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WASHINGTON (EEUU)
El camino entre el Capitolio y el monumento a Jefferson está flanqueado por miles de cerezos japoneses que el alcalde donó en 1912 a Estados Unidos y que cuando florecen son el mejor anuncio de la llegada de la primavera. Estos 3.000 árboles un símbolo de la amistad entre Japón y Estados Unidos y la celebración del Festival Cherry Blosson lo recuerda cada año.

Descubriendo Washigton D.C. en primavera

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BOSQUE DE HALLERBOS (BÉLGICA)
Este bosque de color azul y violeta de Bélgica parece sacado de un cuento de hadas. Su denso tapiz de flores campanilla que crecen y florecen en él en primavera y a principios de verano le otorga ese aspecto que parece irreal.

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BOSQUE DE OMA (VIZCAYA)
Hace algo más de 30 años el artista Agustín Ibarrola tuvo la idea de animar con su arte un bosque de pinos situado en el tranquilo y aislado valle vizcaíno de Oma. Y lo hizo con líneas de colores, símbolos y figuras geométricas y naturalistas que se agarran a las rugosidades de los troncos y crean una obra que da volumen, profundidad y movimiento a un mundo aparentemente estático. El bosque se localiza en el municipio de Kortezubi, a escasos 3 kilómetros del parking de Lezika-Basondo, que es donde se aparca el vehículo y comienza el recorrido a pie, de unos 7 kilómetros, por un paraje natural incomparable, rodeado de pastos y bosques frondosos.

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TÚNEL DE WISTERIA (JAPÓN)
Todos los que pasean por el maravilloso Jardín Botánico de Fuji Kawachi de la ciudad de Kitakyushu, entre Tokio y Shanghái, pasan por este fantástico túnel que las glicinas han convertido en uno de los lugares más fantásticos, sorprendentes y románticos que se pueda imaginar. Esta singular especie trepadora del género Wisteria se enrosca formando una tela envolvente con un colorido espectacular que cuando florecen en primavera es toda una explosión de color que más parece salida de un sueño o una pintura que de la realidad.

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LA TOSCANA (ITALIA)
En primavera –y también en otoño-, el ondulante paisaje de esta deliciosa región del centro de Italia tachonada de cipreses, con colinas de viñedos cultivadas desde hace siglos y pueblos aquí y allá con tanto encanto como Lucca, Volterra o San Gimignano invitan a una escapada para los sentidos.

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FUKUI (JAPÓN)
El hanami es una de las razones para viajar a Japón en primavera. En la prefectura de Fukui, las márgenes del río Asuwa están cubiertas de unos 600 cerezos a lo largo de 2 kilómetros, lo que le convierten en uno de los sitios favoritos de la gente de la zona para disfrutar del sakura, el cerezo en flor, uno de los símbolos más conocidos de la cultura japonesa.

Así lucen cada primavera los cerezos en flor de Tokyo

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PATIOS DE CÓRDOBA
Los patios son la quintaesencia de la estética andaluza, con sus paredes encaladas, sus macetas de geranios, su pozo, su empedrado de chinos, sus rejas artísticas y, sobre todo, el olor al jazmín y al azahar de los naranjos que perfuman el ambiente en primavera. Cuidados con esmero, los hay que forman parte de casas populares y otros se encuentran en conventos y palacios señoriales. Los más afamados se encuentran en los barrios más humildes, como los de las calles Postrera, Martín de Roa y San Basilio. Y también en la Judería y la Ajerquía. Pero si hubiera que buscar un lugar que fuera resumen de todos los patios de la ciudad ese sería el Palacio de Viana, el prototipo de la gran casa señorial andaluza cuyo interior atesora doce patios todos diferentes, donde pende un rumor permanente a agua y naturaleza, a hechizo y romanticismo…

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JARDÍN DE KEUKENHOF (HOLANDA)
En la pequeña localidad holandesa de Lisse, a unos 20 kilómetros de la capital holandesa, está el mejor lugar para disfrutar de la primavera en los Países Bajos, con sus maravillosas obras de arte, sus sorprendentes jardines de inspiración, sus múltiples exposiciones y sus más de seis millones de flores. Cada año se plantan de nuevo y se arreglan en colaboración con varias revistas de jardinería según las tendencias de actualidad. El jardín de Keukenhof forma parte de la extensa finca del castillo de Teylingen, ubicado en una zona de bellos bosques. Además de pasear en bicicleta por su entorno, también se puede viajar en unas barcas eléctricas llamadas “de los susurros” que navegan respetando el medio ambiente y casi sin hacer ruido por el bello paisaje holandés.

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DESIERTO DE MOJAVE (EEUU)
Decían en la película Casino de Martin Scorsese, que el desierto es todo aquello que rodea Las Vegas y donde se solucionan la mayoría de problemas de esta ciudad. Obviamente eran tiempos distintos y ahora más que problemas el de Mojave –que debe su nombre a la tribu de indios americanos que antes ocupaba estas tierras, con base no muy lejos de donde hoy se levantan los resorts de Las Vegas– es toda una atracción que se reparte entre los Estados de Nevada, Utah, Arizona y California, y limita con el Valle de la Muerte y el desierto de Sonora. Aunque la flora en Mojave es escasa y propia de un desierto, pero pueden encontrar plantas como yucas, el árbol Joshua o la estrella del desierto, que en primavera también dan color al paisaje.

Calma abismal en los cañones de Utah

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VALLE DEL JERTE (CÁCERES)
En cuanto el más de un millón y medio de cerezos que cubren las laderas de las montañas se llenan de flores blancas, el valle cacereño del Jerte se transforma en un lugar mágico. Un colorido espectáculo que también se celebra por todo lo alto con una fiesta de interés turístico nacional, este año del 31 de marzo al 8 de abril, en la que cabe de todo en los pueblos del valle, desde actividades gastronómicas a exposiciones, recreaciones, rutas por la sierra y hasta una lluvia de pétalos blancos (turismovalledeljerte.com).

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