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BOSQUE DE BIALOWIEZA (POLONIA Y BIELORRUSIA)

En la frontera entre Polonia y Bielorrusia, Bialowieza es el último bosque primario de llanura que queda en Europa, donde todavía sobreviven algo más de 400 bisontes en libertad, los mamíferos terrestres salvajes más grandes del continente. Toda una reliquia que permite asomarse a una Europa hoy desaparecida que en su tiempo estuvo tapizada entera de árboles. Más de 5.000 tipos de plantas se concentran en sus 10.500 hectáreas, además de cerca de 20.000 especies de animales.

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GOLFO DE PORTO-LAS CALANQUES (FRANCIA)

El tramo de sinuosa y abrupta costa que discurre entre Cassis y Marsella parece obra de duendes. Es una sucesión de blancos y escarpados acantilados, conocidos como calanques, que se extiende a lo largo de 20 kilómetros y se precipitan a plomo sobre el mar azul. La caliza blanca contrasta poderosamente con el azul turquesa de unas aguas que llevan siglos batiéndose contra la roca. La zona es un paraíso de los amantes del submarinismo, de la escalada y el senderismo.

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LA CALZADA DE LOS GIGANTES (REINO UNIDO)

No es una calzada al uso, sino un conjunto de 40.000 columnas de basalto de peculiares formas geométricas y algunas de más de 160 metros de altura creadas por la actividad volcánica hace 60 millones de años que son toda una lección de geología. Para añadir más misterio a este paisaje del condado de Antrim, el lugar tiene tras de sí una leyenda, la que cuenta que fue un gigante guerrero el que la construyó para cruzar hasta Escocia y luchar contra sus enemigos.

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DELTA DEL DANUBIO (RUMANÍA)

Entre Ucrania y Rumanía se encuentra la zona mejor conservada del Danubio, con estatus de Reserva de la Biosfera por la Unesco. Una de las experiencias que no se olvidan es navegar por sus aguas para explorar este paraíso natural con centenares de especies de plantas, fauna dulceacuícola y millones de aves migratorias que es, además, el mayor y mejor conservado de los deltas fluviales europeos. El destino perfecto para amantes de la naturaleza en estado puro / © shutterstock

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LOS DOLOMITAS (ITALIA)

Al norte de Italia se encuentra esta región de amplísimos valles cubiertos de bosques y prados desde los que se alzan, recortándose verticalmente por centenares de metros, los numerosos y aislados macizos montañosos alpinos. Una sierra declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco que luce en todo su esplendor en lugares como el Valle de Fassa, con encantadores pueblos de montaña como Moena, Vigo di Fassa y Canazei, y que, en invierno, es destino para los amantes del esquí / © shutterstock 

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JUNGFRAU-GLACIAR ALETSCH (SUIZA)

Subir al Jungfrau, en el Jungfraubahn, es probablemente uno de los trayectos ferroviarios más caros del mundo, pero vale la pena.  El tren parte de la estación de Kleine Scheidegg para adentrarse en las profundidades del Eiger, donde realiza dos paradas en sendas estaciones subterráneas con ventanas a la cara norte y al glaciar. El destino final es la Jungfraujoch, la estación de tren más alta de Europa, a 3.345 metros de altura y a los pies de los 4.158 de la cumbre del Jungfrau. La vista, espectacular, domina todo el nacimiento del glaciar Aletsch, que, con 22 kilómetros de longitud, es el más largo de los Alpes / © shutterstock 

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GRUTA DE ŠKOCJAN (ESLOVENIA)

La de Škocjan es una de las cuevas más sorprendentes del mundo, como lo es la experiencia de adentrarse en ella a través de una enorme oquedad o depresión caliza conocida como dolina, para observar el cañón que el río Reka ha tallado bajo tierra. El espectáculo interior es tan grandioso –con las curiosas formaciones calizas, las bóvedas colosales y el sendero suspendido un centenar de metros sobre las aguas que corren por el fondo– que la Unesco ha incluido la cueva en su lista del Patrimonio de la Humanidad / © shutterstock 

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BOSQUE DE LAURISILVA DE MADEIRA (Portugal)

La naturaleza se empleó a fondo en este archipiélago portugués formado por dos islas habitadas (Madeira y Porto Santo) y otras mantenidas como parque natural (Desertas y Selvagems). Por ello, en esta isla a lo que hay que entregarse es a las actividades de ecoturismo que pasan por sus fascinantes jardines con plantas subtropicales, sus abruptas montañas, los múltiples senderos que discurren por sus características levadas y, sobre todo, sus bosques de laurisilva, declarados Patrimonio de la Humanidad.

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MAR DE FRISIA (ALEMANIA)

Muchas de las maravillas naturales de Alemania son muy poco conocidas fuera de sus fronteras, como la costa noroeste, la que se abre al mar del Norte, entre Dinamarca y los País Bajos. Entre ella y el rosario de islas arenosas de las Frisias está el mar que les da nombre, un lugar donde las mareas son muy frecuentes y el mar poco profundo, por lo que durante la bajamar se convierte en una especia de marisma por la que se puede caminar. Algo, probablemente, único en el mundo / © shutterstock

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LAGOS DE PLITVICE (CROACIA)

Los manantiales naturales más espectaculares de Europa han dado origen en la región croata de Lika a los lagos de Plitvice, un mosaico de aguas esmeraldas y turquesas encadenadas por escalones de cascadas e inmersas entre espesos bosques vírgenes de hayas, abetos y pinos convertidos en parque nacional. Se descubren a pie, en tren y en barco.

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