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La Pasión de Oberammergau

Hasta el 2 de octubre, el pequeño pueblo de Oberammergau, de 5.500 habitantes, ha cumplido la tradición de recordar a sus antepasados que se libraron de la peste de 1633 representando una obra de teatro sobre las últimas semanas de la vida de Cristo, su crucifixión y resurrección. En agradecimiento los salvados entonces prometieron ante el altar que esa representación se realizaría cada diez años con los vecinos del pueblo y así ha sido hasta que hace cien años la gripe española frustró los planes de la La Pasión y en 1920 se tuvo que aplazar a 1922, algo que ha ocurrido de igual manera, de 2020 a 2022, con la epidemia del coronavirus. En la obra participan más de 2.100 actores, cantantes y músicos aficionados locales, casi la mitad de los habitantes de este hermoso pueblo repleto de frescos pintados con escenas históricas y tradicionales en las fachadas de las casas y un puñado de tiendas de artesanía con increíbles tallas de madera.

 

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La abadía de Ettal

A cinco kilómetros de Oberammergau, en un grandioso escenario de los Alpes bávaros, se alza la abadía de Ettal, muy atractiva para turistas, peregrinos y novios que desean casarse en su hermosa iglesia gótica, con su llamativa cúpula, la más alta de Baviera (66 metros). En el recinto que rodea al monasterio hay una fábrica de queso y una de las mejores cervecerías de Alemania, donde los monjes elaboraban esta bebida. El lugar más visitado del monasterio es, sin embargo, una destilería donde se produce un popular licor (seco, dulce y amargo) que los visitantes pueden probar antes de terminar la visita.

 

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Linderhof, el sueño del “Rey Loco”

A Ettal pertenece el Palacio de Linderhof, el más pequeño de los tres castillos que Luis II de Baviera, 'El Rey Loco, construyó. Fue su favorito y el único que vio acabado totalmente (1878). Se trataba de un viejo pabellón de caza utilizado por su padre Maximiliano II, que conoció Ludwig en su infancia y acabó siendo su 'sueño francés'. Que nadie busque en su interior caras o recuerdos de la familia real de Ludwig, los Wittelsbach. Todas las pinturas del palacio reflejan personajes y escenas de la corte francesa de los reyes Luis XIV y Luis XV. En realidad, Luis II pretendía con sus castillos, especialmente en éste y en el de Herrenchiemsee, ya camino de Salzburgo, emular al gran Versalles, pero siempre prefirió habitar Linderhof por su peculiar atmósfera romántica.

 

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Luis II levantó en la mitad del bosque, en uno de esos paisajes que cualquiera puede soñar lejos de la ciudad, este palacio y sus bellísimos jardines de influencia francesa, donde se pueden descubrir varios estilos: el renacentista italiano de sus terrazas, el barroco de los parterres, el inglés del parque o el griego de sus estatuas. Delante de la fachada principal destaca un encantador estanque presidido por una estatua dorada con un espectacular chorro de agua –que alcanza los 22 metros- y por un viejo tilo, algo afectado por el paso de los años, donde el rey tomaba habitualmente sus desayunos.

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En el interior del palacio, al que se accede por el hall con una llamativa figura a caballo de Luis XIV, 'el Rey Sol', no falta el clásico Salón de los Espejos, una constante en todos los palacios de Luis II, aunque al visitante lo que más le llama la atención es la espectacular cama del soberano (2,40 m. de largo por 2,20 de ancho), colocada en un gran dormitorio desde la que el rey disfrutaba de la vista orientada al norte del edificio hacia un bello conjunto escultórico dedicado a Neptuno con varias cascadas de agua.

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En Linderhof, su residencia predilecta pues fue la que más pisó hasta su muerte en 1886, Luis II también hizo realidad otro de sus sueños excéntricos al crear en el final de una pendiente del bosque que rodea al palacio una gruta artificial, conocida con el nombre de Venus, en la que el rey invitaba a sus amigos cantantes para interpretar fragmentos de sus obras favoritas, especialmente de Richard Wagner, del que fue su mecenas. Luis II se paseaba en una barca con forma de concha en un pequeño lago con cascadas, iluminado con luz eléctrica.

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Kandinsky y Münter en Murnau

A unos 20 minutos en coche por la B2, las orillas del hermoso lago Stafelsee, salpicado de islitas y barcas para pescar, constituyen un lugar idílico para detenerse. Este paraje se encuentra en la villa de Murnau, vinculada con el pintor de origen ruso Wassily Kandinsky, pues fue en esta ciudad donde plasmó algunos de sus cuadros más conocidos de su primera época como artista. Le acompañaba también su pareja, también pintora, Garbiele Münter con la que se intaló en Murnau en 1909 tras comprar una casa que también fue pintada por el propio Kandinsky. A menudo los dos artistas recorrían este pueblo cargados con sus caballetes, lienzos y paletas retratando muchos de sus rincones que han cambiado muy poco como el cementerio o el castillo de Murnau. En el museo del castillo se exponen algunas obras de la pareja, clave en la creación del movimiento artístico Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), precursor del expresionismo alemán.

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Los violines de Mittenwald

Tomando rumbo hacia Innsbruck la ciudad de Mittenwald deslumbra por su belleza entre bosques y montañas alpinas. El destino se encuentra en el valle del río Isar a unos 100 kilómetros al sudoeste de Múnich, muy cerca de la frontera con Austria, y fascina por su centro histórico, salpicado de enormes casas tradicionales con sus estructuras de madera, contraventanas de colores y pinturas murales y trampantojos. Casi desde cualquier rincón se divisa la hermosa torre pintada de la Iglesia de San Pedro y San Pablo con un interesante interior barroco. También es famoso el Geigenbau Museum o Museo de la Fabricación de Violines, que rinde homenaje a Mathias Klotz, el primer maestro artesano en la elaboración de violines en esta región alpina. Una escultura recuerda su figura a los pies de la iglesia en esta 'villa de los mil violines', pues el instrumento aparece casi siempre en las fachadas de sus casas pintadas. También resulta muy impactante un Cristo en la cruz bañado en oro en el cementerio de Mittenwald, escoltado por las imponentes paredes alpinas próximas al valle del río Isar.

 

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Zugspitze, la montaña más alta de Alemania

La ruta por la Alta Baviera puede terminaren el imponente pico Zugspitze, con los cuatro valles que la forman, todo un placer para amantes de la naturaleza, esquiadores y alpinistas. Un antiguo tren de cremallera y el moderno funicular, inaugurado en diciembre de 2017, ascienden a 2.962 metros de altura hasta una terraza panorámica de 360 grados en la que se puede divisar en días despejados tres glaciares, el macizo de los Alpes con más de 400 picos y algunas zonas de Italia, Suiza y Austria, además del lago Eibsee, a los pies de la montaña, un precioso lago azul y cristalino, de dos kilómetros y medio de largo con siete pequeñas islas en su cara norte. Este teleférico, que puede albergar en su interior a 120 personas, salva el desnivel más largo del mundo en un solo tramo (1.945 metros) y tiene el soporte de acero más alto en un remonte: un poste de 127 metros, el único de toda la instalación.

 

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¿CÓMO LLEGAR?

Cómo llegar: Lo más aconsejable es volar directamente hasta Munich con compañías como Iberia o Lufthansa y luego tomar un coche para trasladarte por la carretera A-95 hasta Oberau o un tren desde la Estación Central de Munich a Oberammergau con las compañías Eurolines o Meinfernbus.

 

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¿DÓNDE DORMIR?

En Linderhof, Ettal, Schloßhotel Linderhof (schloss-82488.bavariahotels24.com/en/), construido en 1886 y reformado en 2005. Cuenta con una treintena de habitaciones y es un buen punto de partida para realizar rutas de senderismo y ciclismo de montaña. En Oberammergau, Hotel Alte Post (altepost.com), histórico hotel familiar levantado en 1612 con la clásica fachada bávara. En Mittenwad, Gröbl-Alm (groeblalm.de), hotel alpino próximo a la frontera austriaca con destileria de licores propia.

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¿DÓNDE COMER?

En Ettal, Ettaler Mühle (ettaler-muehle.de), ubicado en un antiguo molino de agua, es un edificio barroco de dos pisos con techo a cuatro aguas de 1701 con amplio jardín que puede albergar a 200 personas. En Oberammergau, Ammergauer Maxbräu  (maximilian-oberammergau.de/th_portfolio/maxbraeu), restaurante bávaro con excelente cerveza para degustar en su jardín con vistas a los Alpes. En Murnau, Murnauer Reiter (alpenhof-murnau.com/alpenhofauszeit.html), cocina internacional muy premiada con una magnífica carta de vinos.

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