Fez: perderse por la medina infinita

Imposible no extraviarse en la laberíntica medina del viejo Fez, una maraña de callejones medievales, salpicados de talleres gremiales y vendedores de lo invendible. La mayor zona peatonal del mundo esconde en sus entrañas tal descarga de estímulos que queda grabada para siempre en el alma

HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS
Elena del Amo

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Sería inaudito que alguien haya echado las cuentas, pero los guías de la medina afirman, con mucha seguridad, que la ciudad vieja de Fez encierra entre su cinturón de murallas más de 22.000 casas, 5000 tiendas y 9000 callejas, muchas de ellas sin salida. Semejante laberinto intimidó a franceses del Protectorado, quienes, incapaces de orientarse, acabaron levantando la mucho más manejable ville nouvelle o ciudad nueva, a cinco kilómetros de la antigua.

HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS©Gonzalo Azumendi
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La estampa inicial de la mayor zona peatonal del mundo asombra cuando se contempla por primera vez: sus mujeres en caftanes de colores y la chiquillería jugando por el zigzag de sus pasadizos, la primera ráfaga de hierbabuena y canela entre los puestos del zoco o el primer grito de belek, es decir, ¡cuidado!, cuando un carromato o un asno cargado de mercancía tapona una callejuela en la que no entraría un coche. O esa primera llamada a la oración retumbando entre edificios cubistas que por fuera están casi derruidos, pero que, tras sus desportilladas fachadas, quizá alberguen un palacio de puertas adentro.

HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS©Gonzalo Azumendi
Espectáculo cromático. Las fosas con tintes de Chauara, en el barrio de los curtidores, le dan a este un aspecto muy pintoresco

Fez presume de ser la capital espiritual, cultural y artesanal de Marruecos; la más santa, puramente árabe y antigua de las denominadas ciudades imperiales que, en algún momento de la historia, se erigieron como epicentro del reino. Fue en esta fértil hondonada entre las montañas del Rif y el Medio Atlas donde el primer sultán de la dinastía idrisí fundó a finales del siglo viii lo que entonces no era más que un villorrio a la vera de un riachuelo.

Fez es la más santa, antigua y puramente árabe de las ciudades imperiales
HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS©Gonzalo Azumendi
HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS©Gonzalo Azumendi
Barrio real. Aunque a Fez el-Jdid se la llame la nueva medina de Fez, lo cierto es que data del siglo xiii. Sobre estas líneas, detalle de una de las puertas de acceso a Dar el-Makhzen, el Palacio Real, que exhibe un elaborado artesonado de bronce sobre madera maciza encuadrada en un mosaico de azulejos.

Al poco, en una de sus orillas se asentaron centenares de musulmanes huidos de Córdoba, creando lo que aún se conoce como el barrio andalusí. Casi al tiempo, otras tantas familias de la ciudad tunecina de Kairuán encontraron refugio en la orilla opuesta. Aquellos dos barrios medievales conforman Fez el-Bali o el viejo. Ya con la dinastía merínida se alzaría en sus inmediaciones el de Fez el-Jdid, que significa el nuevo, a pesar de haberse originado allá por el siglo xiv.

Los gremios de antaño se mantienen vivos en esta ciudad patrimonio mundial
HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS©Gonzalo Azumendi
Mercados tradicionales. Los zocos forman parte del encanto particular de esta ciudad marroquí. En la imagen, un puesto de la medina Fez el-Bali. En esta también se encuentra el palacio Dar el-Makhzen, la residencia del rey Mohamed VI cuando visita Fez. Junto a estas líneas, su ornamentada fachada principal.

Las fronteras de uno y otro se desdibujan por esta maraña de casi medio millón de vecinos con la que no hay mapa que valga. Desde el Palacio Real, podría atravesarse la antigua judería o mellah en busca de Bab Bou Jeloud, uno de los accesos más vivos a la medina, para adentrarse en ella siguiendo al gentío a través de las calles algo mayores de Talaa Kebira o Talaa Sghira. Fluir con la multitud será la única orientación fiable en Fez. Porque en cuanto uno se deje arrastrar por algún callejón menor, ya estará perdido, a menos que sepa regresar sobre sus pasos y volver a encauzarse entre una muchedumbre que sí sabe adónde va y, muy probablemente, lo conduzca hasta otra puerta de la muralla.

HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS©Gonzalo Azumendi
HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS©Gonzalo Azumendi
Gran mezquita. La madrasa Bou Inania es la única de Marruecos con el título de Gran Mezquita. Sobre estas líneas, vista de la medina de Fez desde la terraza de un riad.

Pero perderse en Fez, además de inevitable, es altamente recomendable. Bastará preguntar a cualquiera hacia dónde enfilar para que le indiquen si a izquierda o derecha… ¡hasta volver a perderse! Antes o después irán aflorando el barrio de los curtidores de pieles, el de los ebanistas, caldereros y perfumistas, madrasas tan ornamentadas como Al-Attarine y Bou Inania, amén de un sinfín de mezquitas a las que no se podrá entrar, y no por cuestiones religiosas, pues fue el general francés Lyautey, en tiempos del Protectorado, quien lo prohibió en todo el país al avergonzarse por cómo sus soldados pisaban sin miramientos las alfombras sobre las que oraban los fieles.

HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS©Gonzalo Azumendi
Bab Bou Jeloud, uno de los accesos principales a la medina.

Aunque la globalización dice que estamos en el siglo xxi, los gremios de antaño se mantienen vivos en esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, donde en una chocante Edad Media los parroquianos trajinan en chilaba y babuchas con el móvil en el cinturón.

La mayor zona peatonal del mundo asombra cuando se ve por primera vez
HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS©PALAIS FARAJ
HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS©Gonzalo Azumendi

El apunte experto

  • Disfrutar de la llamada a la oración desde alguno de los restaurantes con azotea próximos a la puerta de Bab Bou Jeloud, con las mejores vistas a la medina, sobre todo al atardecer.
  • Los mosaicos, estucos y artesonados de la madrasa Al-Attarine, que, como una pequeña Alhambra, es el mejor monumento visitable de Fez.
  • Sus fotogénicas curtidurías, a ser posible provisto con una ramita de hierbabuena para atenuar el hedor.
  • La artesanía de sus tiendas, previo regateo, pero siempre con respeto y mucho humor.
  • Las noches en un riad u hotelito tradicional de la medina, mejor que cualquier alojamiento de la Fez moderna.

GUÍA DE VIAJE

HOVIAJES 2125 FEZ, MARRUECOS©MASON ROSE
Cómo ir y cómo moverte

Solo la compañía aérea Ryanair opera conexiones directas a Fez, a menudo por menos de 100 €, desde Madrid, Valencia, Málaga, Alicante, Palma y Barcelona, adonde también vuela Air Arabia. Es recomendable reservar a través del hotel el traslado desde el aeropuerto. De haber elegido un alojamiento en el Fez moderno, bastará con tomar un taxi al antiguo, donde no tienen cabida los coches, pues todo es peatonal. Icárion (icarion.es) ofrece viajes organizados y temáticos a Marruecos que incluyen Fez en sus itinerarios. Una semana de recorrido básico, a partir de 700 €.

Cuándo ir

El mejor momento para viajar al destino es durante el Festival de Fez (fesfestival.com), que inunda la medina de conciertos y veladas en riads abiertos para la ocasión. Se celebra al final de cada primavera, una época más agradable que sus veranos abrasadores e inviernos destemplados.

Dónde dormir

Para viajeros inexpertos será más fácil alojarse en el Fez moderno, con más servicios de los que dispone la medina, aunque esta tiene muchísimo más encanto. A sus puertas quedan opciones tan lujosas como Les Mérinides (lesmerinides.com), un cinco estrellas con excelentes vistas a la ciudad vieja, y, en su interior, exquisiteces como el Palais Faraj (palaisfaraj.com), palacio del siglo xix restaurado hace una década, o el Riad Fès (riadfes.com), perteneciente a Relais & Châteaux. Mucho más asequible, el Riad Spa Tafilalet (riadtafilalet.com), que cuenta con una veintena de habitaciones distribuidas en dos caserones tradicionales reconvertidos en un pequeño hotel con encanto.

Dónde comer

Deliciosamente especiada, que no picante, en la cocina marroquí destacan imprescindibles como los cuscús y tajines, el pollo al limón o la pastela –una de las especialidades de Fez–, hecha con crujiente hojaldre relleno de pollo, canela y almendra. Pueden probarse en restaurantes de los hoteles mencionados, así como, con un toque de innovación, en el Nur (nurfez.com) o Dar Roumana (darroumana.com). Más informal, el Café Clock (cafeclock.com), con exposiciones y, a veces, música en vivo.

Más info

Las madrasas Al-Attarine (Talaa Kebira) y Bou Inania (Talaa Sghira) abren a diario, al igual que el Museo Nejjarine, en el barrio del mismo nombre, dentro de un fondouk (hospedaje) de mercaderes del xviii hoy dedicado al trabajo artesanal de la madera.Del Palacio Real o las monumentales mezquitas de Karaouine y Al-Andalusiyyin solo se puede ver la entrada. Toda una experiencia, los cursos de cocina, con visita previa al mercado, del chef Lahcen Beqqi (fescooking.com). Turismo de Marruecos (visitmorocco.com).