La Duquesa de Cornualles: '¿Quién tiene la vez?'

El Príncipe de Gales y su esposa hacen la compra en el mercado de Brixton para promocionar la zona deprimida de Londres

Por hola.com

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No es lo común encontrarse en la cola del mercado con un miembro de la realeza, pero a veces ocurre: los comerciantes del mercado de Brixton despacharon ayer entre su clientela habitual a dos clientes de excepción: el Príncipe de Gales y la Duquesa de Cornualles. La pareja real hizo la compra en el barrio londinense de Lambeth, al sur de Londres, para promocionar la zona deprimida de la capital inglesa y, como cualquier otro consumidor, preguntaron a los vendedores que les atendieron si la fruta estaba madura o muy entera, si el pescado era fresco..., y terminaron comprando algunos alimentos a buen precio.

 

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La Duquesa se llevó a Palacio una caja de mangos maduros. Camilla apretó primero las porciones de fruta que le ofreció el frutero Derek Chong para comprobar que estuvieran a punto para comer y, cuando lo hizo, le abonó satisfecha la compra con un billete de 10 libras (unos 12 euros). Chong, que regenta su comercio desde hace 20 años, comentó con la prensa cómo fue su encuentro con la Duquesa: “Me preguntó qué había especialmente rico y yo le recomendé algunos mangos. Pidió que estuvieran maduros y yo le ofrecí algunos que tenía de la República Dominicana”. El vendedor parecía pálido tras esta inolvidable venta a su cliente más VIP, a quien describió como “agradable y agradable”.

La pareja real, rodeada de compradores y transeúntes, recorrió toda la avenida Electric Avenue. Hoy día una calle repleta de pequeños comercios con todo tipo de artículos a la venta, desde zapatos y gafas de sol pasando por ropa de cama hasta alimentación, y de establecimientos menos tradicionales como un café rastafari, una carnicería portuguesa y otra afgana y restaurantes colombianos. La visita y el apoyo real fueron recibidos con grata sorpresa: algunos hasta abandonaron momentáneamente su negocio para ver de cerca al príncipe Carlos y a la Duquesa, y todos pensaron: “Hoy es un día grande para Brixton”.