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Los príncipes y princesas del Viejo Continente no son una excepción. También ellos han de enfrentarse a los nervios propios de esta etapa, a la ilusión de los comienzos y a la incertidumbre por conocer el grado de dificultad de los estudios que ahora inician

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Mientras unos se decantan -o, mejor dicho, sus padres- por matricularse en centros privados, siguiendo quizás una tradición arraigada en la familia, otros optan por apoyar la educación pública. La mayoría de ellos, sin embargo, se han dejado seducir por una metodología alejada de lo tradicional y que en estos momentos es una de las mejor valoradas: Montessori

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Otra parte de la realeza no se presta tanto al paradigma Montessori, aunque sí se inclina por la educación privada. Es el caso de la princesa Leonor y la infanta Sofíaque dentro de unos días retomarán sus clases en el colegio madrileño de Santa María de los Rosales

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Dentro de la Casa Real belga, Eléonore de Bélgica es la única que todavía se está formando en una escuela de este tipo. Los otros tres hermanos, Elisabeth, Gabriel y Emmaniel, están matriculados en aulas privadas

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En su caso, los príncipes Victoria y Daniel eligieron el Kvickjokk en Djurgården, un lugar en el que se respetan escrupulosamente los diferentes ritmos de cada niño, sus necesidades de estímulo y su libertad a la hora de elegir la actividad que se ajuste mejor a ellos en cada momento

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