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Primer plano de Raquel Mosquera, viuda del recién fallecido Pedro Carrasco

Familiares y amigos despiden a Pedro Carrasco entre profundas muestras de dolor

30 ENERO 2001
Tras la trágica desaparición de su marido, Pedro Carrasco, Raquel Mosquera ha querido devolver las muestras de cariño recibidas con palabras de agradecimiento para todas aquellas personas y medios de comunicación que le han ofrecido su apoyo en tan duros momentos personales. Les ofrecemos la trascripción completa del comunicado de prensa que ha llegado a nuestra redacción:

Deseo dar las gracias a todas las personas y medios de comunicación por la demostración de cariño y admiración que sentían por mi marido.

Mis dolorosas circunstancias me han impedido responder a tanto apoyo moral, pero quiero dejar bien claro que sola no lo hubiera podido resistir. Mil veces gracias.

Para evitar desaciertos informativos voy a contar la realidad cronológica de los hechos y así evitar especulaciones:
Habíamos quedado para comer juntos a las 14.00 horas, tras atender durante la mañana nuestras responsabilidades profesionales, pero como no llegaba, le llamé por teléfono a casa. Al no contestar le llamé al teléfono móvil, pero tampoco respondía.

La circunstancia de que en el centro comercial donde tenemos ubicado el negocio de peluquería se hubiera producido un atraco a esa misma hora me hizo albergar la esperanza de que ése fuera el motivo de su retraso. El tiempo pasaba y a las 15.30 decidí dejarlo todo e ir rápidamente a casa, con el presentimiento de que algo le había podido ocurrir. Al llegar vi su coche en el garaje, subí las escaleras con mucha ansiedad y nerviosismo y antes de abrir la puerta oí cómo aullaba nuestro perrito. Al entrar en el dormitorio, encontré a “mi niño” acostado en la cama, tapado. De inmediato llamé a los servicios de urgencia pensando que había podido sufrir un infarto pero que no había fallecido. Llamé a mi hermano, que fue el primer familiar que vino en mi ayuda; a mí ya no me quedaban las fuerzas y, lo demás, ya los sabéis.

Sólo os pido que recordéis a mi marido, Pedro Carrasco, como ese gran deportista que fue, por su sencillez, su bondad y ese extraordinario ser humano que ha sido para todo el mundo y siempre será para mí; se fue mi amor pero siempre quedará su recuerdo.

Os pido un favor más, que leais este fandanguillo que tantas veces me ha dedicado en privado y en público y, que hoy, yo quiero dedicarle a él.

TE TENGO QUE ESTAR QUERIENDO
HASTA DESPUÉS DE LA MUERTE
QUE MUERTO TAMBIÉN SE QUIERE
YO TE QUIERO CON EL ALMA
Y EL ALMA NUNCA SE MUERE


 
 

 

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