El primer amor nunca se olvida, y mucho menos cuando se trata de un deporte que brinda emoción, alegría y mucha felicidad. Ese es el caso de Daniela Ospina, quien después de muchos años ha vuelto a pisar la cancha de voleibol en un emocionante torneo que le despertó aquella pasión que conoció desde muy joven y que esta semana la motivó a dar lo mejor de sí misma al mismo tiempo que contaba con el gran apoyo de sus hijos Salomé y Lorenzo.
En sus redes sociales, la también modelo compartió cómo vivió estos días en los que Salo estuvo siempre a su lado, no sólo animándola desde las gradas, sino ayudándola a prepararse físicamente y a lucir espectacular en la cancha. La niña de 12 años se encargó de peinarla con un recogido con estilo femenino pero que también le permitiría jugar sin que el cabello supusiera una molestia a la hora de analizar las jugadas.
Ya en la cancha, ataviada con un uniforme de top verde, short negro y tenis blancos; Daniela se dejó llevar por las tácticas y la adrenalina de su equipo para anotar puntos a su favor. "Después de tantos años sin jugar, volver a la cancha fue como reencontrarme con una parte de mí que había estado dormida", expresó sobre esta experiencia en el deporte que hace tiempo no vivía.
Y continuó: "Sentir el balón, moverme, reír… todo me recordó por qué me enamoré del vóley desde el principio. No importa cuánto tiempo pase, algunas pasiones simplemente viven en uno. 🤎🤎". Daniela dejó ver una leve lesión en la rodilla derecha, además de que aseguró en sus historias que le dolía todo luego del gran esfuerzo en la cancha, pero era un dolor satisfactorio que la dejó sonriendo por el esfuerzo en el deporte.
La originaria de Colombia estaba de lo más contenta, analizando sus jugadas con su mejor compañera, su hija Salomé. Recordemos que la niña ha seguido los pasos de mamá en este deporte, forjando un propio camino y ejecutando las jugadas de forma profesional, por lo que es una gran consejera a la hora de ver los aciertos y errores de un juego.
Además de Salomé, Lucía Ramírez, madre de Daniela; y Lorenzo, su hijo menor; estuvieron en las gradas animando cada uno de sus movimientos en este encuentro que Daniela se lleva en el corazón. Desafortunadamente, el equipo de Dani perdió la semifinal, pero aún compite por el tercer y cuarto puesto; dejando la energía detrás del balón.
El sueño al que puso pausa por una nueva vida
La historia de Daniela Ospina no se puede contar sin hablar del romántico capítulo que vivió al lado de James Rodríguez. Con sólo 18 años, la entonces seleccionada de voleibol se casó con el hoy capitán de fútbol de la selección colombiana. Aquella decisión guiada por el corazón la hizo dejar atrás otros sueños, tal como lo recordó en una reciente charla con Daniela Di Giacomo, en Deja el Chou.
"Estoy en paz y va a sonar muy loco, pero lo sané el año pasado, porque creo que mi única guerra conmigo misma fue que tuve una oportunidad cuando saliera del colegio para venir a estudiar a Estados Unidos, hacer la universidad, becada, y de paso jugar voleibol", recordó. Y continuó: "Fue siempre el sueño de niña y ya tenía todo listo, pero fue ahí donde me enamoré y decidí casarme".
El camino de Ospina la llevó por otros lados, y hoy es de las modelos e influencers favoritas de Colombia. En el ámbito personal, está casada con Gabriel Coronel, con quien recibió a su segundo hijo, Lorenzo, hace un año y medio. Semanas atrás, la pareja se comprometió por segunda vez, ahora para una gran boda religiosa que sus fans esperan con emoción.