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1. A la medida de tus necesidades

No es lo mismo un comedor que usas a diario que uno ‘oficial’, que abres a las visitas en contadas ocasiones. Tampoco es igual si tienes o no niños, para elegir un modelo que se limpie fácilmente; si entran o no las sillas con brazos bajo la mesa... En la elección de la silla perfecta entran en juego distintos factores, como la estética, la comodidad o las dimensiones de la estancia, que nos hacen decantarnos por uno u otro modelo. Este es de Gobi

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2. Bonita, ‘of course’

Y encajar en la decoración del resto de la estancia. Las sillas de comedor no pueden ir por libre, sino que deben integrarse y, sobre todo, gustarte. No te precipites en su elección: busca, compara, imagina cómo quedará no solo con tu mesa sino también con el resto de elementos y, finalmente, compra, si estás segura de que el color, la forma y el estilo es lo que te pide tu espacio.

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3. Las medidas perfectas

Ante todo, debe estar a la altura de la mesa, para que no estés ni demasiado baja ni demasiada alta. El asiento suele ser de unos 45 cm de alto y unos 50 de profundidad, de manera que al sentarte las piernas formen un ángulo recto con el suelo. Respecto al respaldo, nunca superior a 110 cm, para que no te sientas en un incómodo trono, donde tus cervicales sufran y la cabeza no pueda echarse hacia atrás o girarla. La CAB, diseñada en 1977 por Mario Bellini, es, además de una pieza escultural, un 'vestido' que se adapta a distintas situaciones de vida u comedor. Ahora hay una versión disponible XL, de 5 cm más profunda y 4 cm más ancha. En Cassina

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4. Según el material

Las de madera son buenas aliadas de todos los estilos: clásico, contemporáneo, rústico… Vigila su peso real y visual, ya que los modelos macizos suelen moverse con más dificultad y acaparan mucha atención. Las de metacrilato, resino o fibra de vidrio son modernas, ligeras y resistentes, por lo que resultan perfectas para comedores de uso diario o con niños. Las de hierro o metálicas acompañan a los ‘looks’ industriales, creando ambientes llenos de personalidad. Si tienen el asiento curvado son mucho más cómodas. La Huntsman Chair de Carl Hansen & Son acapara todas las miradas por su belleza en bruto. Potente, robusta, fuerte y bella a la vez, solo necesita un espacio amplio para brillar.

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5. Tapizadas: el comodín ‘deco’

Además de ser muy confortables, se sienten bien con cualquier estilo decorativo, según la tapicería que elijas. Puedes jugar a combinar estructuras clásicas con telas alegres y divertidas; dejarte seducir por la sofisticación del terciopelo, tapizarlas a juego con las cortinas de flores o elegir una tela lisa en un color ‘sufrido’, para que resista y disimule el trote diario y las manchas. No olvides que tengan buena sintonía con la alfombra. La lámpara es de Delightfull

6/11 © TIPTOE

6. El número redondo

¿Cuántas pongo? Teniendo en cuenta que para estar cómodo es necesario un espacio entre 50-60 cm entre comensales, para una mesa de 200 cm, por ejemplo, podrás colocar tres sillas a cada lado y una en cada extremo. Sin olvidar que las que tienen brazo ocupan 10 cm más y que las patas de la mesa, pueden jugarte una mala pasada, si están en el centro, o darte más centímetros, si están en las esquinas.

7/11 © Melanie Tanusetiawan

7. No te olvides de probarla

¿Es demasiado duro el asiento, no te recoge la espalda, resulta demasiado rígida…? Además, de mirarla con ojos de experta, debes sentarte en ella lo suficiente para comprobarlo de verdad, ya que todas resultan cómodas en tiempos cortos. También es importante ver si pesa, recostarte para comprobar que después de un rato, no te duele todo… No compres a la primera, ni siquiera a la segunda, ya que su comodidad te asegurará largas sobremesas, sin necesidad de pasar al salón. Las de esta propuesta de Boca do Lobo son una buena opción. 

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8. Equilibradas con el resto

La buena receta de un 'comedor 10' pasa por elegir las sillas de acuerdo no solo con los muebles sino también con el volumen de las diferentes piezas. Así, el espíritu industrial es muy adecuado para espacios totalmente abiertos, o uno pequeño, con sillas de modelos transparentes, que limiten el desorden visual de la sala. De la misma manera si tienes una mesa imponente, apuesta por diseños más discretos y viceversa.

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9. ¿Las combinamos?

Olvídate de la igualdad, en lo que se refiere a las sillas de comedor. Si quieres dar un toque de frescura y de personalidad al espacio, atrévete a mezclarlas, teniendo siempre un nexo de unión (color, materiales, forma de los pies…). Si vas a mantener la la armonía a través del color, puedes hacerlo bien empleando tonos claros, para evitar fuertes contrastes; bien con tonalidades similares, que armonicen bien. Juega con dos para un resultado clásico; tres es políticamente correcto y a partir de cuatro solo es apto para las que no temen a nada.

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10. A juego con…

¿La mesa, las otras sillas, las cortinas…? Depende de la sensación que quieras crear y tu grado de atrevimiento, si eres tan osada como Cara Delevingne la Bold de Big-Game será tu opción (en Panomo). Evidentemente, mezclar una mesa rústica con sillas industriales o modernas aportará al conjunto un toque desenfadado, lleno de frescura. Mientras que si el mismo ‘look’ viste todo el comedor, el efecto será más equilibrado, sereno y con un plus de elegancia.

11/11 © Vitra

11. Para pocos metros

Como norma general, si tu comedor comparte espacio con el salón y no es demasiado grande, es mejor optar por diseños ligeros. En ambientes medianos o de pocos metros, elige modelos sin brazos (ocupan unos 10 cm más que los estándar), de líneas rectas y de materiales ligeros. Evita también las tapizadas con terciopelos o con telas demasiado pesadas visualmente. Y, aunque sea de seis, mejor vístelo con cuatro sillas, para que el conjunto se vea más armonioso.

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