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TEMPLO DORADO DE AMRITSAR

Descalzos y con la cabeza cubierta se entra en este templo realizado en oro que es uno de los tesoros más sagrados de los sijs. Situado al oeste de India y muy cerca de la frontera de Pakistán, es un lugar de peregrinaje al que todos los fieles de esta religión deben ir al menos una vez en la vida para purificarse y bañarse en las aguas del lago que le rodea. Su arquitectura es una representación simbólica del pensamiento sij.

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BOMBAY

Con más de 20 millones de habitantes, esta megalópolis no solo es la ciudad más poblada de la India, es un mundo en sí misma, donde conviven las casas más caras del mundo y el mayor bosque tropical urbano con algunos de los barrios pobres más grandes de Asia. Pero Bombay (o Mumbai, el nombre oficial) es también el gran motor financiero del país, la capital de la mayor industria cinematográfica (Bollywood), el epicentro de la moda, un importante centro cultural con universidades, teatros, museos y numerosos edificios, y en cuyo corazón acoge algunos de los edificios coloniales más señoriales del país, dos de ellos parte del Patrimonio de la Unesco: la Terminal Ferroviaria y los templos de la cueva de Elephanta.

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CUEVAS DE AJANTA Y ELLORA

Al sur del país, accesibles desde la ciudad de Aurangabad, se encuentran estas cuevas, a un centenar de kilómetros una de otra, que acogen decenas de templos espectaculares excavados en la roca. Explorarlas invita a sentirse un aventurero arqueólogo por los tesoros –pinturas, estatuas…– que han escondido durante siglos estas aún misteriosas construcciones.

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HAMPI

Hampi hoy no es más que una modesta aldea del estado sureño de Karnataka, pero en otro tiempo fue el epicentro de una poderosa alianza de pueblos hindúes, el imperio Vijayanagar, de cuya opulencia han quedado centenares de templos que la Unesco ha tenido a bien reconocer como
Patrimonio de la Humanidad. En algunos de estos santuarios tienen lugar las celebraciones del afamado festival de Hampi, una muestra del desbordante color y vida de este pueblo.

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PUSHKAR 

Durante todo el año, la pequeña ciudad santa de Pushkar es testigo de un discreto goteo de peregrinos que llegar hasta aquí para visitar su templo de Brahma, hacer sus baños rituales en las escalinatas o ghats de su lago sagrado o lanzar sobre las aguas millares de lamparitas de aceite y ofrendas al caer el sol. Pero cuando se acerca la luna llena de noviembre, esta ciudad a orillas del desierto del Thar se transforma para celebrar la mayor feria de ganado de la India, un ancestral espectáculo rebosante de colorido donde la espirutalidad convive con la tradición. El alma de la feria es la compraventa de camellos.

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TAJ MAHAL

En Agra y a orillas del río Yamuna se alza este símbolo perpetuo del amor, un mausoleo fascinante donde cada detalle de este imponente conjunto de edificaciones es un alarde ininterrumpido de belleza. Fue el emperador
musulmán Shah Jahan quien lo mandó edificar como ofrenda póstuma a su esposa favorita, Mumtaz Mahal, que le dio catorce hijos y falleció en el último parto.

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RAJASTÁN

Al norte de la India existe una región donde aún perviven el lujo y el esplendor de la época de los marajás. En el Rajastán, cuyo nombre significa “Tierra de reyes”, un destino que sigue fascinando por la magia que desprenden sus espectaculares palacios, sus fortalezas surgidas en medio
del desierto, sus coloristas ciudades –especialmente Jaipur, su capital, conocida como la “ciudad rosa” por el color de sus edificios–, pero también Udaipur, Jaiselmer o Jodhpur– y, por supuesto, por el encanto de sus gentes.

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TEMPLO DE RANAKPUR

Los dioses jainistas son 24 y es al más conocido, Rishabha, más conocido como Adinath, a quien esta dedicado este templo que es el mayor de los templos de esta religión en la India. Localizado en el estado asiático de Rajastán, fue levantado en
el siglo XV y es una maravilla arquitectónica sostenido por 1.444 columnas de mármol todas diferentes y esculpidas con maestría y con una cúpula que es una auténtica obra de encaje.

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BENARÉS

El río más sagrado de la India es el Ganges y a sus orillas toma asiento la colorida ciudad de Benarés, la más antigua del mundo, fundada por los dioses hace más de tres mil años. Sobre su ribera fluvial se extienden los ghats, los tramos de escalinatas o gradas en los que los devotos de Shiva descienden para bañarse en sus aguas y purificarse de sus pecados. Contemplar desde un pequeño barco el espectáculo al amanecer o al atardecer resulta de lo más sobrecogedor y mágico.

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KERALA

Kerala es el principal destino de quienes buscan un tratamiento basado en el ayurveda, esa modalidad de medicina basada en los masajes, los preparados con las hierbas que crecen abundantemente por esta región del sur de la India. Pero en esta bellísima porción del país también un imprescindible es navegar por los célebras backwaters a bordo de una de esas barcazas que antaño transportaban el arroz que crece en sus campos y recicladas permiten adentrarse en este lírico universo anfibio.

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NUEVA DELHI

La capital de la India tiene mucho de misterio, de magia y también de caos. Son 25 millones de personas los que viven en la moderna Delhi, un caótico conjunto de fortificaciones medievales, mausoleos mongoles, polvorientos bazares y enormes centros comerciales que hacen de ella una cautivadora ciudad que tiene en la Puerta de India, un memorial en recuerdo a Gandhi, el Qutab Minar –el minarete más alto del mundo– y el mausoleo de Humayun, algunos de sus principales puntos de interés.

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