Con el lanzamiento de su esperado álbum Something Beautiful a la vuelta de la esquina, Miley Cyrus organizó una exclusiva listening party en el icónico Chateau Marmont de Los Ángeles, en donde cantó sus éxitos más grandes y algunas de sus nuevas canciones.
La velada fue íntima y vibrante, cosa que no fue sorpresa debido a que Miley tiene una presencia magnética con la que encantó a todos los invitados del evento. Aunque el motivo principal de la velada fue el lanzamiento de nueva música, el look que eligió para la ocasión dio mucho de qué hablar debido a que encapsula lo mejor del estilo Y2K.
Un vestido con historia
La pieza protagonista de la noche fue un vestido halter repleto de flecos y bordados en pedrería de Roberto Cavalli, una pieza de la colección Otoño/Invierno 2002. Más allá de su diseño brillante, lo que hizo del vestido un momento icónico fue la historia detrás del mismo. Es la misma pieza que Christina Aguilera llevó para los MTV Video Music Awards en 2004, en plena era dorada del pop de los 2000.
Miley se ha vuelto experta en lucir piezas de archivo, para el video musical de su último sencillo “More to lose” apostó por llevar un diseño vintage de Mugler. Con esta elección de atuendo, Miley rinde homenaje no solo a una prenda, sino a un momento específico de la cultura pop, demostrando la naturaleza cíclica de las tendencias.
Una oda a la estética Y2K
El look de la cantante de “Flowers” es sin duda una declaración de amor al Y2K style, una estética que se caracteriza por estar llena de brillo, tener siluetas ajustadas e incorporar materiales metalizados, lo mejor del espíritu maximalista de aquella década.
La elección de Miley incorpora todos esos elementos: el brillo en las aplicaciones que captura la luz, los detalles colgantes tipo fringe que evocan sensualidad en movimiento, y un corte que resalta la figura sin esfuerzo. La también actriz complementa su melena suelta en ondas y un maquillaje natural, dejando que el vestido hable por sí solo.
Lo más interesante del look de Miley es cómo conecta su narrativa personal con la nostalgia colectiva. A través de la moda, nos recuerda la época en la que las alfombras rojas eran todo un statement y no cosa del día a día, la oportunidad perfecta para llevar piezas cargadas con detalles como lentejuelas, escote y aplicaciones. Así, más que solo un vestido, este atuendo se convierte en un puente generacional entre las estrellas pop.