Un aparador con baldas de madera
Éste es otro de los rincones que se ha destacado del amplio salón, y está marcado por un aparador que juega con las líneas negras y el color madera de sus baldas. Lo 'escoltan' dos grandes cuadros, en tonos nude y claros, siguiendo la marcada línea de decoración de la casa.
El aparador cumple su función, guardando algunos utensilios como vasos, platos o paneras, y está adornado en su parte superior por dos piezas y un jarrón de flores secas. Unas plantas que, tal y como la propia Beatriz Espejel ha explicado, pertenecían a ramos que le gustaron y ella misma fue secando.
Asimismo, destaca el suelo de la estancia, en tonos claros, característico de la decoración nórdica.
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