Gwyneth Paltrow es una orgullosa madre de dos —Apple y Moses Martin—quienes no dudaron en apoyarla durante la premier de su nueva película Marty Supreme, filme en el que la actriz comparte pantalla con estrellas como Timothée Chalamet y Tyler The Creator.
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Más allá del contexto familiar y cinematográfico, lo que realmente capturó la atención en la reciente premier de Nueva York fue la elección de vestuario de Apple Martin, quien apostó por un vestido negro de archivo de Calvin Klein, el mismo que Gwyneth llevó en 1999 durante la premier de Emma. Un gesto cargado de simbolismo, nostalgia y, sobre todo, una poderosa declaración de estilo.
La apuesta noventera de Apple Martin
El vestido negro que porta la hija de Gwyneth mantiene los códigos de la moda a finales de la década noventera: minimalismo absoluto, líneas limpias y una elegancia silenciosa que no necesita de excesos para brillar. De silueta recta, spaghetti straps y un escote sutil, la pieza encarna a la perfección la estética Calvin Klein que marcó toda una era, y que hoy vive un renacimiento claro en las alfombras rojas y en las tendencias actuales. Apple Martin lo lleva con una naturalidad sorprendente, demostrando que el minimalismo bien ejecutado es completamente atemporal.
Este look es paralelo a aquel que Gwyneth Paltrow lució en la década de los noventas en la premier de Emma. No solo por el vestido, sino por la forma en la que Apple lo luce: la postura relajada, la actitud serena y esa elegancia effortless que siempre ha caracterizado a su madre. Ademas, la joven imitó también el icónico peinado.
Este gesto conecta directamente con una de las grandes conversaciones actuales en la industria: el valor del archivo, la reutilización consciente y el lujo entendido desde la durabilidad, no desde la novedad constante. En un momento en el que rescatar looks del pasado se ha convertido en un statement —desde Zendaya hasta Bella Hadid—, Apple Martin se suma a esta narrativa de forma orgánica y profundamente personal.
Además, el look refuerza una tendencia que sigue dominando las alfombras rojas: el lujo silencioso que va de la mano con el lema de menos es más. Frente a vestidos exagerados y construcciones maximalistas, el vestido negro de Calvin Klein destaca precisamente por su sencillez. No compite por atención; la atrae. Y en el caso de Apple, permite que su parecido con Gwyneth sea aún más evidente: mismos rasgos suaves, misma elegancia discreta, misma conexión natural con la cámara.
Más que un simple homenaje, este look funciona como un puente entre dos eras y dos mujeres unidas no solo por la sangre, sino por una sensibilidad estética compartida. Apple Martin no solo revivió uno de los momentos más icónicos del estilo de Gwyneth Paltrow, sino que dejó claro que entiende el poder de la moda como narrativa: una que habla de legado, identidad y de cómo ciertos estilos nunca envejecen.