Kalimba compartió recientemente que enfrenta un complejo panorama de salud, pues ha sido diagnosticado con epilepsia en el lóbulo frontal izquierdo y bipolaridad en segundo grado. El cantante reveló que, además de los tratamientos médicos, la fama ha jugado un papel determinante en el desarrollo de sus síntomas, ya que la imposibilidad de “apagar el personaje” en su vida cotidiana le ha generado momentos de gran desgaste emocional.
En entrevista con el periodista Humberto Murrieta para el programa M/Aquí, el intérprete habló a detalle sobre este proceso y cómo lo ha sobrellevado. “Hoy sé que tengo epilepsia en el lóbulo frontal izquierdo y bipolaridad en segundo grado, entonces, en mi caso sí es una cuestión neuronal para lo cual estoy medicado”, expresó. “Lo que más estaba detonando, lo que a mí me pasaba es no apagar el personaje…”, agregó en un adelanto de la charla que próximamente se estrenará.
El artista explicó que, a diferencia de otros oficios, ser una figura pública implica un desgaste distinto porque las personas suelen olvidar que también necesita desconectarse. “Por ejemplo, no es mi obligación dar un autógrafo o una foto y yo no lo sabía. Mi obligación es subirme al escenario y ser un espectacular cantante, ese es mi trabajo. (…) Pero en el segundo que yo salgo de ahí tengo el derecho de quitarme la bata, de quitarme el mandil, de quitarme el uniforme y decir: ‘Ahorita no’”, aseguró.
Lo más difícil de la fama
Kalimba ilustró esta idea con ejemplos de la vida cotidiana y señaló lo difícil que resulta poner límites cuando la imagen personal es parte inseparable de la profesión. “Es muy curioso pero, y esta parte la que me explicó la psicóloga, la mayor parte de las personas trabajan y cuando se abruman se van de vacaciones (…) Cuando yo me abrumo y digo: ‘Uf, ya ahorita está muy pesada la vida’, me voy una semana, vamos a poner a Acapulco, voy a la playa y cuando se me acerca la gente por fotos qué les digo: ¿Estoy de vacaciones?”, relató.
El cantante recalcó que, al no poder “quitarse el uniforme” como lo haría un médico, un barbero o un cocinero al terminar su jornada, las críticas muchas veces lo han hecho sentir incomprendido. “Es que yo no me puedo quitar el uniforme si el uniforme soy yo, y si les dices: ‘Ahorita no porque estoy de vacaciones’, (me responden): ‘Eres un payaso’, ‘Uy me lo encontré insoportable, no le quiso dar fotos a nadie’, pero tú también necesitas tu tiempo para ti, todos lo necesitamos”, puntualizó.