Se conocieron y se enamoraron hace casi dos años y desde ese momento se volvieron inseparables. Ahora justo cuando se cumple un año desde el anuncio de su compromiso, Elizabeth Hurley y su pareja, Shane Warne, han vuelto a la localidad escocesa de Saint Andrews, el lugar en que la actriz aceptó la proposición de matrimonio hecha por el jugador de cricket.
Aparte de rememorar lo sucedido allí hace un año, Elizabeth ha acompañado a Warne al torneo de golf Alfred Dunhill Links, en cuyos descansos la pareja ha dado rienda suelta a su amor. A pesar de que no logró clasificarse para la final, el australiano disfrutó al máximo de la compañía de su futura esposa, quien una vez más acertó en todos y cada uno de sus estilismos haciendo frente con sus atuendos al frío y a la humedad.
Entre hoyo y hoyo, la pareja aprovechaba para profesarse numerosas muestras de cariño dejando claro que su relación en mucho más estable de los que muchos pudieran imaginar. Junto a ellos también estaba uno de los hijos de Shane, Jackson, quien estuvo animando a su padre acompañado de Elizabeth.
Fue en octubre de 2011 cuando el jugador de cricket australiano tras 10 meses de noviazgo decidió dar un paso más en su relación con Hurley entregándole un anillo de compromiso, con un gran zafiro y diamantes, similar al que el príncipe Guillermo regaló a la duquesa de Cambridge, y valorado en 62.000 euros.
La proposición fue muy romántica ya que Shane pidió su mano durante una cena solo para dos en el hotel Old Course de St Andrews, una vez la atractiva actriz hubo aceptado, la pareja se unió al resto de los invitados, incluyendo a su ex Hugh Grant, con el que Hurley mantiene una excelente relación. Completamente compenetrados y enamorados, la pareja aún no ha dado a conocer ni la fecha ni el lugar del enlace, por lo que parece que su compromiso, de momento, va para largo.
Después de este partido de golf, hemos vuelto a ver a la pareja en un acto en favor de la lucha contra el cáncer de mama, de la firma Estee Lauder, a la que asistieron con Jackson, hijo del deportista, todos llevando un lazo rosa en la solapa.
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