Con 48 lugares en la lista de la Unesco, España es el tercer país con más sitios catalogados del mundo, un mérito que trasciende más allá de nuestras fronteras para pasar a formar parte de la cultural universal. Al listado buscan sumarse otros nuevos a partir de verano dignos de ello. Y son...
PASEO DEL PRADO Y EL RETIRO, PAISAJE DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS
Museos de primer nivel, instituciones, espacios naturales o iconos de la ciudad de Madrid. Todo ello unido bajo la marca Paisaje de la Luz (paisajedelaluz.es) opta a una de las nuevas candidaturas a Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Se trata de una superficie urbana de 190 hectáreas –la mayoría espacios verdes– en torno al Paseo del Prado y El Retiro, el gran parque de la ciudad, concebido para reyes y lleno de estanques, fuentes, esculturas, palacios… y de vida. En ella encontraremos más de 20 bienes de interés cultural y tesoros de incalculable valor, entre ellos los tres grandes museos de primer nivel de la ciudad: el Museo del Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Reina Sofía. Un paseo de arte.
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Entre la plaza de Cibeles y la glorieta de Carlos V discurre ese bello bulevar que es el Paseo del Prado, el primero de los paseos arbolados urbanos europeos. Desde el siglo XV fue un lugar de esparcimiento de los madrileños que Felipe II se encargó de acondicionar y embellecer y más tarde se decoró con palacios y fuentes como las de Cibeles, Neptuno y Apolo, bajo el reinado de Carlos III. El llamado Salón del Prado, que en origen pertenecía al monasterio de San Jerónimo el Real, fue modelo para muchas ciudades españolas y latinoamericanas.
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Este gran espacio urbano madrileño en el corazón de la capital, en el que se unen cultura, ciencias y naturaleza, hay muchos otros lugares para descubrir, desde museos como el de Antropología, el de Artes Decorativas, el Naval o el CaixaForum, a instituciones como la Real Academia de la Lengua, el Congreso de los Diputados, el Banco de España, la Casa de América o el Palacio de Cibeles. También el Real Jardín Botánico o monumentos como la Puerta de Alcalá o los hoteles Ritz y Palace.
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RIBEIRA SACRA
Bosques de castaños y robles, viñedos que se asientan en las escalonadas laderas de sus riberas, templos románicos, miradores espectaculares, recorridos fluviales… Así es el paisaje de la Ribeira Sacra, el que dibujan los ríos Sil y el Miño en las provincias de Lugo y Ourense y opta a ser Patrimonio de la Unesco. Su valor no reside solo en su riqueza natural, también en ser testigo excepcional de la cristianización del occidente de Europa, ya en estas tierras se refugiaron eremitas y anacoretas que fueron creando un valioso patrimonio cultural y monástico. Hombre y naturaleza conviven en este paisaje vivo.
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Entre las joyas que podemos contemplar en la Ribeira Sacra destacan los monasterios de San Cristina (en la imagen), Santo Estevo de Ribas de Sil y San Vicente de Pombeiro, templos como el de Santo Estevo de Ribas de Miño, Santa María de Pesqueiras o Santa María de Nogueira, la playa fluvial de A Cova, el cañón del río Mao, que recorre una pasarela, el mirador de Los Balcones de Madrid y otros en Parada de Sil o la fervenza (cascada) de Augacaída.
Por su valor natural, la Ribeira Sacra, además de optar a su designación como Patrimonio de la Humanidad, también aspira a formar parte de las Reservas de la Biosfera de la Unesco, como lo son también la Sierra del Rincón madrileña, Monfragüe, en Cáceres; la Reserva de Urdaibai, en Bizkaia, o la sierra de Grazalema,en Cádiz.
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MENORCA TALAYÓTICA
Nada más y nada menos que 1500 son los monumentos prehistóricos que posee Menorca, y un número así convierte la isla en uno de los yacimientos arqueológicos más grandes del mundo. De Maó a Ciutadella se puede trazar una ruta que va descubriendo los más importantes, entre los que se encuentran el poblado talayótico de Talatí de Dalt o el de Trepucó (en la imagen), próximos a la capital; las navetas de Rafal Rubí; o la necrópolis de Cala Morell, en la costa norte de Ciutadella, entre otros muchos.
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Entre los restos arqueológicos que podemos encontrar en Menorca, veremos espacios funerarios, lugares de culto, asentamientos, grandes construcciones como los talayots y otras más pequeñas, como taulas y navetas, asentamientos… Un extenso muestrario que muestra los vestigios más importantes de esta cultura megalítica que tiene sus orígenes hacia el año 1400 a. C.
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La mayor expresión de la cultura talayótica que conserva la isla es un gran monumento funerario: la Naveta des Tudons (1500 a. C.), a las afueras de Ciutadella. Sorprende por sus dimensiones y también por la romántica leyenda que dice que es la obra de un gigante que pretendía enamorar así a una hermosa joven.