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Vivir una experiencia 100% navideña. Es la propuesta que hace el hotel Molina Lario, del grupo Gallery Hoteles, a sus huéspedes desde la misma puerta de entrada. En pleno centro histórico de Málaga, frente a la catedral y a pocos metros de la famosa calle Larios, a su alrededor late la vida de la ciudad, que estos días se ha llenado de ángeles, de espectáculos de luz y música, de belenes, árboles y mercadillos en cada esquina. Para dejarse envolver por el espíritu de la Navidad más tradicional, hay que empezar por descubrir todos los planes que ofrece este Christmas Hotel.

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ÁNGELES CELESTIALES EN LA CALLE LARIOS

La calle Larios no solo es la más comercial de Málaga, en estas fechas es el punto de encuentro de malagueños y visitantes para ir de compras en busca de regalos y para asistir al espectáculo musical de luces que acoge cada Navidad. Este año estrena decoración y sus protagonistas son 16 ángeles celestiales de 4 metros de altura y 32 brillantes columnas. Al ritmo de We wish you a Merry Christmas o El Burrito sabanero y como un local más, en esta arteria peatonal todo el mundo baila, canta y se hacen fotos sin descanso durante los 15 minutos que dura cada pase (19, 20.30 y 22 horas). Los ángeles brillarán en las alturas hasta el próximo 6 de enero.

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EL PRIMER HOTEL 100% NAVIDEÑO

En pleno corazón de la ciudad, el Molina Larios, del grupo Gallery Hoteles, ocupa dos edificios rehabilitados junto a la catedral que mantienen su fachada del siglo XIX intacta. Entrar en él es hacer una inmersión plena en la auténtica navidad de Málaga. Las luces de sus balcones, el gran árbol del hall bajo el que alojados y locales dejan regalos solidarios para los niños de la Fundación Olivares, el patio tematizado, el restaurante y, lo más singular, sus Christmas Rooms, habitaciones dobles, deluxe y junior suite con una elegante decoración navideña. Cojines con forma de estrella, adornos florales, lámparas de luz, objetos decorativos, dulces típicos…, todo alienta el espíritu de estas fiestas.
 

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VÍDEO MAPPING DESDE EL BALCÓN

A la catedral de Málaga se la conoce como «La Manquita» porque su torre sur, por los avatares de la historia, quedó sin terminar en el siglo XVIII. Estos días, sobre sus cornisas se acumula la nieve, sus muros se llenan de juguetes, golosinas y animales fantásticos, y Papá Noel y las figuritas del belén cobran vida al son de la música navideña. Todo gracias al vídeo mapping que se proyecta cada tarde en ella. Se puede disfrutar a los pies de la torre entre el aroma de castañas asadas o, cómodamente, desde los balcones de las habitaciones del hotel Molina Lario, situado frente al templo. Hasta el 4 de enero, hay pases a las 19, 20:30 y 22 horas, excepto el 24 y 31 de diciembre.

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GASTRONOMÍA CON MATIZ

Pasar del desayuno a las tapas de media mañana o unir la cena y las copas solo cambiando el ritmo de la música o de la luz. En Matiz, el restaurante del hotel Molina Lario, malagueños, pero también clientes y visitantes, disfrutan a cualquier hora del día. Su propuesta: una cocina mediterránea y de aire andaluz elaborada con ingredientes de temporada y proximidad que se ha ganado por méritos estar en el ranking de The Fork de los 100 mejores restaurantes de España (restaurantematiz.es).

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Con el chef Pablo Molina y el sommelier Hugo García al frente, la experiencia gastronómica comienza siempre con una degustación de aove y pan artesano elaborado en el obrador Juanito del pueblo de Alcaucín. En su carta encontramos delicias para compartir como las croquetas cremosas de jamón con velo ibérico, el tartar de salmón con cítricos malagueños, aguacate de la Axarquía y coral de tinta o unos delicados buñuelos de feria con queso de cabra de Ronda, parmesano, tartufo y anís que resultan tan irresistibles como sorprendentes. Entre sus platos principales lo difícil será elegir, pero buena elección será una ventresca de atún rojo en adobo o el recién premiado canelón de chivo malagueño gratinado. La tarta de queso payoyo o el bizcocho de cerveza negra con tierra de Nutella es el mejor broche dulce.

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Matiz también ofrece un menú degustación por 54 €, que se puede servir acompañado de un maridaje de vinos malagueños (17 €) y otro navideño que incluye aperitivos, matices para abrir boca, de la tierra y dulces (50 €). Y, por supuesto, no faltan las propuestas que ha preparado para los días más importantes de estas fiestas: la cena de Nochebuena (115 €), Navidad (78 €), Fin de Año (135 €) y packs que incluyen alojamiento.

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CÓCTELES NAVIDEÑOS

En el rooftop bar The Top, abierto todo el año, o en el patio interior del Molina Lario de lo que se disfruta es de cócteles de autor con música en directo y el ambiente más cosmopolita. De la mano del joven barman argentino Lautaro Amarilla salen creaciones como un afrutado y refrescante Sherry Passion, a base de vino de Jerez, granadina casera, fruta de la pasión y lima; el Amontillado Sour o el Virgin Mojito, con ginger ale, lima, hierbabuena y nada de alcohol. Para estas navidades ha diseñado un cóctel estrechamente vinculado a la ciudad a base de ron, mango y un sirope de manzana asada que recuerda a las de la feria malagueña.

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ZAMBOMBAS Y DRONES

En el hotel Molina Lario pueden pasar las cosas más inesperadas por Navidad, como verse envuelto en un espectáculo tradicional de zambombas, esos villancicos populares interpretados con el cante, la guitarra flamenca, la percusión y, por supuesto, el instrumento que le da nombre. Aunque tienen como origen Jerez de la Frontera, desde antaño se celebran en las fiestas de los barrios más gitanos y flamencos y, en el mes de diciembre, en las diferentes plazas y calles de Málaga.

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Mientras se toma una copa o unas tapas, desde la azotea también se contempla el espectáculo que estas navidades ofrecen 120 drones sobrevolando al unísono el cielo malagueño (las próximas citas los días 9 y 23 de diciembre). Un privilegiado rooftop con vistas a la catedral que se alza sobre los tejados de la ciudad y tiene el puerto como telón de fondo.

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MERCADILLO DEL MUELLE UNO

El vanguardista Palmeral de las Sorpresas lleva hasta el Muelle Uno, el moderno puerto que desde su reforma se ha convertido en uno de los lugares preferidos de los locales para pasear. En él se ven cruceros atracados, catamaranes que salen a hacer excursiones, músicos callejeros, el singular y colorido edificio del Centre Pompidou y terrazas y restaurantes en las que sentarse a comer o a tomar una cerveza al sol. Así es el invierno en esta ciudad. De camino a la Farola –el único faro en femenino del mundo– y a la playa de la Malagueta, en este centro comercial abierto también se puede echar un ojo a los puestos de su mercadillo de artesanía, moda, decoración. Y los más pequeños, entretenerse en la Aldea de la Nieve, con un iglú, juegos para toda la familia y el trineo de Papá Noel.

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LA RUTA DE LOS BELENES

Una de las tradiciones navideñas más típicas de los malagueños es visitar belenes. Sin salir del centro de la ciudad podemos ver hasta una decena, empezando por el municipal instalado en el ayuntamiento, el de la hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, el de Estudiantes… y el más monumental, el belén napolitano de la catedral, que recrea las escenas navideñas típicas de la ciudad italiana en el siglo XVIII. Lo forman 400 figuras de madera policromada o terracota delicadamente vestidas con sedas naturales. También napolitano es el que se expone en el patio del Museo Carmen Thyssen, otro de los imprescindibles.

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LOS TURRONES Y ROSCOS DE VINO, DE CASA MIRA

En la misma calle Larios abre sus puertas Casa Mira (casamira.es), la heladería más antigua de Málaga, que en Navidad llena sus escaparates y vitrinas de mantecados, turrones (de mazapán, de Jijona, de guirlache y hasta ¡uno de nieve!). También roscos de vino, los mismos que se dejan como detalle en las habitaciones del hotel Molina Lario junto a una botella de vino Quitapenas. En esta época y también el resto del año, los locales se toman aquí sus helados favoritos elaborados de manera artesanal desde 1890. Los hay de infinidad de sabores, pero el de turrón de Jijona tiene numerosos adeptos, como su solicitado blanco y negro, un granizado de café bien cargado servido con helado o nata montada.

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