Hay gestos que parecen meramente insignificantes pero que ante un ojo muy observador dicen más que mil palabras. Ese fue el caso de algo que sucedió en el primer evento en solitario de Meghan Markle, durante la apertura de la exposición Oceanía en la Royal Academy of Arts de Londres. Estilosa y muy cómoda en su nuevo papel de Duquesa de Sussex, la esposa del Príncipe Harry llegó al lugar con una enorme sonrisa y dispuesta a hacer su mejor papel al representar a la Familia Real británica sin el apoyo de su marido cerca. Pero hubo un detalle que los seguidores de la realeza que no pudo pasar desapercibido.

Al bajar del automóvil que la llevó al lugar, sin pensarlo dos veces, Meghan cerró la puerta antes de caminar hacia las personas que la esperaban. Esto parece de lo más natural y algo que todas las personas hacen al bajarse de un coche, pero para un miembro de la realeza es algo que no sucede muy a menudo. Regularmente, ésta es una tarea de los acompañantes de los royals para que ellos puedan enfocarse en saludar a la persona que los recibe y puedan tener las manos libres para hacerlo. Pero más allá de esto, el gesto tiene un tinte de protección más allá del protocolo y es que la persona que abre y cierra la puerta de los miembros de la realeza, suele ser una persona de su equipo de seguridad para evitar cualquier tipo de amenaza –algo pasa con todo tipo de mandatarios-.

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La realidad es que dentro de la Royal Academy of Arts, no había ningún tipo de peligro, lo que hacía que Meghan pudiera actuar con naturalidad y brincarse algunas partes del protocolo que todavía le es nuevo, con apenas cuatro meses de casada. Aunque pareciera que no puso mucha atención en este detalle, los videos de su llegada a la comida que ofreció en el Palacio de Kensington la semana pasada, la muestran cerrando su puerta mientras Harry y Doria Ragland –madre de la Duquesa- dejaron que un ayudante lo hiciera por ellos.

De hecho, Meghan ha hecho de estos gestos todo un statement, como cuando el día de su boda se estiró hasta poder ayudarle a Harry a abrir la puerta del Jaguar en el que viajaron a su recepción. ¿Será que es la sutil forma de Meghan de hacer una declaración o simplemente el hábito gana al protocolo?