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El 7 de enero de 1989 el príncipe heredero Akihito se convertía en emperador de Japón tras la muerte de su padre Hirohito en una ceremonia similar a la que tendrá lugar el próximo 30 de abril. La diferencia es que en esta ocasión el Soberano cede el testigo voluntariamente, algo que no ocurría en 200 años. 

Aunque su reinado comenzo un 7 de enero, la tradicional ceremonia de entronización no se celebra hasta unos meses después y este lunes se cumplen 30 años del histórico momento. Para conmemorarlo los emperadores han llegado a Kyoto en tren donde celebrarán una ceremonia del té 

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La solemne ceremonia de entronización se llama Sokui No Rei y es la última de Akihito y Michiko como emperadores. Saludando a los allí presentes, ambos llegaron muy sonrientes, conscientes del importante momento que vive la milenaria monarquía del Crisantemo. 

La emperatriz, conocida por su inigualable estilo y carisma, derrochó elegancia con un traje de dos piezas color beige y tocado a juego. Michiko, de 85, años siempre será recordada por sus esfuerzos por modernizar y acercar al pueblo la Casa Imperial, en ocasiones a costa de su salud

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Mientras sus padres celebran el 30 aniversario de su entronización, el príncipe Naruhito y su familia calientan motores para la ceremonia de abdicación que tendra lugar el 30 de abril y que preparará el terrono para su coronación.

Acompañado de su mujer, Masako, y de su hija Aiko, llegó a la estación de Nagano para comenzar con los rituales previos. Entre sus tareas pendientes antes de asumir el Trono está informar de ello a sus ancestros. Para ello, su padre acudirá este martes al mausoleo de Jimmu, donde se encuentra enterrado el primer emperador según la leyenda, y en abril al santurio de Ise, el lugar más sagrado de la religión sintoísta

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Los ciudadanos de Nagano se echaron a las calles para recibir con todo el cariño a los príncipes y su hija. La princesa Masako no ha dudado en acercarse a la multitud y charlar con todos aquellos que esperaban ver de cerca a sus futuros emperadores. 

Masako de Japón, que ha pasado muchos años alejada de los focos y la vida pública para recuperarse de su depresión, está cada vez más implicada en la agenda oficial y unos meses antes de convertirse en emperatriz confesó su inseguridad ante el reto que tiene por delante y su disposición a dedicarse “en cuerpo y alma” a la felicidad de la gente

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Los ritos que se llevarán a cabo antes y durante la abdicación y coronación tienen más de 1.000 años y proceden de sintoísmo, la religión que rige a la milenaria monarquía nipona. 

El gran momento de Naruhito llegará el 1 de mayo con la ceremonia llamada Kenji To Seiden No Gi a la que no asistirá ninguna mujer de la Familia Real. A través de este ritual, el príncipe recibirá las insignias del poder imperial representadas en una espada, un espejo y una joya llamada magatama. Los tres objetos simbolizan los valores que se presuponen en un emperador: valor, sabiduría y benevolencia. Será entonces cuando se cierra la era Heisei y comenzará la nueva era imperial, que aún se desconoce como se denominará

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En estos días tan siginificativos para el Trono del Crisantemo, pocos miembros de la Familia Imperial escapan a los compromisos de una de las monarquías del mundo en las que más peso tiene la tradición.

La princesa Kako, nieta del emperador e hija del príncipe Akishino, ha visitado el mausoleo de su bisabuelo, el emperador Hirohito, en Tokyo, con motivo de su graduación en la Universidad Cristiana Internacional

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Con un vestido largo blanco y sombrero negro, la princesa llevó a cabo el ritual, que consiste en ofrecer una rama del árbol sagrado Sakaki. Hirohito de Japón se encuentra enterrado en el mismo santuario que su padre, su abuelo y su bisabuelo.

En la Casa Imperial es frecuente que cada paso importante o cambio vital de sus miembros se anuncie a los ancestro a través de una ofrenda ante su mausoleo correspondiente

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La princesa kako ha rendido tributo a sus antepasados a través de esta ofrenda, de igual forma que visitó este mismo mausoleo al cumplir la mayoría de edad, que en Japón está en los 20 años, para prometer cumplir con sus deberes oficiales una vez adentrada en la edad adulta

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