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Si hay un mes descortés que no respeta el riguroso protocolo de la realeza ese es abril... aguas (y vientos) mil. La reina Letizia, Margarita, Mary y Marie de Dinamarca, Máxima de Holanda, las Duquesas de Cornualles y de Cambridge, Carlota Casiraghi, Rania de Jordania, Mette-Marit de Noruega y un larguísimo etcétera de damas reales han probado en sus faldas, en sus melenas y en sus tocados sus desvaríos en pleno acto oficial. Pero justo es reconocer también que ellas dominan el ceremonial y casi siempre salvan con suma elegancia los aprietos de las inclemencias del tiempo. Porque son reinas contra viento y marea.

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Margarita de Dinamarca ha vuelto a sufrir estos días el rigor del tiempo. La soberana, a sus 76 años, se las sabe todas y, provista con capa y paraguas, ni el viento huracanado ni la lluvia oblicua le pillaron desprevenida cuando embarcó en el Dannebrog en la desapacible capital de Copenhage.

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Un golpe de aire puso a Mary de Dinamarca en uno de sus aprietos más tempranos de su trayectoria real con ocasión de los actos previos a su Boda Real con el príncipe heredero Federico. Lo que el viento se llevó... en aquella ocasión fue su espectacular sombrero naranja que tuvo que perseguir varios metros por la alfombra roja que conducía al Parlamento.

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Parece que las damas reales tuviesen un master para enfrentarse a las inclemencias del tiempo. O tal vez más brazos que el resto de las mujeres. O, si no, mucho mejores reflejos. La Duquesa de Cornualles hizo una demostración de sus superpoderes contra la temible ventisca durante el bautizo de la princesa Charlotte de Cambridge, consiguiendo que ni un pelo ni un bajo de la falda se agitara más de la cuenta.

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Los altos vuelos de la realeza -viajes a lejanos destinos internacionales- son ganrantía de los altos vuelos de las melenas, las faldas, los sombreros… de las damas reales al aterrizar en sus aeropuertos. Una ráfaga de aire de tantas voló el flequillo de la Duquesa de Cornualles, a su llegada a la Base de la Fuerza Aérea de Andrews, durante su cuarto día de visita a Estados Unidos junto al Príncipe de Gales, en marzo de 2015

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Las inclemencias también ha njugado en más de una ocasión una mala pasada a la Duquesa de Cambridge que siempre ha superado con nota la prueba del viento. La esposa del príncipe Guillermo se mostró de lo más resuelta al descender la escalerilla del avión a su llegada a Wellington, la que fuera la primera parada de su gira por Nueva Zelanda y Australia. Cuidó de la falda de su llamativo conjunto rojo con una mano y del pequeño George con la otra, mientras bajaba con sus altos tacones los peldaños.

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Ni el viento ni la melena en la cara quitan a Carlota Casiraghi un ápice de su chic francés

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Mette-Marit de Noruega se estudia y se recoloca la falda, levantada por una inoportuna ráfaga de aire, a su llegada al bautizo del hijo mayor de los Herederos de Dinamarca, el príncpe Christian Valdemar Henri John, en el Palacio de Christianborg de Copenhague.

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A veces la mejor solución para evitar males mayores es protegerse o... taparse directamente como hace Máxima de Holanda

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Máxima de Holanda frena los ataques del viento sujetándose la falda al llegar al Palacio de la Paz de la Haya, donde ofrecería una conferencia en apoyo de los Microcréditos

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La fuerza del viento les acompaña a Guillermo y Máxima de Holanda y a todos los presentes en las celebraciones del Reino de Holanda por sus 200 años

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Por exigencias del viento Rania de Jordania ofreció una bienvenida oficial flamenca al Presidente de la República Checa, Milos Zeman, y la Primera Dama, Ivana, a su llegada al Palacio de Ammán el pasado febrero de 2015

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Doña Letizia, cuando aún era Princesa de Asturias, también reccionó de una manera muy natural al soplo de aire mientras caminaba por la Plaza de Europa de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) junto a don Felipe y las demás autoridades que les acompañaban durante la inauguración de la sede corporativa de la empresa Puig, en el marco de la celebración del centenario de la fundación de la compañía

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