12 FEBRERO 2004
Está realmente muy enamorada del príncipe y ha empezado a creerse su propio cuento de hadas; no tiene profesores, pero se ha “autoimpuesto” un master intensivo con el que construir los cimientos de su futuro como princesa de Asturias; ha analizado meticulosamente sus fallos y valorado todo tipo de opiniones porque tiene muchas ganas de aprender, de hacerlo bien y de agradar; se ha integrado por completo en la “agenda privada” de su prometido y en el “tú a tú” de los círculos del Príncipe ha logrado ser calificada con excelente nota; sólo ha esquiado seis veces en su vida pero, como en casi todo lo que hace, ha demostrado una habilidad y un potencial enorme; sabe lo que quiere, se involucra personalmente en todo y asume riesgos; le importa lo que los demás dicen y piensan de ella y le duele que se ponga en su boca frases que jamás ha pronunciado; usa una talla 36-38, pero come de todo (no es vegetariana) y le encantan los menús de degustación; su vestido de novia será de color marfil, muy sencillo y sobrio, y estará hecho con telas españolas.
Con total autonomía, autodisciplina y ejercicio de buena voluntad, doña Letizia ha necesitado escasamente tres meses para convertirse en lo que ya ha empezado a ser: una princesa en toda regla. No ha tenido, pese a lo publicado y dicho, ningún profesor; no se ha ceñido a ningún horario “escolar”, aunque sí se ha sometido, especialmente en los meses de noviembre y diciembre, a durísimas jornadas de estudio sin salir, durante días, del recinto del palacio de la Zarzuela.
Un master intensivo “autoimpuesto” con el que construir los cimientos del que habrá de ser su futuro como princesa de Asturias. Un papel para el que no fue preparada y que ha alimentado en estos primeros pasos como prometida del Príncipe estudiando en profundidad las monarquías (con especial hincapié en la española), la Constitución española; las Instituciones europeas; nacionales y autonómicas; normas reales; protocolo y otros deberes. Pequeñas pero importantes tareas a las que doña Letizia ha dedicado, también, algunas de sus primeras horas en el palacio de la Zarzuela: repaso de lo que de ella se decía (leyendo entre líneas) en los medios de comunicación españoles y, muy especialmente, valoración de algunas opiniones sobre su persona y análisis de sus fallos.
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