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Poco a poco, Akihito y su esposa se han ido despidiendo de su reinado y han estado visitando lugares emblemáticos y significativos de su vida. Si hace dos semanas ambos acudieron a los jardines Nemunoki, en los que nació y creció la emperatriz, y al parque infantil Kodomo no Kuni, un centro de juegos construido con fondos procedentes de los regalos y donativos que recibieron por su boda, este viernes el matrimonio se dejaba ver en Tokio, donde acudieron a la entrega del premio académico Midori

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Cuando llegue el gran día, Akihito ya habrá cumplido con todos los rituales pertinentes, incluida la recogida, en el santuario de Ise, de los tres tesoros imperiales que entregará a su hijo Naruhito en el instante en el que este asuma el poder. Se trata de la espada, la joya y el espejo que simbolizan los valores que se presuponen en todo emperador que se precie: el valor, la sabiduría y la benevolencia

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