© Andrea Legarreta

Andrea Legarreta abrió su corazón para compartir uno de los instantes más difíciles de su vida

Si bien la maternidad es una de las circunstancias que más llena de orgullo a Andrea Legarreta, el recuerdo de su primer embarazo se convirtió en uno de los capítulos más difíciles de su vida. En 2003, a tan solo unos años de haber celebrado su boda con Erik Rubín, la conductora de televisión enfrentó la pérdida del bebé que venía en camino, noticia que llegó de golpe cuando al asistir a una revisión de rutina fue advertida de que algo no andaba bien. Sin embargo, nada le ha impedido hablar de ese episodio que se ha convertido en una gran enseñanza y del cual pudo salir adelante gracias al apoyo de sus seres queridos.

Esta vez, Andrea abrió su corazón con respecto a ese duro instante de su vida personal que inició como una historia colmada de ilusiones, misma que en su momento compartió con su familia. “Llegamos a casa, en Navidad, amarré una caja, un mameluquito amarillo, un globo… pasamos las navidades juntos, los papás Erik y mis papás. Abro la caja, se levanta el globo y levanta la manguita nada más y les leo: nos vemos en tal fecha. Aquello fue la locura…”, contó nostálgica Legarreta a las cámaras del matutino Hoy, de cuando reveló que estaba embarazada.

Pero pronto, esa felicidad se vería nublada por un suceso inesperado. “Nos vamos de viaje y al volver yo tenía que regresar ya a ver para esas fechas el corazón del bebé y Erik no pudo estar. Estaba mi doctora y empieza moviéndolo y moviéndolo, me movía y me dice: ‘No está el corazón, no se ve’…”. Ante tal incertidumbre, Andrea recuerda que le preguntó a la especialista sobre la posibilidad de que el corazón estuviera más pequeño, pero tras esas palabras obtuvo una dura respuesta: “No, no se logró”, recordó así lo que le dijo su doctora. Posteriormente, tuvo que ser intervenida e inició el complicado proceso de hacer frente a una rotunda realidad: su sueño de convertirse en madre, por ese instante, no pudo ser posible.

Y de entre lo más difícil también fue compartir con su esposo la dolorosa noticia, que al enterarse de lo ocurrido rompió en llanto. “Salgo, llego a la casa y estaba Erik, me dice: ‘¿qué pasó?’ y le dije: ‘Pues ya, no hay bebé’. Él se recarga en la pared y se agacha como si fuera un niño, se hace una bolita y aparte yo lo estaba consolando a él…”, confesó Andrea, quien de inmediato buscó desahogar su sentir a través de letras, confiando en el tiempo como su mejor aliado. “Me acuerdo que me metí a la computadora, empecé a escribir una carta para ese bebé y ni veía lo que estaba escribiendo… Le puse: ‘Yo sé que todos dicen que el tiempo sana todo y que con el tiempo vamos a saber por qué pasan las cosas’ y yo en ese momento lo único que quería saber era por qué…”, dijo.

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Y con el sentimiento a flor de piel, Andrea tampoco olvidó dar mención especial a ese otro acontecimiento que vino a remediar el dolor que dejó en ella la pérdida de su primer bebé: el embarazo de su hija Mía. “Vamos de viaje con mis papás, nos metemos al Sagrado Corazón, a la iglesia que está en París, fue un viaje increíble… me acerco a mis papás, estaba Erik ahí y los llevo a que se paren frente a la imagen de la Sagrada Familia y les digo: ‘¿Ven a ese bebito que está cargando la Virgen? Ustedes van a poder cargar uno así pronto, en abril. Mi papá me abrazó y lloraba como un niño chiquito y mi mamá y los cuatro ahí abrazados, fue un momento hermoso…”, contó conmovida la conductora del programa Hoy, quien disfruta cada instante junto a su familia y viendo crecer a sus hijas.

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