PISCINAS, TEATRO, TOBOGANES … ¡Y UNA PISTA DE CARRERAS!
Going up, goin down. Going up, going down. Imposible contar el número de veces que en un solo día puedes coger el ascensor para moverte por el barco. También es recurrente, incluso habiendo pasado ya varios días de travesía, tratar de recordar en qué planta estaba tal o cual restaurante, tal o cual atracción… Las dimensiones de la embarcación, propias casi de una pequeña ciudad, ponen de muy buen humor a mi reloj ‘cuenta pasos’, más habituado a las largas horas de sedentarismo y portátil.
Así que, tras nuestra visita de ayer a la mayor de las Islas Pitiusas (baño + arrocito en una playa ibicenca siempre es buen plan), aprovechamos que hoy es ‘Día de navegación’ y no hay excursiones programadas para explorar mejor todo lo que nos queda por conocer en esta preciosidad de navío.
Chapuzón de rigor en alguna de las piscinas (una principal, dos jacuzzis y dos Infinity pools) y tiempo para seguir derribando mitos: claro que hay gente en edad de jubilación entre los pasajeros, pero también familias con niños, adolescentes, grupos de amigos o parejas jóvenes, disfrutando al sol, Aperol Spritz en mano.