Cáceres vive una revolución, cultural y gastronómicamente hablando

La colección de arte contemporáneo Helga de Alvear y las nuevas aperturas en la hostelería que llegan de la mano de los propietarios de Atrio invitan a regresar a esta ciudad extremeña y de paso volver a redescubrir uno de los conjuntos medievales mejor conservados del mundo.

Por Elena Ortega

Cáceres es una ciudad discreta, silenciosa, pero no la exime de poseer una flamante oferta cultural y culinaria. Y la prueba está en el Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear (fundacionhelgadealvear.es), que ha terminado de poner a la ciudad en el mapa del arte contemporáneo. El moderno edificio, inaugurado en febrero de 2021 y diseñado por el arquitecto Emilio Tuñón, se encuentra anexo a la Casa Grande, una construcción modernista de 1910 situada en la calle Pizarro, que conecta la cara antigua y moderna de Cáceres. La coleccionista alemana Helga de Alvear, de 85 años, está detrás de este fabuloso proyecto, que le ha llevado a compartir su extensa colección de más de 3000 obras de los cinco continentes con todo el mundo. Tanto es así que por el momento las entradas y visitas guiadas son gratuitas. 

Descending Light, una gigantesca lámpara roja y dorada obra del artista chino Ai Weiwei, da la bienvenida a su interior. Las paredes del nuevo espacio presumen de estar decoradas con obras de Kandinsky, Picasso, Tàpies, Klee y otras creaciones que dialogan con el espectador o le hacen reflexionar. 

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Otra muestra de la apertura de Cáceres al mundo está al caer, pues se espera la próxima llegada de una estatua de Buda de 40 metros de alto que se alzará en un centro budista ubicado en el monte Arropez, a unos 15 minutos del centro. Un proyecto que está previsto que empiece a construirse en 2023 y que unirá la ciudad con el pueblo nepalí de Lumbini, origen del fundador del budismo. 

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De modernidad y revolución gastronómica saben y mucho Toño Pérez y José Polo, propulsores de la restauración extremeña hace ya más de 30 años gracias a su restaurante Atrio, ahora Atrio Relais & Châteaux (relaischateaux.com/es/espana/atrio-extremadura-caceres), un exclusivo hotel de 14 habitaciones y un prestigioso restaurante reconocido con dos estrellas Michelin. Fue precisamente la gastronomía la que dio inicio a sus sueños, recibiendo su primera estrella en 1994. Su propuesta culinaria se basa en suculentos bocados que giran alrededor de la torta del Casar y el cerdo ibérico, presente hasta en el postre, y que son pequeñas obras de arte que da pena masticar, como la mariposa de tapioca, una emulsión de salmón y cochifrito. 

En la planta baja del edificio, la enorme bodega aloja alrededor de 42.000 botellas, unas 4300 referencias de 25 países diferentes. En la terraza de la planta superior de lo que se disfruta es de las vistas de la plaza de San Mateo y de algunas casas palacio de la ciudad, como la de Paredes Saavedra, la casona del siglo XVI que alojará en los próximos meses otro hotel con 11 lujosas suites de los propietarios de Atrio, llamado a ser el más exclusivo de Cáceres. 

Un pavo real vigila el edificio cubierto de hiedra que se levanta frente al Relais & Châteaux y una torre del siglo XIV, en él se ubica el restaurante Torre de Sande (torredesande.es), también con Toño Pérez al mando de los fogones. Es una opción más informal que Atrio, pero no deja de lado el sabor extremeño y la calidad que caracterizan a los platos del reconocido chef. 

Otros restaurantes a tener en cuenta en la ciudad son La Cacharrería (Orellana, 1), con una carta a base de tapas que mezclan la cocina internacional y la local, o el mítico Figón de Eustaquio (elfigondeeustaquio.com). Más alejado del centro, se encuentra Tápara (Islas Filipinas, 4), una propuesta repleta de guiños locales. 

Pero si lo que se busca es un local con encanto para tomar algo rodeado por el ambiente de la parte antigua, las opciones son, igualmente, muy variadas: Jardín de los Golfines SlowBar (Adarve del Padre Rosalío 2), Taberna Sir Lancelot (calle de la Monja 2), Corral de las Cigüeñas (cuesta de Aldana, 6) o Casa del Sol (Cuesta de la Compañía).  

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EL LUJO DE UN PATRIMONIO ÚNICO 

En Cáceres también hay que dejar tiempo para redescubrir su patrimonio. Son 56 palacios y 1238 escudos heráldicos de las familias que un día los habitaron los que dan forma a esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad. Aunque romanos, visigodos, judíos y musulmanes dejaron sus huellas en ella a lo largo de la historia, su gran momento lo alcanzó durante el Renacimiento, cuando se construyeron la mayoría de palacios y casas solariegas que configuran todo un laberinto de empinadas y silenciosas callejuelas. 

Pero la magia del casco antiguo cacereño no reside únicamente en pasear por sus calles empedradas que vigilan desde las alturas las cigüeñas y que cada vez más se convierte en plató de rodaje, sino en poder hacerlo en soledad mientras se descubre el esplendor de sus piedras doradas. ¿Acaso el turismo de lujo no es esto?  

El edificio del Ayuntamiento preside la plaza Mayor, con soportales, a la que se asoman el Foro de los Balbos, la torre de la Yerba, la torre de los Púlpitos y la Torre de Bujaco, a la que es posible subir para observar la panorámica. Bajo esta torre se encuentra el acceso más impresionante al casco histórico, el Arco de la Estrella, labrado de forma oblicua para facilitar el paso de los carruajes. 

La concatedral de Santa María es el edificio religioso más importante de la ciudad. En una de sus esquinas, relucen los pies de la escultura de San Pedro de Alcántara debido a todas las manos que se han posado sobre ellos para pedir favores al santo, una tradición que empezó con los estudiantes que deseaban aprobar sus exámenes. Si entramos en el interior veremos un impresionante retablo mayor y la capilla del Cristo Negro, que protagoniza la procesión más emblemática de la Semana Santa cacereña. 

A la izquierda queda el Palacio de Carvajal, conocido también como la «casa quemada», por un incendio que tuvo lugar en él en el siglo XIX, o Torre Redonda, de planta circular ligeramente inclinada, y que atesora una llamativa capilla y un jardín con una longeva higuera. Y más adelante, el palacio de los Golfines de Abajo, conocido por haber acogido a los Reyes Católicos en varias ocasiones y que actualmente recrea estancias propias de la época.  

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LA PARTE ALTA DEL CASCO HISTÓRICO DE CÁCERES 

La plaza de San Jorge, presidida por una pequeña escultura del patrón de la ciudad, da acceso a la judería, en torno a la ermita de San Antonio, que fue la antigua sinagoga, y marca el camino hacia la parte alta del casco antiguo. La iglesia de San Francisco Javier o de la Preciosa Sangre destaca entre el resto de construcciones por su color blanco impoluto. Hoy es un centro de exposiciones de belenes del mundo y de arte sacro, además del Centro de Divulgación de la Semana Santa de Cáceres, aunque lo mejor está en sus campanarios, desde los que es posible contemplar unas vistas estupendas. A un lado de la plaza se oculta el jardín de doña Cristina de Ulloa, un auténtico remanso de paz con un magnífico mirador. 

Ascendiendo por el adarve, el camino interior que circunda la muralla construida por los romanos en el siglo I sorprende con rincones llenos de leyendas, como la que guarda el palacio Casa del Mono o Casa de los Pizarro-Espadero. 

Más arriba queda la plaza de las Veletas, con el palacio del mismo nombre convertido en un museo que cuenta la historia de la ciudad a través de piezas arqueológicas. En su sótano se esconde el segundo aljibe más importante de Europa, que reposa bajo 16 arcos de herradura. Y junto a la plaza se alza la iglesia de San Mateo y el convento de San Pablo, donde podemos comprar las yemas y otros dulces que elaboran sus monjas. Aunque para compras, la calle Pintores, que comunica la plaza Mayor con la parte moderna de Cáceres y está llena de tiendecitas. O las también peatonales de San Pedro de Álcantara o Gómez Becerra. 

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Dentro del casco urbano también hay una importante muestra de arte paleolítico, es la cueva de Maltravieso, que cuenta con representaciones de manos humanas en negativo. No es posible acceder a ella, pero sí hacerlo al centro de interpretación que se localiza al lado (museodecaceres.juntaex.es). 

Más allá, siguiendo ese camino de piedras que el tiempo quiso conservar, nos alejamos de la parte antigua, 10 minutos en coche o 45 caminando, para disfrutar de las vistas más completas de Cáceres desde el santuario de la Virgen de la Montaña, la patrona de la ciudad.