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Un gloss de labios con brillo, bálsamos con sabor a cola, purpurina, esmalte de uñas en colores pastel, fragancias con olores frutales o a vainilla... Hace años, las compras beauty que podían interesar a chicas de 12 años no pasaban de ahí, productos divertidos con los que comenzaban a experimentar con su propia imagen. La película ha cambiado mucho desde entonces y así nos lo confirman los expertos, quienes han notado la creciente popularidad en redes de ciertas publicaciones en las que preadolescentes irrumpen en comercios para hacerse con las últimas novedades en cuidado de la piel, ricas en activos como el ácido hialurónico, el retinol, la vitamina C, la niacinamida, los péptidos... El fenómeno está tan extendido que incluso tiene nombre, se conoce como cosmeticorexia y hemos hablado con tres especialistas para conocer los riesgos de adoptar rituales ultrasofisticados a una edad temprana. 

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¿Cómo ha comenzado ha cosmeticorexia?

"Estas niñas acceden a un móvil y a las redes sociales muy pronto y quieren imitar a otras jóvenes que suben vídeos sobre cómo utilizar maquillaje y cosméticos", razona Mª José Tous, fundadora, formuladora y especialista en piel de la marca Kosei. Ana Torrens, farmacéutica y responsable científica de HD Cosmetic Efficiency, añade a la ecuación "el espíritu de exploración propio de estas edades, el de imitación… Creo que hay muchos factores involucrados en este fenómeno. Lo importante es que la gente joven reciba información profesional de primera mano para evitar situaciones indeseadas".

Nuestra tercera experta, la dermatóloga de las clínicas IMR, Marta González, coincide y nos reitera que "la exposición de los niños a publicidad de productos cosméticos virales y a influencers en redes sociales que normalizan el empleo de largas rutinas cosméticas en este grupo etario puede ser uno de los motivos de este fenómeno. Es un sinsentido que niñas preadolescentes empiecen con 'rutinas de belleza' o 'rutinas antiaging'". En cuanto a si también ha notado un aumento en las visitas a la clínica, la doctora nos cuenta que "algo más sí, por lo general, aparte de consultar por rutinas cosméticas consultan por los problemas derivados de las mismas". 

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Consecuencias de comenzar antes de tiempo con una rutina 'antiedad'

"En principio y si valoramos desde el punto de vista más técnico, no debería haber un problema diferente a los vistos en la edad adulta en cuanto a la seguridad o toxicidad del cosmético. Los cosméticos serían seguros utilizados de forma correcta, pero es ahí donde puede radicar el problema. ¿Hay un control de cuántas veces al día se emplea la loción con alfa hidroxiácidos o una crema con retinol? ¿En qué momento se utiliza? ¿Se utilizan durante la exposición solar? ¿Con qué lo mezclan?", se pregunta Mª José Tous. La fundadora de Kosei continúa su reflexión y nos explica que "cuando se evalúa la seguridad de un producto cosmético, tenemos en cuenta la zona en la que se aplica (cm2 de piel), la cantidad (g), el número de veces al día que se utiliza y la posible absorción dérmica. Los datos se establecen para una persona de 60 kg. No hay una categorización para los 12 años, incluso puede que a los 12 años se pese 60 kg, dependerá de la persona". 

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La dermatóloga de IMR se centra en las particularidades que diferencian a un cutis infantil de otro más curtido: "Los niños tienen una piel más sensible y fina, por lo que el uso incorrecto y/o excesivo de cosméticos puede alterar su barrera cutánea y producir irritación e incluso brotes de acné". La responsable científica de HD Cosmetic Efficiency va más allá: "Nosotros desaconsejamos que un adulto emplee productos para el cuidado de la piel sin haber consultado con un especialista cuáles son las características y necesidades de su piel. Con mucho mayor énfasis tenemos que desaconsejar este hecho en menores. Las consecuencias pueden ser múltiples: reacciones alérgicas, irritaciones…". 

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Activos que podrían ser peligrosos a una edad temprana

Mª José Tous señala a "todos los que pueden generar una posible irritación sobre la piel cuando se utilizan de forma poco controlada o que pueden generar problemas de sensibilidad al exponerse al sol. También los productos excesivamente grasos utilizados de forma indiscriminada podrían generar problemas en la piel". La doctora González no considera que existan "ingredientes prohibidos" per se, aunque coincide en que "cualquier principio activo mal utilizado o a concentraciones inadecuadas puede hacer más mal que bien". Eso sí, advierte de que "antes de introducir activos con capacidad de producir irritación como retinoides o alfa hidroxiácidos es recomendable consultar con un dermatólogo". 

La opinión de Ana Torrens sigue el mismo sendero, pues nos cuenta que sin conocimiento previo ni la supervisiónd e un experto, ella evitaría "aquellos formulados para frenar el envejecimiento, tratamiento de las arrugas, para aumentar la elasticidad y la firmeza, iluminar, etc. Son los que se consideran más ‘agresivos’ con la piel, como retinoides, ácidos alfa hidroxiácidos, despigmentantes, etc.". 

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Los que sí son seguros

En cuanto a los que encajarían en un ritual preadolescente, Torrens nos da sus recomendaciones y señala algunos productos de HD Cosmetic Efficiency con los que construir una rutina a medida: "Los que están indicados para mantener y ayudar al equilibrio natural de la piel y proteger el manto hidrolipídico, es decir, limpiadores suaves para pieles sensibles (de pH neutro) como Detoxifier, que se encarguen de eliminar el sudor y la grasa acumulada. También podemos empezar a incorporar activos hidratantes como el ácido hialurónico o la caléndula para nutrir y, siempre, protección solar con filtros físicos como Sun·Care, para prevenir los daños de los rayos UVA y UVB, que son los dos factores más importantes e influyentes en el cuidado de la piel". 

Por último, "para las pieles más grasas con tendencia acneica podríamos recurrir a productos formulados para este tipo de problemas, como Acnipure, siempre previa consulta con el dermatólogo, insisto".

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La experta de IMR reitera la importancia de ponerse en manos profesionales: "De manera general en la pubertad se podría introducir una rutina muy sencilla con un producto de limpieza suave, hidratación con productos no comedogénicos y aplicación de fotoprotección solar. Ahora bien, si se empieza con acné o algún otro problema cutáneo, antes de añadir más pasos en el skincare es muy recomendable consultar con un dermatólogo para que paute el tratamiento más adecuado". Por último, el ritual que aconseja la formuladora y especialista en piel de Kosei no difiere mucho de los dos anteriores: "Productos para la limpieza, un gel limpiador por ejemplo. En el caso de que tuviera granitos alguna crema con bactericidas o ácidos exfoliantes, pero siempre bajo la supervisión de un adulto y la consulta con un dermatólogo si el problema persiste. En el caso de que tuviera la piel seca (por afección cutánea o por la metereología) un cosmético hidratante". Y, para termnar, protección solar. 

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Problemas más comunes a esta edad

La lucha contra el exceso de sebo es el pan nuestro de cada día, de ahí que los rituales mencionados tengan tan presente la limpieza a pesar de la ausencia de maquillaje: "Los preadolescentes son niños entre 9 y 12 años. Con la pubertad las hormonas cambian, lo que a nivel cutáneo puede resultar en un aumento de la producción cutánea de sebo, esto hace que la piel se vuelva grasa e incluso que aparezca acné. Además, durante esta etapa, aunque de manera menos frecuente que en la infancia temprana, puede aparecer eczemas o dermatitis atópica entre otros", nos explica Marta González.

La farmacéutica de HD Cosmetic Efficiency nos recuerda que "la piel de un preadolescente es más inmadura que la de un adulto, su función barrera no está completamente desarrollada a los 9-10 años y suele ser más fina, sensible y también más grasa. Incluso puede presentar puntos negros, acné… También puede sufrir afecciones como dermatitis con mayor frecuencia". 

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Hábitos para ir por el buen camino

La dermatóloga de IMR nos asegura que "para tener una piel sana y bonita a largo plazo es recomendable llevar una vida saludable, esto incluye seguir una dieta variada y balanceada (como la dieta mediterránea), practicar deporte, no consumir tóxicos (y menos aún desde edades tempranas), protegerse adecuadamente del sol a lo largo de toda la vida y consultar con el dermatólogo ante enfermedades cutáneas, como por ejemplo cuando aparece el acné, para así minimizar y/o tratar las secuelas cicatriciales que puede dejar". La especialista de Kosei elabora una lista de buenas prácticas: 

  • Higiene diaria
  • Utilización de protección solar diaria
  • No fumar
  • No beber alcohol
  • Alimentación saludable rica en frutas y verduras, evitando la comida precocinada, comida rápida, alimentos ricos en azúcares.

Por su parte, Ana Torrens añade que "el sueño reparador es beneficioso, ya que las células del cuerpo se regeneran durante el sueño, así que si no dormimos lo suficiente la renovación celular se detiene y puede afectar a la función de barrera natural de la piel". ¿El siguiente paso? "No sé si hay una edad exacta, pero el envejecimiento empieza a ser más rápido a partir de los 25-30 años, por lo que quizás a partir de estas edades se podría empezar con un ritual más sofisticado de belleza", concluye Mª José Tous. 

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