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FLORENCIA

Es una de las ciudades más bellas de Italia. En sus espectaculares panorámicas ya asoman la Catedral con la torre de Giotto y el palacio Vecchio con la torre de Arnolfo, que cuenta con 94 metros de altura. Pero en su interior, Florencia es mucho más, es una ciudad que rezuma arte e historia por los cuatro costados, en pinceladas imprescindibles como el Duomo, el Baptisterio de San Juan, la basílica de Santa Croce, Santa María Novella, el Ponte Vecchio y la propia basílica de Santa María de las Flores, la insigne Catedral de esta ciudad.

No dejes de: visitar la Galería de los Uffizi, uno de los museos más importantes del mundo y la galería de la Academia, donde se encuentra el famoso David de Miguel Ángel.

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PORTOFINO

Entre Génova y La Spezia, el pueblo de Portofino se ha convertido en uno de los rincones más chic del Mediterráneo. Y es que, al encanto de esta coqueta villa marinera encajonada en un pequeño entrante entre un arbolado promontorio y el mar, donde sus casitas de colores se asoman hacia su puerto pesquero, se le ha sumado la estampa de los megayates que los más acaudalados anclan para refugiarse en este bello secreto a voces italiano.

No dejes de: pasar por su castillo, la iglesia barroca de San Giorgio y su célebre piazzetta, como visitas imprescindibles.

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PUEBLOS DE LOS ALPES (LOS DOLOMITAS)

Formando parte de los Alpes Orientales, al norte de Italia, se encuentra la región de los Dolomitas. Su aspecto está caracterizado por amplísimos valles cubiertos de bosques y prados desde los que se alzan, recortándose verticalmente por centenares de metros, los numerosos y aislados macizos montañosos. Una sierra declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco que luce en todo su esplendor en lugares como el Valle de Fassa, con encantadores pueblos de montaña como Moena, Vigo di Fassa y Canazei, componiendo un destino muy atractivo para los amantes del esquí.

No te pierdas: la ciudad de Trento, a orillas del río Adigio, donde destaca la plaza del Duomo, el castillo del Buonconsiglio y la catedral del siglo XIII.

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POMPEYA

Muy cerca de Nápoles se encuentran los restos de la sepultada ciudad de Pompeya que, junto a Herculano, fueron devastadas por la lava del Vesubio. Hoy sus restos se mantienen y dan muestra del refinamiento de estas ciudades entre sus templos y villas, que suponen todo un atractivo para los amantes de la arqueología, y donde pueden verse incluso los moldes que dejaron los cuerpos de los habitantes que no pudieron escapar de la erupción.

No te pierdas: la basílica, el foro y el teatro, como edificios principales de la vida de Pompeya, además del curioso lupanar, un antiguo prostíbulo del que se conservan sus rudimentarias camas y algunas pinturas eróticas en sus paredes.

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TAORMINA

Encaramada a la ladera de una montaña escarpada, a la vera del monte Etna y compuesta de calles empedradas y coquetos comercios, Taormina es una joya irresistible de la isla de Sicilia. Fuente de inspiración para numerosos artistas, escritores y lugar de placer para numerosas estrellas de Hollywood de los años 50 y 60, invita a ser recorrida por sus plazas como la de Vittorio Emanuele, a disfrutar de su peso histórico en el Teatro Greco y a maravillarse con la belleza de Isola Bella.

No dejes de: hacer un tour al monte Etna, el volcán más alto y activo de Europa.

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LAGO COMO

Con una de las aguas más profundas de toda Europa, el lago Como deja escenarios irrepetibles donde toman asiento en sus orillas empinados pueblos, con bosques y colinas a su alrededor, que tienen como telón de fondo la cordillera alpina y una mezcla entre el paisaje típico de la Lombardía y el encanto Mediterráneo.

No te pierdas: sus encantadores pueblos, como los medievales Brienno y Laglio; Cernobio, que acoge el legendario hotel Villa d´Este y Candenabbia, con los famosos jardines de Villa Carlotta.

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ROMA

La ciudad que tiene casi 3.000 años de antigüedad puede extasiar con su belleza en un par de días, aunque para recorrerla por completo haga falta una eternidad. Los restos arqueológicos del monte Palatino con el famoso Coliseo de fondo, sentarse en las escalinatas de la piazza di Spagna, tirar las monedas de rigor a la Fontana di Trevi con el firme deseo de regresar y ver atardecer desde el Campidoglio con el Foro romano a sus pies, componen solo la punta del iceberg de todo lo que hay por hacer en la capital italiana.

No dejes de: visitar el barrio de Trastevere, el más bohemio y popular de Roma. Y por supuesto, El Vaticano, con la impresionante basílica de San Pedro y su Capilla Sixtina.

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CAMPOS DE LA TOSCANA

Uno de los paisajes más bucólicos de Italia, sobre todo en la época otoñal, son los campos de la Toscana, que dibujan una campiña de ondulante paisaje con colinas de viñedos cultivadas desde hace siglos, de donde salen algunos de los mejores vinos del mundo. Aquí los atardeceres impresionan y dejan estampas muy difíciles de olvidar, en una región que engloba ciudades como Pisa, Siena y Florencia.

No te pierdas: pueblos de bella factura como San Gimignano, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, de corte medieval y enclavado en lo alto de las colinas de la Toscana.

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CERDEÑA

Es una de esas islas paradisíacas del Mediterráneo que cuenta con playas deliciosas como las de Costa Esmeralda y exclusivos hoteles en lugares como Porto Cervo y Porto Rotondo. Además, presume de pintorescos cascos antiguos como el de Alghero y una bella capital volcada al mar, como es Cagliari.

No te pierdas: los misteriosos restos megalíticos de Nuraghe Albucciu y las ruinas del templo di Malchittu. También merece una visita el archipiélago de La Magdalena, compuesto por siete islitas rodeadas de aguas de transparencias caribeñas

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LE CINQUE TERRE

En el norte italiano, frente al golfo de Génova, se encuentran cinco pueblos medievales de casitas de colores que trepan por los acantilados en los que se sitúan, entre paisajes de viñas y olivares y cultivos de terraza. Monterosso, con las mejores playas; Vernazza, con una ensenada natural que sirve de refugio a los barcos; Corniglia, el más pequeño y el único que no toca el mar; y los encandiladores Manarola (en la imagen) y Riomaggiore, componen la zona conocida como Le Cinque Terre, que junto al pequeño Parque Nacional que los rodea, han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

No te pierdas: La caminata por la vía dell’Amore entre Riomaggiore y Manarola, una de las más fáciles y espectaculares que convierten a Le Cinque Terre en un paraíso también para los senderistas. 

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CANALES DE VENECIA

La ciudad de Venecia es un mágico laberinto de canales donde se suceden iglesias, palazzos y plazas de increíble monumentalidad, que se aprecian de una manera única subiendo a una de las típicas góndolas. Aquí no hay coches ni taxis al uso, solo los acuáticos, y sus calles empedradas se antojan ideales para un paseo. La Piazza San Marco, el salón más bello de Europa según Napoléon, llega a inundarse en ocasiones con los cambios de marea. Una vez en ella, es imprescindible subir al Campanile para deleitarse con las vistas, visitar el Palazzo Ducale y acercarse al famoso Puente de los Suspiros.

No te pierdas: la bucólica isla de Murano, con sus casitas de colores asomadas al agua y donde es posible ver cómo se producen sus famosos vidrios.

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TORRE DE PISA

Una de las imágenes típicas de Italia, la torre con la que todo el mundo quiere hacerse la foto dando la impresión de que la sujetan para que no se caiga. El campanario de Pisa forma parte del conjunto monumental de la plaza dei Miracoli, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, junto al Duomo, el Baptisterio (en la imagen) y el Cementerio Monumental, de imprescindible visita una vez se ha visto la torre inclinada.

No dejes de ver: la plaza dei Cavalieri, el lugar más conocido de Pisa después de Miracoli. Aquí asoman un buen puñado de edificios e iglesias renacentistas, donde destaca el Palacio dei Cavalieri.

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COSTA AMALFITANA

En la Strada Statale 163, encajonada entre la montaña y el mar, se encuentra uno de los tramos costeros más soberbios de la Europa mediterránea. A tiro de piedra de Nápoles, esta sucesión de acantilados, viñedos y huertos de limones, dan paso a casas y mansiones que asoman desde lo alto de los cerros con unas vistas espectaculares al mar. Pueblos como Vietri sul Mare, famoso por sus cerámicas; adorables villas como Minori y Atrani; el aristocrático Ravello, con sus callejas y villas floridas colgadas sobre los acantilados; Amalfi, la antigua República con tesoros renacentistas y palazzos patricios y Positano (en la imagen), cuyas casitas de tonos pastel se convirtieron en una de las mecas de los años de la ‘dolce vita’, son las joyas principales de este idílico lugar.

No te pierdas: Las deliciosas mozzarellas de esta tierra, hechas de búfala o de vaca, de fior di latte y hasta ahumadas, en forma de trenza o de bocconcino.

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ALBEROBELLO (LA PUGLIA)

En la región sureña de Puglia, este pueblo es famoso por sus trullos, unas sencillas construcciones cilíndricas que vieron la luz gracias a la picaresca de sus vecinos y los condes de la zona, que mandaron construir las casas en piedra seca dando lugar a las formas que hoy en día se conservan para evitar pagar el tributo que se exigía en aquella época por los asentamientos. Su inusual estructura les ha llevado a ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

No dejes de: visitar la iglesia de San Antonio, construida en forma de trullo y contemplar el Trullo Soverano, el único construido con dos pisos.

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SIENA Y EL PALIO

Dominada por la segunda torre medieval más alta de Italia, la Torre del Mangia, y con valiosos edificios como el elegante Palazzo Pubblico, el Ayuntamiento de estilo gótico y el deslumbrante Duomo, Siena es todo un tesoro medieval de la Toscana, cuyo centro histórico es Patrimonio de la Humanidad. El entramado de sus calles medievales lleva hasta la gigantesca Piazza del Campo, donde se celebra El Palio, la carrera de caballos más famosa del mundo que tiene lugar cada 2 de julio y cada 16 de agosto.

No te pierdas: las increíbles panorámicas de la ciudad que se pueden apreciar desde el mirador de la basílica de San Domenico.

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