Estefanía de Mónaco: había una vez una vida de circo que recordamos a través de las páginas de ¡HOLA!

Se cumplen 50 años del Festival Internacional de Circo de Montecarlo que fundó su padre, el príncipe Rainiero

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Este año, la familia Grimaldi celebra un aniversario muy especial, se cumplen cincuenta años de la creación del Festival Internacional de Circo de Montecarlo a manos del príncipe Rainiero, quien era un gran amante el circo y con este evento quería dar su apoyo a este espectáculo, a los artistas y las familias que participan en él. El pasado 13 de enero se reunieron casi al completo, con los príncipes Alberto y Charlene a la cabeza para dar el pistoletazo de salida a una nueva edición, con una gran función con números increíbles en la Plaza de Palacio.

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El pasado 13 de enero arrancó el Festival Internacional de Circo de Montecarlo que coincide con el 50 aniversario de su fundación, con una función especial en la Plaza de Palacio. Arriba, Alberto y Charlene con sus hijos, Jacques y Gabriella, y Estefanía con dos de sus hijos, Camille y Louis.
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El amor por el circo que sentía Rainiero se ha ido transmitiendo de generación en generación e incluso ha formado parte de sus vidas, como en el caso de Estefanía, a la que este tradicional espectáculo robó el corazón y ahora continúa al frente del legado de su padre como presidenta de este festival.

Ha dedicado parte de su vida al circo e incluso llegó a vivir en él con sus hijos, durante su relación con el domador de elefantes Franco Knie y después, su corazón siguió bajo la carpa, al enamorarse y dar el ‘sí, quiero’ al acróbata Adans Peres. Además, su hija Pauline ha participado varias veces en números con elefantes cuando era pequeña.

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El circo ha estado presente en muchos momentos importantes de la vida de los Grimaldi. Sobre estas líneas, tres portadas en las que Rainiero y sus hijos, Alberto, Estefanía y Carolina llevan las bufandas del festival

En estas cinco décadas de historia, ¡HOLA! ha sido testigo de todas las ocasiones en las que se ha celebrado este festival por el que ahora hacemos un recorrido, recordando imágenes únicas que se publicaron en nuestras páginas.

Estefanía de Mónaco©Hola
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En febrero de 1963 el príncipe Rainiero compraba un circo en quiebra para montarlo en la explanada de Fontvielle, manteniéndolo en funcionamiento de junio a septiembre. “Todas las artes y todos los espectáculos tenían sus festivales internacionales, pero no el circo. Había que llenar esa laguna”, decía Rainiero sobre los motivos que le llevaron a fundarlo. Al año siguiente se celebró la primera edición y no faltó el Príncipe junto a su familia… Ahí empezó todo.

Bajo la carpa hemos visto crecer a los hijos de Rainiero y Grace, los hemos visto enamorarse y enseñar a sus hijos a querer este arte e incluso participar en él. “Es necesario que los jóvenes se aficionen al circo. Haría falta que el público pudiera conocer la vida circense, acercarse a las funciones matinales y comprender mejor lo que ve”, decía el príncipe en páginas de nuestra revista y así ocurrió con sus hijos, y sobre todo en Estefanía.

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La princesa en mayo de 2001, a las puertas de la caravana de doce metros cuadrados en la que vivió con sus hijos. Arriba, el príncipe Rainiero en la carpa, en 1987 con Estefanía, Carolina y Stefano Casiraghi. Estefanía tenía en brazos al pequeño Andrea Casiraghi y Carolina a su hija Carlota.
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En el año 2001, ¡HOLA! publicaba las imágenes de la caravana a la que se había ido a vivir la princesa Estefanía, que dejó los lujos del Palacio Grimaldi e incluso a su magnífica villa, situada en las montañas de Auron, Francia, -donde se retiró después del escándalo de su exmarido, Daniel Ducruet - para ir a una “roulotte” de circo de tan solo doce metros cuadrados que curiosamente se llamaba “Palacio”. Esperaba encontrar en Franco Knie la felicidad que tanto ansiaba y, aunque su historia no llegó a buen puerto su amor por el circo sí prevaleció en el tiempo hasta el día de hoy.

En una entrevista concedida a nuestra publicación ese mismo año, el domador de elefantes contaba cómo era Estefanía y cómo le gustaba la vida en el circo, al que sus hijos se adaptaron muy bien. “Es una mujer a la que no le va el cliché de princesa con muchos empleados y niñeras. Ella misma hace la compra y lava la ropa. De ella destacaría su honestidad, su tolerancia y su sentido de la familia. Por otra parte, afortunadamente, es una persona sencilla y por eso ama la vida del circo”.

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Y Pauline, sintió esa pasión por el circo como su madre y también trabaja en el Festival Internacional de Circo de Montecarlo que fundó su padre. En 2012, cuando tenía tan solo 16 años, debutó como presidenta del jurado de Nuevas Generaciones del Festival del Circo y posó con su madre y su hermana Camille en las páginas de nuestra publicación.

“El circo está aquí, dentro de mí. He vivido la vida de la caravana. En medio de los animales, del serrín del tiovivo, y hablaba una mezcla de alemán, inglés y francés. Esos años me dieron otra mirada sobre el mundo y me enseñaron la tolerancia. No se puede soñar con algo mejor”, recordaba.

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Pauline Ducruet en una de sus actuaciones, ante la atenta mirada de su abuelo el príncipe Rainiero.

Por su parte, Estefanía nos hablaba de su padre y del trabajo que hizo por dar visibilidad y continuidad a este espectáculo: “La pasión por el circo está inscrita en nuestro ADN, sí. Mi padre me la transmitió y corre por mis venas, como por las de Pauline. Estaré aquí hasta el final, seguro. Lo ideal sería hacerlo como Molière, irme bajo mi carpa...”. Y rememoraba con cariño sus primeros recuerdos del circo: Las primeras imágenes que tengo son las de los grandes circos franceses. Invitados por mi padre, venían a instalarse aquí, en Fontvieille, en lo que todavía no era más que un inmenso descampado. Yo era realmente pequeña... Papá siempre quería recibirlos personalmente y ¡faltaba poco para que no les ayudara a montar la carpa! Me decía a menudo que si no hubiese tenido que desempeñar su papel, en Mónaco, su sueño habría sido dirigir un circo. Era su pasión, su vida.