En el mundo de la joyería hay piezas cuya versatilidad trasciende épocas y tendencias, convirtiéndose en verdaderos clásicos. Uno de los más reconocibles es el tennis bracelet, una pulsera de diamantes de diseño minimalista pero cargada de historia, que hoy se asocia con el lujo silencioso y el estilo atemporal.
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Sin embargo, contrario a lo que muchos piensan, su nombre, no proviene de un taller de alta joyería sino de una cancha de tenis, y su popularidad se debe a un momento inesperado pero legendario.
La popularidad de las pulseras de diamantes
En 1920 el mundo de la joyería fue introducido con gargantillas y brazaletes de diamantes, justo en el momento de la era ArtDeco. Su diseño impecable y lujoso las hizo una sensación entre el público y casas joyeras como Cartier y Tiffany & Co. contribuyeron a posicionarlos como piezas de lujo.
Para la década setentera, casas como Harry Winston y Van Cleef & Arpels lanzaron su propia versión del brazalete, con un diseño minimal y sofisticado. Estas piezas se convirtieron en el símbolo de elegancia, sin embargo, todavía no eran nombradas “tennis bracelet”.
Estas piezas hasta la fecha se caracterizan por tener una línea ininterrumpida de diamantes (o, en versiones contemporáneas, otras piedras preciosas) engastados de manera uniforme. Este minimalismo versátil le ha permitido mantenerse vigente por décadas, adaptándose a estilos que van desde la elegancia clásica hasta la estética moderna del layering.
La jugadora que cambió la narrativa: Chris Evert
En 1987, durante el US Open, la tenista estadounidense Chris Evert perdió en pleno partido su delicada pulsera de diamantes. El diseño —fino, flexible y compuesto por una línea continua de gemas engastadas— se abrió y cayó en la cancha. Evert pidió detener el encuentro hasta encontrarla, un gesto que llamó la atención del público y de los medios. Desde entonces, la pieza comenzó a ser conocida como “tennis bracelet”.
Este momento marcó un antes y un después en la relación entre moda y deporte. Hasta entonces, la alta joyería rara vez se asociaba con actividades deportivas, pero Evert demostró que la sofisticación podía convivir con la intensidad del juego.
Hoy en día, el tennis bracelet es considerado una de las joyas esenciales en cualquier colección, al lado de los aretes de diamantes o el collar de perlas. Se asocia tanto a momentos especiales —bodas, aniversarios, regalos significativos— como a un lujo cotidiano que busca acompañar todos los días.
Lo que comenzó como un accidente en medio de un partido terminó por posicionarse como un símbolo de sofisticación relajada. El tennis bracelet recuerda que la moda, muchas veces, nace en los lugares más inesperados.