Un palacio de hielo
y nieve

La Place Royale es un buen punto de partida para explorar la parte baja de la ciudad. Preciosas callejuelas empedradas, a ambos lados de las cuales se suceden galerías de arte, tiendas, bares, restaurantes... ponen de manifiesto que la ciudad de Quebec respira vida y animación por todos sus rincones. Y, quienes quieran respirar aire puro y admirar la belleza de sus paisajes, la provincia de Quebec ofrece un gran número de parques naturales y reservas biológicas; algunos de los más cercanos a la ciudad son el Parc Jacques Cartier, Mont Sainte Anne o la Reserva Nacional Faunísitica de Cap-Tourmente.

A todo ello hay que añadir un aspecto importante, para los habitantes de Quebec el invierno, lejos de ser una estación aburrida, supone un momento para disfrutar a tope. En esta época del año es un auténtico paraíso del esquí y de todos los deportes relacionados con la nieve. A partir del mes de noviembre, todo el mundo se apresta a disfrutar de sus magníficas estaciones invernales, a practicar lo que llaman la ‘pesca blanca’ (es decir pescar en lagos y ríos helados), a patinar por sus numerosos lagos helados o a embarcarse para observar de cerca focas y otros animales marinos. Si le apetece, un lugar inmejorable para avistar la fauna son las Islas Madelaine.
En fin, aunque aún queda un poco para el invierno, ¿no le apetecería poner rumbo a Canadá y disfrutar de las maravillas de Quebec? Lo tienen todo: arte, cultura, deportes, naturaleza... usted elige.