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Alfonso XI de Castilla le dio Talavera a María de Portugal al casarse con ella en 1328 y, desde entonces, se apellida de la Reina. ¡Menudo regalo! Es una población grande (84.000 vecinos), la segunda mayor de la provincia de Toledo después de la capital. Grande y alargada como el Tajo que la baña. Pero es llanísima, ideal para andar y ver cosas sin fatigarse. Mires donde mires (en los templos, en las fachadas, en los bancos públicos…), hay azulejos. Es la Ciudad de la Cerámica.

 

Ocho experiencias top para vivir Toledo

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DE PUENTE A PUENTE

Si nos gusta hacer ejercicio, una buena forma de empezar a descubrir Talavera de la Reina, con los primeros rayos de sol, es pasear, correr o montar en bici por ambas márgenes del Tajo, uniendo el puente de Castilla-La Mancha y el Reina Sofía (en la imagen). El primero es un gigante atirantado de 192 metros de altura –el puente más alto de España y el segundo de Europa–, construido entre 2007 y 2011. El segundo, un coloso de hierro de 426 metros de longitud, inaugurado en 1908. Por el camino entre uno y otro, veremos también el puente Romano, que de tal solo tiene los cimientos, porque es del siglo XV. Son seis kilómetros de recorrido, incluida la vuelta por la orilla contraria.

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LA CIUDAD AMURALLADA

Dos kilómetros de murallas ceñían la vieja Talavera, un formidable cerco del siglo X que fue reforzado tres centurias después con 17 torres albarranas, ocho de las cuales se conservan completas. En la esquina de la ronda del Cañillo con la calle Carnicería, frente a la Oficina de Turismo (turismotalavera.com), se encuentra el mejor observatorio de las murallas. Para que el visitante se haga un selfi con las murallas en segundo plano y algo típico de Talavera en el primero, existe en dicha esquina un rótulo monumental con el nombre de la ciudad escrito en grandes letras forradas de azulejos. Cerca, además, hay tres visitas imprescindibles: el museo Etnográfico (Ronda del Cañillo, 22), que ocupa una almazara del siglo XVIII; las ruinas romanas del que fue hospital de la Misericordia y ahora es centro cultural Rafael Morales (plaza del Pan, 5), y el museo de Cerámica Ruiz de Luna (San Agustín el Viejo, 13), que exhibe una magnífica colección de alfarería talaverana de los siglos XVI al XX dentro de un antiguo convento agustino.

 

Un día en la Toledo monumental y otro en la natural

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RUTA DE LOS MURALES

La cerámica de Talavera, cuya elaboración ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, abarrota no solo el museo de Cerámica Ruiz de Luna, sino toda la ciudad. En la Oficina de Turismo nos entregarán un mapa para que sigamos sin extraviarnos la denominada Ruta de los Murales. El mural más curioso lo veremos en la ronda del Cañillo, junto al museo Etnográfico: un homenaje a los pescadores del río Tajo de 17 x 3 metros, obra de Antonio García Cerro, en cuyos azulejos aparecen retratados con pasmosa viveza muchos de los actuales vecinos de la ciudad (en la imagen). Además hay diez talleres de cerámica visitables en Talavera. El de San Ginés (ceramicasangines.com) es célebre por haber creado el panel de azulejos pintado a mano más grande del mundo para el Centro de Convenciones de Orán (Argelia): mide la friolera de 2.101 metros cuadrados.

 

Pueblos de Toledo para escaparte cualquier día

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GANADOR DE MASTERCHEF

Para comer, hay dos sitios excepcionales. Una estrella Michelin avala el buen hacer de Carlos Maldonado, ganador de la tercera edición de MasterChef, en su restaurante Raíces (raicescarlosmaldonado.es), donde la cerámica talaverana también es protagonista. Tampoco se come mal en Mazinger (mazingertapas.com): cocina japonesa de vanguardia en un local recién remodelado del casco histórico, con restos a la vista de la primitiva muralla. Mejor no tomaremos en ellos nada de postre. Nos reservaremos para los dulces magistrales que elabora en la pastelería Goxua (Santa Leocadia, 5) Rafael Sánchez, discípulo de Pedro Subijana en su restaurante Akelarre, o para las pastas de vino que venden a través del torno las monjas del convento de San Bernardo (San Bernardo s/n).

 

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LA REINA DE LAS ERMITAS

Después de comer, nada como dar un paseo digestivo por los jardines del Prado y descabezar un sueño sentados en uno de sus preciosos bancos forrados de azulejos. Allí se encuentra la basílica de Nuestra Señora del Prado, que fue un templo romano consagrado a Ceres –la diosa de la agricultura– y cristianizado en el año 602 para dar cobijo a la patrona de la ciudad. Según Felipe II, esta era la reina de las ermitas y, según repiten todas las guías turísticas, es la Capilla Sixtina de la cerámica. En el parque de La Alameda, que está al lado, hay un lago grandecito, de más de 200 metros de largo, con dos puentes revestidos de azulejos. Más de uno, al despertar de la siesta, creerá haber sido abducido y teletransportado al parque sevillano de María Luisa.

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ATARDECER EN EL TAJO

Un plan perfecto para acabar la visita y la jornada: el club de piragüismo Talak (piraguismotalak.com) organiza rutas en kayak por el Tajo, recorriendo las zonas más llamativas de la ciudad. Si elegimos las últimas horas del día, veremos cómo se pone el sol río abajo y cómo se iluminan los puentes y los monumentos.

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NOCHE DE CELEBRACIÓN

Para celebrar este día intenso de descubrimientos, en que Talavera nos ha revelado su cara más apetecible, iremos a La Sastrería (avenida de la Constitución, 1), que los que saben dicen que es una de las mejores coctelerías de España. Dos sitios idóneos para alargar la noche son Circus (Corredera del Cristo, 39), en el antiguo mercado de Abastos, y Arrabal (Corredera del Cristo, 29), en una de las torres albarranas.

 

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MUY PRÁCTICO

Talavera de la Reina se encuentra a 115 kilómetros de Madrid por la A5 y a 80 km de Toledo. Los mejores momentos para visitar la ciudad son la primavera y el otoño, evitando los fríos del invierno y el excesivo calor del verano. El primer sábado de cada mes celebran un mercado medieval. También es señalada su celebración de la Semana Santa así como su fiesta de Las Mondas, justo una semana después. En septiembre, del 21 al 25, celebran las ferias de San Mateo.

Para alojarse dos lugares óptimos, tan céntricos como impecables, son el hotel Blue Windows House (bluewindowshouse.com) y el Be Live City Center (belivehotels.com).

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