Zoë Kravitz fue vista en las calles de Nueva York, esta vez con un look que rinde homenaje a una de las propuestas más atrevidas de la moda noventera: los sporty shorts con tacones.
Esta combinación, la vimos por primera vez en la pantalla con Carrie Bradshaw en Sex and the City. Ahora, Kravitz pone a prueba esta fórmula en su propia manera, más sobria, más actual y fiel a su estética personal: effortless, grunge chic y sutilmente provocadora.
La reinterpretación de Zoë Kravitz
La maravilla de este look está en la sencillez de su composición. Zoë lleva unos mini shorts deportivos negros con franjas blancas en las laterales, una pieza funcional y casual por naturaleza, pero que contrasta con su elección de zapatillas.
El secreto está en cómo lo combina: la modelo lleva una camiseta oversized en tono rojo vibrante, con el mensaje “Black History Month All-Star Game”, anudada ligeramente a la cintura para revelar su figura de manera discreta y lleva unos mules negros de tacón alto que elevan todo el conjunto.
Aquí, lo deportivo hace referencia a la comodidad y confianza, mientras que los tacones marcan un contraste que no es sólo porque sí, sino que con toda la intención. Se trata de una declaración de estilo que representa la dualidad de la mujer, misma que se atreve mezcla códigos de estilo sin pedir permiso y lo hace alineado a su estilo personal.
Los accesorios son los detalles que hacen la diferencia. Zoë lleva una bolsa acolchada negra de Saint Laurent, una de las siluetas más nuevas de la marca con la que ella como embajadora de la marca impone tendencia. Lleva también un par de gafas futuristas y unos aretes con perla redonda que le dan una dosis de sofisticación que la aleja de lo sporty.
Lleva uno de sus peinados insignia: con wet look en su cabello y la piel luminosa y natural, con un maquillaje mínimo, con el que refuerza esa estética que ha definido su carrera más allá de los sets: urbana, andrógina, grunge y sin maquillaje excesivo ni arreglos extravagantes. La versión más auténtica del “menos es más”.
Una vez más, Zoë Kravitz demuestra que se puede reinterpretar la moda de manera ingeniosa, sin caer en el disfraz. Su look es una lección de estilo effortless, de cómo el streetwear puede ser elegante pero también divertido. No cabe duda de que es una muestra cómo una fórmula conocida puede revolucionar o reinterpretarse pare crear en algo auténtico.