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Aunque Eslovenia pasa por ser uno de los países más pequeños de Europa, es el segundo más boscoso de Europa y atesora un sinfín de atractivos de primer orden, especialmente su paisaje. En los Alpes Julianos esconde su único parque nacional, Triglav, al que da nombre la montaña más alta del país y que reúne altas montañas, valles glaciares profundos, cresterías, desfiladeros, lagos, ríos, cascadas, praderas alpinas y pueblos de vistosas tradiciones.    

Al Parque Nacional de Triglav se accede por una de las carreteras más impresionantes de Europa, la Ruska Cesta, que va de Kranjska Gora hasta Bovec y pasa, muy cerca de Vrsic, por la Capilla Rusa, una pequeña y recoleta iglesia de madera.

Después de varias vueltas y revueltas se llega al puerto o paso de Vrsic, donde hay que hacer una parada para disfrutar de las vistas y empezar ya a descender por el valle del río Soca, no sin antes visitar el monumento al Dr. Julius Kugy, un alpinista y escritor que cantó las bellezas de este parque.

En la pequeña población de Trenta está el Centro de Interpretación del parque, desde donde parten excursiones por sus senderos señalizados o se informa de la subida al pico Triglav, que, con sus 2.864 metros de imponente piedra caliza, es objeto de devoción para los eslovenos, que consideran un honor escalarlo al menos una vez en su vida.

Un bonito sendero lleva hasta la cinematográfica granja Kekec. Y después merece la pena hacer una parada en Bovec para visitar la granja Bee Happy, donde descubrir todo lo relacionado con el mundo de las abejas y la miel.

A partir de Bovec, el río Soca se empieza a hacer más salvaje, ideal para los amantes del rafting y del piragüismo. Más allá espera la ciudad de Tolmin, puerta meridional de entrada a Triglav, y punto de partida para seguir el recorrido circular por las gargantas de Tolmin, acompañando a los ríos Tolminka y Zadlascica descubriendo sus desfiladeros, barrancos, saltos de agua, cañones, cuevas, puentes...

Más información: Turismo de Eslovenia

Continúa la galería para descubrir los impresionantes paisajes de este parque nacional.

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A lo largo de la senda que discurre por las gargantas de Tolmin se descubren espacios naturales tan bellos como una roca en forma de triángulo encajada entre el cañón a la que llaman el Salto de la Cabeza de Oso, y con la Gruta de Dante, en la que se dice por estos pagos que se inspiró el poeta para recrear su particular Infierno de la Divina Comedia.


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En las proximidades de la ciudad de Tomlin, la población más grande del valle del río Soča, se encuentran los desfiladeros de Tomlin, a los que se llega por caminos que parecen grabados en las rocas.

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La cascada de Boka es una de las más altas de Eslovenia, gracias a sus dos saltos de 106 y 30 metros respectivamente y es visible desde la carretera que une Bovec con Zaga.

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En Triglav se hallan más de 40 cumbres que superan los 2.000 metros de altitud.

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El recorrido de las gargantas de Tomlin discurre acompañando a los ríos Tolminka y Zadlascica, para descubrir sus desfiladeros, barrancos, saltos de agua, cañones, cuevas, puentes...

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La iglesia memorial del Espíritu Santo de Jacorva fue construida en 1916, durante la Primera Guerra Mundial, por soldados austro-húngaros en memoria de los miles de compañeros que murieron en esa zona.

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Triglav, el único parque nacional del país y de los más antiguos de Europa, es un santuario natural cuyos límites se corresponden casi en su totalidad con la superficie de los Alpes Julianos en Eslovenia. En la imagen, el lago Jasna.

Más información: Turismo de Eslovenia

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Cocina con mimo en el hotel Casa Franko, en Kobarid.

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A partir de Bovec, el río Soca, con sus aguas de color esmeralda, se empieza a hacer más salvaje, ideal para los amantes del rafting y del piragüismo, que proliferan en cualquier recodo del río, sobre todo en épocas de deshielo.

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Un bonito sendero lleva hasta la granja Kekec, muy conocida en este país por ser aquí donde se rodó una de las películas más famosas de Eslovenia: Buena suerte, Kekec

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Monumento al rebeco en el lago Jasna, en realidad dos lagos artificiales conectados entre sí en las inmediaciones de Kranjska Gora. 

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El Museo de Kobarid narra los hechos ocurridos durante la I Guerra Mundial en el Frente de Izonso, escenario del mayor enfrentamiento montañoso de la historia de la humanidad.

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Si hay algo que subrayar en la idiosincrasia del pueblo esloveno es precisamente su amor por la naturaleza, que siempre intenta proteger y conservar. Una vida que no esté conectada con el campo es inconcebible para los habitantes del segundo país más boscoso de Europa.

Más información: Turismo de Eslovenia
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Habitación del hotel Casa Franko, en Kobarid, la localidad en la que se encuentra el museo sobre la I Guerra Mundial, que tuvo aquí uno de sus peores escenarios. Desde él se hacen visitas guiadas a la ruta de las trincheras de Kolovrat. Testigos de esta batalla, fue Ernest Hemingway, que resultó herido en ella y describe en su libro Adiós a las armas.

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