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ÉTRETAT
Es esta playa de la costa francesa de Albâtre, en Normandía, y la verticalidad de los acantilados que la protegen los que inspiraron a numerosos artistas. Basta situarse en ella para entenderlo. Así lo hizo Claude Monet -también otros como Eugêne Boudin o Gustave Courbet-, quien retrató en su lienza el famoso arco natural que algunos llamaban “El ojo de la aguja” y que él bautizó como Étretat, l'aiguille et la falaise, pintado en 1885. Para entender la magnificencia del paisaje se puede subir a un pequeño barco o caminar por las alturas de estas majestuosas escarpaduras, y admirarlas desde todos los puntos de vista.

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ANGLET
A Anglet se la llama “la Pequeña California”, y es que en sus 4,5 kilómetros de fachada marítima se suceden hasta 11 playas. Si la de la Petite Chambre d’Amour la vigila un faro que domina también el acantilado del cabo de Saint-Martin, la del Club es una pequeña ensenada encajada entre dos espigones que desaparece cuando sube la marea. Urbana es la de Sables d’Or, y más cosmopolita y orientada a los jóvenes la de Marinella. También las hay de naturaleza salvaje como la del Océan, familiar como La Barre y, famosa por sus olas, la de Cavaliers.

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QUIBERON
La península de Quiberon tiene dos caras: la del oeste, entre el castillo Turpault y la punta del Percho- es una espectacular costa salvaje en el que las olas se baten con fuerza contra los acantilados y se contemplan soberbias panorámicas, como la que hacia Belle-Île regala la punta de Beg-er-Goalennec. En la del este se suceden bonitas playas de arena fina. En total 30 kilómetros de litoral con una gran variedad de paisajes que hacen de esta península uno de los destinos de playa más populares de Bretaña.

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DEAUVILLE
Deauville es una ciudad de Normandía elegante y con buen gusto se mire por donde se mire. Destino clásico de los pudientes europeos, l, lo evidencian sus hoteles, su casino, su mercado de la plaza Morny, su programación cultural y sus carreras de caballos, toda ser una referencia para los aficionados al mundo ecuestre gracias a sus carreras de caballos. Pero también su playa, enmarcada por su paseo marítimo de madera. En la arena un campo multicolor de sombrillas y cabinas de playa que ofrecen un espectáculo sorprendente y que adquiere una nueva dimensión cuando la ciudad acoge el festival de cine americano.

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PETIT SPÉERONE
Dicen que esta playa de Bonifacio es la más bella de Córcega y una de las más bonitas de Francia. Y tal vez lo sea, aunque sea pequeña. Pero a cambio su arena es fina y sus aguas cristalinas y de un azul turquesa intenso. Situada en una diminuta bahía y protegida por dos lenguas de tierra, es un lugar perfecto para sentarse y contemplar su precioso entorno pero también para los que se animan con el snorkel o los niños, por sus aguas poco profundas. Muy cerca queda la más grande de Gran Spérone.

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PLAGE DU A SILLON
No una sino tres son los arenales que forman playa Sillon, en la región de Bretaña: Grande, Hoguette y Rochebonne, que, con sus tres kilómetros de extensión, es la playa de arena más grande de Saint-Malo. Un dique orilla el primero, proponiendo un agradable paseo bordeado de numerosas villas construidas a finales del siglo XIX. Cuando sopla el viento, lo que se impone es jugar con las cometas o practicar windsurf mientras se contempla de lujos el castillo de Saint-Malo y los fuertes construidos intromuros de esta antigua ciudad corsaria.

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HENDAYA
En el sur de Francia, haciendo frontera con España y justo al otro lado del río de Hondarribia, Hendaya es un pueblo con encanto que presume de bonitas casas de estilo vasco, de su castillo Abaddia y de una playa de tres kilómetros de fina arena que gusta tanto a familias como a surfistas. Pero por si no fuera suficiente, también alardea de una costa de impresionante belleza, en la que afloran esas formaciones rocosas llamadas flysch, a las que se accede desde los senderos que discurren a lo largo de la costa.

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PALOMBAGGIA
En la zona meridional de la isla de Córcega y muy cerca de la animada Porto Vecchio, famosa por su puerto deportivo, está esta playa de aguas poco profundas, arena blanca y aguas que van del azul al verde. La escoltan suaves colinas y, más próximos, los centenarios pinos donde los bañistas encuentran refugio en su sombra. Los que quieren tomar distancia se suben a un barco y disfrutan de la playa flotando en el agua, otros se sumergen haciendo snorkel y muchos más pasean por sus dos kilómetros de extensión o se sientan a divisar el archipiélago de las islas Cerbicale.

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PAMPELONNE
Esta playa de la idílica ciudad de Ramatuelle es un lugar mítico de Saint Tropez, sobre todo, desde que en 1956 el director de cine francés Roger Vadim la eligiera para rodar en ella algunas escenas de Y Dios creó a la mujer, protagonizada por su esposa, una sensual Brigitte Bardot. La que es una de las más famosas de la Costa Azul, es una playa extensa, de arena dorada y aguas turquesas que cambian de color por la posidonia que se esconde en sus profundidades. Perfecta para pasear hasta los acancilados rocosos, hacer vela, bañarse emulando a BB o tumbarse al sol y olvidarse del mundo.

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