Además, evitaque el agua demasiado caliente entre en contacto con tu piel... por mucho que te apetezca: "El frío acentúa la sensibilidad de nuestra epidermis así que mejor evitar tanto las temperaturas extremas como los cambios bruscos de temperatura. En tu día a día, mejor no limpies tu piel con agua muy fría o caliente, para evitar contrastes que puedan irritarla o congestionarla", recomiendan los especialistas de Bruno Vasari.