La Gascuña es una amplia e histórica provincia del Suroeste de Francia que se extiende entre los Pirineos, el valle del Garona y la costa atlántica. Su entrada en la Historia se remonta a cuando Julio César la incorporó a la Aquitania. Unos siglos después fue invadida por los vascos o gascones, que la dieron el nombre. También enriquecieron un dialecto, que con los años se convertiría en una lengua pirenaica, al mismo nivel que el aragonés y el catalán.
En 1844, el novelista francés Alejandro Dumas publicó su novela 'Los tres mosqueteros'. Uno de los protagonistas más entrañables de este libro de aventuras era D扐rtagnan, un joven mosquetero al servicio del Rey de Francia. El autor se había inspirado en un personaje real que, con el mismo nombre, había nacido en un castillo de la Gascuña hacia 1615. Los valores del héroe literario 梑río, valentía y fidelidad han transcendido del papel y se han convertido en un símbolo y una referencia de la personalidad gascona.
Los viajeros que quieran evocar la legendaria figura del mosquetero tienen que acudir sin falta hasta Auch, tranquila y monumental ciudad situada a orillas del Gers. El casco antiguo de la actual capital administrativa de la Gascuña aparece colgado de los escarpes rocosos que se precipitan hacia el río. La diferencia de altura entre los distintos niveles de la localidad ha favorecido la multiplicación de insólitos rincones y bellas perspectivas urbanas.
Escaleras y callejones
Todo esto ha hecho que uno de los lugares más recomendables de Auch sea la escalera monumental que comunica entre sí la plaza Salinis, junto a la catedral, y el muelle fluvial del Gers. Al pie de los 232 peldaños que forman la escalera descubriremos también la estatua en bronce de D扐rtagnan, con sus característicos sombreros, capa y espada.
Una vez arriba, se encuentra el cogollo monumental de la ciudad, formado por la torre d扐rmagnac 梐ntigua prisión del siglo XIV, el palacio arzobispal y la catedral de Sainte-Marie. Esta última es un gran templo, construido entre los siglos XV y XVII, que presenta una llamativa fachada con aires clásicos. Merece la pena penetrar en su interior para contemplar las 18 vidrieras que decoran las ventanas de las capillas del deambulatorio. Obra del vidriero Arnaud de Moles, están consideradas como la culminación de los vitrales renacentistas franceses. También es muy interesante la decoración de la sillería del coro 梔el siglo XVI, con las de 1.500 personajes esculpidos en madera. No se puede abandonar Auch sin perderse por los callejones y escaleras medievales que forman el auténtico y empinado laberinto del barrio de Les Pousterles.
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