Justo delante, hay una mesa alta con encimera de mármol. 

El suelo, de baldosas rojizas, se suma a los ladrillos de la construcción de la casa, que se han dejado al descubierto.

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