El Festival de Cine de Venecia siempre ha sido un escaparate donde el cine se encuentra con la moda en su máxima expresión. Desde los looks en las góndolas hasta los atuendos en las alfombras rojas, las siluetas elegidas por las grandes estrellas de Hollywood siempre derrochan glamour.
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En este evento no solo se presentan las películas más esperadas de la temporada, sino que también funciona como una pasarela en la que diseñadores y casas de moda muestran, a través de sus embajadoras y amigos, la dirección estética que marcará los próximos meses. Este año, varios debuts sorprendieron al público y dejaron claro que Venecia sigue siendo una escaparate de estilo.
Una nueva generación de creativos
Uno de los momentos más comentados fue la aparición de Ayo Edebiri, quien se ha consolidado como uno de los nombres más relevantes de Hollywood gracias a su frescura y autenticidad. La actriz llegó con dos conjuntos de Chanel diseñados por Matthew Blazy, un debut que llamó poderosamente la atención. Conocido por su trabajo en Bottega Veneta, Blazy aportó a Chanel un aire contemporáneo sin perder la esencia de la maison: siluetas depuradas, un equilibrio entre sofisticación y modernidad, y un giro inesperado que demuestra cómo la casa francesa está abierta a lecturas renovadas.
El llegar de actrices como Greta Lee y Alba Rohrwacher también fue significativo. Ambas desfilaron en diseños de Dior bajo la dirección creativa de Jonathan Anderson, un movimiento que muchos fashion experts describieron como un choque creativo fascinante entre la modernidad y la herencia de la casa. Anderson, aclamado por su trabajo en Loewe y en su marca homónima, trajo a Dior una visión más experimental y escultórica, sin dejar de lado la feminidad clásica que tanto caracteriza a la casa. El resultado fueron dos looks distintos pero complementarios: uno más minimalista y sobrio, y otro con guiños teatrales que captaron de inmediato a los fotógrafos presentes.
El glamour llegó al máximo nivel cuando Julia Roberts y Amanda Seyfried hicieron su entrada con atuendos de Versace firmados por Darío Vitale. Vitale, hereda la estética sensual y poderosa que ha definido a la casa italiana durante décadas, este fue un debut que consolidó su visión: siluetas ceñidas, cortes estratégicos y un uso vibrante del color que rindió homenaje al legado tanto de Gianni como de Donatella, pero con la mirada puesta en el futuro. Roberts aportó un aura de elegancia atemporal, mientras que Seyfried se convirtió en el rostro de la frescura generacional que el nuevo Versace quiere conquistar.
Estos debuts no solo representaron nuevas etapas en la historia de cada casa fashionista, sino que también reflejaron la capacidad que tiene la moda de reinventarse en los festivales de cine.
En Venecia, los diseñadores encontraron un escenario global para mostrar cómo tradición y modernidad pueden fusionarse en un mismo look. Y si algo quedó claro en esta edición, es que los próximos meses estarán definidos por estas apuestas creativas que debutaron a orillas del Adriático.