Herpes Zóster: mitos, verdades y todo lo que debes saber sobre él

Conocido también como ‘culebrilla’ por adoptar una forma de cinta que se asemeja a la de una serpiente, se estima que 1 de cada 3 personas entre 50 y 90 años lo sufrirá

Por Esther Abellán, Branded Content

Es posible que a lo mejor no hayas escuchado hablar mucho de esta enfermedad y despierte tu curiosidad saber que está provocada por el virus de la varicela. Todavía no existe una cura para ella, ya que no se puede eliminar completamente el virus del organismo y eso hace que nos surjan miles de dudas: ¿Es contagioso? ¿Nos afecta a todos por igual? ¿Provoca dolor, cuánto dura? ¿Cuáles son sus síntomas para reconocerlo? No te dejes asustar por los mitos y sigue leyendo para descubrir todas las verdades respaldadas por las autoridades médicas acerca del herpes zóster.

Aunque este sarpullido suele afectar principalmente a adultos mayores de 50 años, bien es cierto que cualquier persona, incluyendo los niños, pueden padecerlo. Y es que se trata de una enfermedad infecciosa que está causada por la reactivación del virus de la varicela zóster, así que todo aquel que haya pasado esta enfermedad puede desarrollarlo. ¿La razón? Este virus nunca dejó el organismo a pesar de su recuperación y permaneció latente, de por vida.

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Cómo reconocer bien los síntomas

El herpes zóster se presenta en forma de sarpullido que en un principio puede llegar a confundirse con una contractura muscular porque uno de los primeros síntomas que aparece es un dolor muy agudo, ardiente y punzante. Una molestia que a muchos los empuja a dirigirse sin éxito a la consulta del fisioterapeuta. Sin embargo, nada más lejos de la realidad: el herpes zóster suele empezar a manifestarse en el torso como pequeñas ampollas, en forma de cinta (razón por la que se le denomina ‘culebrilla’). Aunque el torso es el lugar más común, también puede darse en otras zonas del cuerpo como el abdomen y la cara.

Los dolores son parecidos a las dolencias musculares, pero tampoco debemos pasar por alto otros síntomas que también son susceptibles de ser indicadores de sufrir esta enfermedad: hormigueo, escalofríos, fiebre, dolor de cabeza y sensación de malestar general pueden darnos una pista que no se debe ignorar. Ante cualquier sospecha que podamos tener, lo conveniente sería acudir de manera inmediata al centro de salud u hospital más cercano para comenzar un tratamiento con antivirales en las primeras 72 horas, ya que estos antivirales tempranos podrían reducir el tiempo de duración de los síntomas. Unos síntomas que, según lo estimado, pueden causar un dolor que permanecerá activo entre 2 y 4 semanas. En los peores casos, este dolor puede prolongarse meses o incluso años tras la desaparición del sarpullido, dando lugar a una neuralgia postherpética.

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Los grupos de más riesgo

Aunque el herpes zóster en sí mismo no puede contagiarse de una persona a otra, eso no significa que podamos bajar la guardia, porque lo que sí que se puede contagiar es el virus varicela zóster a las personas que no hayan padecido la varicela y no hayan sido inmunizadas. Por tanto, estas personas desarrollarán la varicela y no el herpes zóster. Teniendo esto claro, deberemos prestar especial atención a los grupos de personas que más propensos son a sufrir este sarpullido: además de aquellos que nunca hayan estado en contacto con el virus, las embarazadas e inmunodeprimidos tienen también más posibilidades que el resto.

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Se calcula, por otro lado, que el rango de edad que más suele sufrir esta enfermedad es aquel que supera los 50 años, en concreto, 1 de cada 3 adultos de este grupo posiblemente lo tendrá. Aunque no debe olvidarse que esta estimación no exime de que los jóvenes y niños puedan desarrollar también este tipo de herpes. Por eso, debemos hacer caso a los primeros síntomas que nos hagan sospechar de esta dolencia y acudir cuanto antes al médico, por tu bien y por el de todos.