Siempre hablamos de la celulitis, las arrugas o las manchas como los problemas que más preocupan a un buen número de mujeres, pero existen otros aspectos que, sin duda, también están en la lista de pequeños quebraderos de cabeza y que, no por más pequeños, son menos importantes. Uno de ellos es el de los codos secos, muy común, ya que en esta zona la piel es más gruesa, existe una mayor acumulación de melanina y tiende a secarse y tomar un tono más apagado con facilidad. Para dar un aspecto terso a los codos, nada como comenzar cuanto antes a realizar un programa de exfoliación.

Así, cada mañana, y durante la ducha diaria, frote la zona con una esponja exfoliante, sea de lufa (fibra natural) o un guante de masaje. Sobre la piel mojada, trace círculos en este área, tanto con el brazo extendido como con el codo doblado en ángulo recto. En ocasiones, se recurre a la piedra pómez para las zonas más rugosas. Lo cierto es que tiene un efecto exfoliante, pues elimina la piel muerta, pero no hay que olvidar que es un remedio que puede tornarse demasiado agresivo, que, precisamente, puede producir el efecto contrario.

Tras la exfoliación, es fundamental la hidratación. Por eso, al salir de la ducha, es necesario extender una hidratante muy rica sobre esta zona. A menudo, las cremas de manos (más untuosas que las de cuerpo) son una opción excelente para suavizar los codos. Procure hacerlo al menos una vez al día, pero si son dos (o incluso tres o cuatro…), mejor que mejor.

Además, cada tres días, realice un tratamiento extra. Corte un limón por la mitad y frótelo sobre el codo. Su ácido cítrico actúa como exfoliante natural y contribuye a blanquear y aclarar la coloración oscura de esta zona. Después, aplique crema hidratante. Comenzará a observar resultados a partir de la primera semana, y en un mes, notará cómo la piel de los codos está mucho más suave y tersa.