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AÏT BEN HADDOU 

El pueblo de adobe más espectacular del sur de Marruecos invita a viajar al pasado entre sus torres almenadas con motivos geométricos, su poblado fortificado y sus murallas cercadas de palmeras. Estos son algunos de los motivos por los que muchos cineastas han elegido rodar aquí películas ambientadas en otras épocas, como Lawrence de Arabia o El cielo protector, y también por el que la Unesco lo haya incluido en su lista de Patrimonio de la Humanidad. / Foto: Shutterstock.

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ASILAH

También llamada Assilah o Arcila, esta ciudad en la costa atlántica marroquí es prima hermana de Essaouria por un pasado portugués también a sus espaladas, su manera de asomarse al mar y ese fuerte carácter artístico, que se ve reflejado en elementos tan importantes como su Medina –una de las más cuidadas del país– decorada con pinturas murales y galerías de arte repartidas por la ciudad. La playa de los Cañones y la muralla que la rodea son otros de sus grandes atractivos. / Foto: Shutterstock.

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CHEFCHAOUEN
Situado en las montañas del Rif, a unos 100 kilómetros de la ciudad de Ceuta, Chefchaouen es uno de los pueblos más coloridos de Marruecos, al que todos conocen popularmente como el pueblo azul, debido a los colores que lucen la mayoría de sus casas en una combinación de tonos añiles y blancos que recuerdan mucho al estilo de los pueblos andaluces. La plaza de Uta el Hamman y la antigua medina son dos de sus lugares imprescindibles. / Foto: Shutterstock.

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GARGANTAS DE TODRA Y DADES
Entre la ciudad de Ouarzazate y el desierto de Merzouga se encuentran dos valles que se extienden por el Atlas y que aguardan dos maravillas paisajísticas: las gargantas de Todra y Dades. La primerea, con paredes de piedra que alcanzan los 300 metros de altura dando forma a uno de los cañones más impresionantes del planeta, es el destino predilecto para amantes de la escalada. Muy cercana, la de Dades, menor en altura, pero igual de espectacular gracias a sus colores rojizos y a formaciones caprichosas como “los dedos del mono”. / Foto: Shutterstock.

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ESSAOUIRA 

Levantada sobre una isla rocosa de cara al Atlántico y rodeada por colinas, uno de los principales atractivos de Essaouira, la antigua Mogador, son sus playas, que tanto juego dan a los surfistas que acuden en peregrinación a su costa gracias a la presencia de vientos fuertes y constantes. Un cinturón de murallas abraza su ciudad vieja, con sus callejas encaladas de un blanco cegador e incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

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MEDINA DE FEZ
Capital cultural, religiosa y artesanal del reino alauita, la ciudad vieja de Fez, Patrimonio de la Humanidad, y sobre todo su barrio con más alma, el de Fez el Bali, se retuerce en una maraña de callejones y pasadizos de regusto medieval por los que bulle el trajín cotidiano de casi medio millón de almas. Sembrada de talleres gremiales, de latoneros y ebanistas, de especieros y vendedores de lo invendible, de ancianos de aspecto bíblico y burros que trasiegan a sus lomos –lo que luego se despachará en las mil y una tiendecitas de sus zocos–, la medina de Fez es, sin rival posible, la más fascinante de todo el Magreb. / Foto: Shutterstock.

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MARRAKECH
Es el destino turístico por excelencia de Marruecos, y es que esta ciudad al pie del Atlas rebosa un encanto especial. Entre zocos y murallas almorávides discurre el trajín diario de la llamada “Ciudad Roja”, cuyo corazón es su famosa plaza de Djemaa El Fna, animada a cualquier hora del día por cuentacuentos, músicos, encantadores de serpientes y numerosos puestos de comida autóctona.

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BAJO LAS ESTRELLAS EN MERZOUGA
El pequeño pueblo de Merzouga, al sureste de Marruecos, es uno de los más visitados por aquellos que buscan una auténtica experiencia en el desierto del Sáhara, ya que brinda la oportunidad de montar en dromedario al atardecer mientras las dunas pasan del color dorado al rosa. Así se llega al Gran Oasis, perfecto para disfrutar de dormir una noche en una jaima bajo la luz de las estrellas saharianas. / Foto: Shutterstock.

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OUARZAZATE
Al sur de Marruecos, Ouarzazate es la puerta del desierto, parada obligada en el camino de Marrakech al Sáhara. Pero también es el Hollywood de África, gracias a los estudios cinematográficos Atlas Studio, donde se han rodado grandes películas de la historia del cine, como Los Diez Mandamientos o Gladiator. A apenas un kilómetro de Ouarzazate es posible encontrarse con la restaurada kasbah de Taourirt, ciudadela de adobe que simboliza la esencia de la cultura bereber. / Foto: Shutterstock.

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CASCADAS DE OUZOUD
Las cascadas más altas del norte de África, con más de 100 metros de altura, están ubicadas en plena cordillera del Atlas, a unos 150 kilómetros de la ciudad de Marrakech. Sus aguas son tan limpias que invitan a darse un baño, a pesar de la temperatura, en su cima hay un conjunto de antiguos molinos todavía en uso y los olivos sombrean el camino para acceder a la parte inferior de las cascadas.

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