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Las salinas del Carmen son las únicas en funcionamiento en Fuerteventura. Integrado en las instalaciones está su Museo de la Sal, en el que podremos convertirnos en salineros por un día y empaparnos de este oficio que en los últimos dos siglos jugó un papel importante en la vida de la isla.

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Faro de la Entallada, situado en la cima de un acantilado a 200 metros de altura sobre el mar y con vistas al bello espacio natural de los Cuchillos de Vigán.

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El coqueto pueblo de Las Playitas, con sus casitas blancas, a la hora del atardecer.

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En la península de Jandía se encuentas algunas de las playas más paradisíacas de la isla.

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En Ajuy, la erosión provocada por el mar y el viento a lo largo de los siglos ha ido modelando la roca volcánica dando lugar a sus singulares cuevas negras.

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Las singulares cuevas negras de Ajuy.

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Betancuria es un pueblo con mucho encanto que fue la primera capital de Fuerteventura.

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Montaña de Tindaya, uno de los lugares mágicos de la isla.

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El faro del Tostón custodia el pequeño puerto de El Cotillo y es la única construcción en esta zona virgen de la accidentada costa noroccidental de la isla.

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El Parque Natural de las Dunas de Corralejo es una inmensa extensión de 2700 hectáreas de dunas fijas y móviles que se extienden paralelas a la costa.

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Frente a Corralejo se levanta la pequeña isla volcánica de Lobos, en otro tiempo refugio de piratas y hoy una excursión imprescindible para conocer uno de los espacios protegidos de Fuerteventura.

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