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El 2020 ha sido un año de apariciones mínimas para la Familia Imperial. Todos y cada uno de sus miembros han visto considerablemente reducida su agenda debido a las restricciones impuestas por la COVID-19, un contratiempo que ha coincidido con el segundo año de Naruhito de Japón en el trono y cuando estaban programados los grandes viajes al extranjero y unas Olimpiadas que iban a ser la primera gran cita internacional del país durante su nueva era, que comenzó con el ascenso de nuevo emperador al trono. Con la esperanza de que el 2021 sea mejor, la Casa Imperial no han querido suspender la tradicional ceremonia de Año Nuevo aunque la ha hecho sin multitudes y con gestos medidos.

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El mensaje que ha querido trasmitir la Casa Imperial en esta entrada de año contrasta con la de años anteriores. Las damas han mostrado una imagen más sobria y han cambiado las tiaras por las mascarillas en un momento en el que crecen las preocupaciones por el aumento de los casos de COVID-19 en país. Según la agencia internacional AP, el jueves Tokio alcanzó las record infecciones con 1.337 nuevos casos.

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Esta es la imagen del 1 de enero de 2020, cuando la Familia Imperial recibía el año con aire festivo y abriendo el Palacio a las multitudes. Entonces Masako lucía la tiara Meiji -propia de la emperatriz- y el impresionante collar de diamantes reservado para los actos de máxima relevancia institucional. El resto de princesas de la casa hacían lo mismo y lucían las tiaras que tienen asignadas según su rango. 

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En las imágenes se puede apreciar que tanto la emperatriz Masako como sus sobrinas, las princesas Mako y Kako, parece que han repetido vestido. Un gesto -el de no estrenar- que ha estado muy presente también en otras casas reales en un contexto marcado por la crisis sanitaria, económica y social. Todas las damas de la casas prescindieron de grandes joyas y llevaron sencillos collares de perlas, que es el completo tradicional que suelen llevar a los actos más sobrios. 

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Durante toda la ceremonia, sobre todo cuando se recibió al cuerpo diplomático se veló por mantener la distancia de seguridad dejando una imagen poco habitual en este tipo de ceremonias. 

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Toda la Casa Imperial apoyó al Emperador en un año que está siendo especialmente complejo ya que se siguen analizando uno a uno sus pasos a la espera de descifrar cómo será su era en el trono y todavía se encuentra en constante comparación con su padre, Akihito. En la imagen se puede ver a la familia del heredero. El príncipe Fumihito junto a su mujer y sus dos hijas, las princesas Mako y Kako de Japón. Hay que recordar que Mako, la mayor de la nueva generación, está viviendo también un momento convulso ya que muchos se preguntan en qué terminará su boda aplazada con Kei Komuro. Lo que ha hecho que la joven princesa ocupe más titulares de lo que es habitual para una princesa de la Casa Imperial.

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La única hija de los Emperados, la princesa Aiko, también ha estado presente en el Palacio Imperial aunque de momento no tiene funciones institucionales asignadas al encontrarse todavía estudiando. La princesa Toshi cumplió los 19 años el pasado diciembre y estudia Lengua y Literatura Japonesa en la universidad de Gakushin, la misma a la que acudió su padre. 

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