A lo largo del tour promocional de Wicked For Good, Ariana Grande nos ha permitido ver una faceta completamente nueva de su personalidad y de su estilo. Si bien el año pasado la artista incorporó a su rotación elementos inspirados en Glinda —el personaje que interpreta en la película—, esta vez ha apostado por looks mucho más dramáticos, maduros y llenos de referencias históricas que amplifican la narrativa visual de su personaje.
Este cambio no es casualidad. Responde, por un lado, a la evolución de Glinda dentro de la historia, pero también a un giro significativo en su estilismo personal, ya que Grande comenzó a trabajar con uno de los estilistas más influyentes de la industria: Law Roach, mente maestra detrás de los looks más memorables de Zendaya. Su colaboración ha resultado en elecciones sartoriales más atrevidas, emotivas y profundamente conectadas con la moda como arte.
© INSTAGRAMDurante esta gira de prensa, la cantante de Thank U, Next ha lucido una mezcla impecable de piezas hechas a la medida por diseñadores como Daniel Roseberry para Schiaparelli o Sarah Burton para Givenchy. Sin embargo, han sido las piezas de archivo las que más titulares han robado, como aquella silueta de más de 70 años diseñada por Gilbert Adrian que llevó en la premier de Londres y que se volvió instantáneamente viral por su significado histórico.
Ariana Grande en Givenchy 1995
La apuesta por piezas de archivo se ha vuelto un sello distintivo entre las clientas de Law Roach. Y aunque parecía difícil superar el icónico look vintage que Zendaya utilizó en la premier de Dune en Londres, el vestido que ahora lleva Ariana Grande se posiciona cerca en impacto visual e importancia histórica. No solo por la confección meticulosa, sino por el peso simbólico del diseño.
© Getty ImagesLa pieza en cuestión fue el último vestido diseñado por el mismísimo Hubert de Givenchy en 1995, antes del arribo de John Galliano como director creativo solo una temporada después. La silueta —que cerró el desfile Otoño/Invierno 1995— es una pieza maxi dramática, con bordados hechos a mano que crean un efecto táctil y sofisticado. En la pasarela original, la modelo lució el diseño acompañada por un peinado adornado con detalles florales que evocaban la feminidad clásica de la mujer Givenchy.
© Getty ImagesEste vestido no solo honra la historia de la casa francesa, sino que encapsula todos aquellos elementos que hasta hoy definen su estética: la atención minuciosa al detalle, la suavidad de los tonos pastel, la celebración de la feminidad y el virtuoso uso de drapeados, seda, cuentas y lentejuelas. Aunque la colección de 1995 marcó el cierre de una era para Givenchy como couturier, esta creación final representa un punto culminante dentro de su legado.
No cabe duda de que se trata de una de las piezas más significativas del diseñador francés, y su fuerza narrativa se reafirma ahora al ver a Ariana Grande portarlo en uno de los momentos más importantes de su carrera. El resultado es un homenaje impecable que combina moda, memoria y espectáculo de una manera que solo Law Roach y Ariana podían lograr juntos.
