Viajes

Cantabria

Santander, elegancia señorial y paisajes naturales de ensueño

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En Santander se siente la presencia absoluta del mar y la montaña.

El puerto pesquero, una de las zonas de más ambiente popular.

Paseo de Pereda.
Es el lugar por donde Santander se asoma al mar. Sus señoriales edificios, entre los que destaca el del Banco de Santander, se alinean en paralelo a los muelles que se abren a la bahía. Entre la simbólica Grúa de Piedra y el pintoresco Puerto Chico se descubren el modernista palacete del Embarcadero y el grupo escultórico de Los Raqueros.
Catedral.
Levantada entre los siglos XIII y XIV, consta de dos sobrias construcciones superpuestas de estilo gótico. Mientras la inferior, conocida como la cripta del Cristo, es la más interesante desde el punto de vista arquitectónico, en la iglesia alta, que cuenta con claustro, se puede admirar el sepulcro de Menéndez Pelayo,
obra de Victorio Macho.

En barco por la bahía.
Las tranquilas aguas de la bahía de Santander reflejan bellos paisajes en los que se alternan los ambientes marinos y montañeses con el elegante entorno ciudadano. Desde el palacete del Embarcadero, en el muelle de Calderón, parten cada treinta minutos las lanchas que cruzan hasta Pedreña y Somo. (Ida y vuelta: 3,10 €.)


CON MÁS TIEMPO

Museo Regional de Prehistoria y Arqueología.
Merece la pena conocer su colección de piezas procedentes de los numerosos yacimientos paleolíticos de Cantabria, en especial de Altamira y Puente Viesgo (Casimiro Sainz, 4. Tel. 942 20 71 09. Cierra lunes. Entrada gratuita).
Faro de Cabo Mayor.
Una vez superadas las playas del Sardinero se alzan los acantilados rocosos de los cabos Menor y Mayor. En este último se alza el famoso Faro de Cabo Mayor, desde el que se descubre una magnífica panorámica de buena parte de la bahía.
Puerto pesquero.
El barrio y el puerto pesquero son las zonas en las que se respira el ambiente más popular de la capital cántabra. Abundan las tabernas y los restaurantes para degustar los productos del mar.
Palacio de Festivales.
Es un moderno edificio, obra del arquitecto Sáenz de Oiza, abierto a la bahía y donde todos los veranos se celebra el prestigioso Festival Internacional de Música y Danza de Santander.

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