La Semana de la Moda en París cerró con broche de oro la tarde de ayer con el esperado debut de Matthieu Blazy para Chanel. Este desfile no sólo representa una sorpresa más para esta semana de la moda —recordando que más de un diseñador tuvo su primera entrega durante estos días—, sino que también simboliza una nueva era para una de las firmas de moda con mayor legado e historia. Y es que, después de un periodo de alrededor de un año sin dirección y liderazgo creativo tras la salida de Virginie Viard, finalmente Matthieu presenta una visión renovada y contemporánea de la firma fundada por Gabrielle Chanel en 1910.
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El venue
Una parte fundamental de cualquier desfile es la locación elegida para el mismo. De unos años para acá, las pasarelas se han convertido en lienzos en blanco para que el diseño, el arte y la arquitectura se unan para crear escenarios inimaginables. Siguiendo el legado de Karl Lagerfeld, quien se encargó de hacer de cada desfile de Chanel una experiencia inmersiva y sensorial, Matthieu Blazy dio vida a un espacio que no sólo demostraba la inmensidad de la influencia Chanel, sino que daba la bienvenida a un nuevo futuro donde todo es posible.
Como cada desfile, el Grand Palais fue el espacio seleccionado para presentar el debut. Sin embargo, Matthieu dio un giro inesperado a lo que habíamos estado viendo en las últimas temporadas al crear su propio sistema solar. Cada uno de los planetas, incluyendo un majestuoso sol, se reflejaba en el piso negro donde cada una de las modelos comenzaba a salir a desfilar. Con este set, Matthieu mostró que su intención en esta nueva era de la firma era soñar en grande y divertirse.
Sobre la colección
Fiel a su estilo y al espíritu de la marca, Matthieu logró lo inimaginable: respetar algunos de los patrones y elementos insignia de la maison mientras experimentaba y jugaba con las ideas para crear diseños que no dejaran a un lado la elegancia, pero que sobresalieron por su carácter contemporáneo y juvenil —detalle que ya comenzaba a verse en pasadas colecciones de la firma y que hoy es ya una realidad—.
Dualidad masculina
Los trajes estilo sastre no son terreno desconocido para Chanel, pues la firma siempre ha buscado maneras de integrarlos muy a su estilo, femenino y romántico. Sin embargo, el inicio de este desfile dejó muy en claro que la nueva era de la maison abría la puerta para que lo femenino y lo masculino convivan entre sí. Inspirado en la audacia de Gabrielle Chanel —quien en algún momento de su vida tomó los pantalones de su amor “Boy” Capel para usarlos y demostrar que las prendas masculinas también podían ser llevadas por la mujer—, Matthieu abrió su desfile con trajes cropped, hombreras anchas, pantalones a la cadera y un juego de volúmenes impresionante.
Oda floral
Las camelias han sido un símbolo infaltable dentro de la historia de la casa francesa, por lo que Blazy no quiso dejar a un lado este elemento que ha acompañado a Chanel por años. Pero, en su versión, el diseñador decidió crear piezas donde las flores no sólo son pequeños guiños sofisticados y discretos, sino protagonistas de los looks.
Nuevas tonalidades
Los colores y Chanel no siempre iban de la mano, pues la maison solía brillar por utilizar tonos elegantes como el negro y el blanco, e integrar de vez en cuando suaves tonalidades pasteles o algunos marrones cálidos. Si bien los pops de color vibrantes ocasionalmente resaltaban en las colecciones, Matthieu dio la bienvenida a una entrega donde el color rojo se convirtió en el corazón mismo de la propuesta. Este color pudo verse en vestidos, trajes y faldas.
Tweed dinámico
El tweed —tejido que ha caracterizado a la firma por muchos años— se hizo presente también en esta entrega, pero con un giro inesperado. En vez de presentarnos looks rígidos, firmes e impecables, Blazy propone una nueva versión del tweed donde hay fluidez, movimiento y relajación, con un tejido mucho más ligero y modernizado. Además, incluye nuevos patrones de colores para darle un sentido fresco a las piezas.
Imperfección y belleza
Si hay una palabra que ha caracterizado a Chanel es la pulcritud y lo impecable. Sin embargo, Matthieu busca explorar una nueva faceta donde hay espacio para la belleza de la imperfección. Esto lo muestra a través de looks y piezas que se presentan “deshilachadas” o sueltas en las costuras, un detalle que rompe con la creencia de que en el lujo todo debe estar calculado y perfecto.
Accesorios galácticos
Para ir en sintonía con el escenario elegido, Matthieu integró una propuesta de accesorios maximalistas y anchos con motivos galácticos y curvilíneos. Con esto, nos muestra que los detalles voluminosos y menos discretos también tendrán espacio en esta nueva era de la firma.