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La fortaleza la Reina

Sola, serena, cabizbaja, pero inspirando una fortaleza que recuerda a la que le proporcionaba el propio Felipe de Edimburgo, como pilar fundamental de su vida, siempre tres pasos detrás de ella. La Reina llegó sola en coche tras el cortejo fúnebre y sola se sentó en la capilla de San Jorge, donde la distancia social impuesta por las medidas sanitarias, subrayaba aún más el vacío que ha dejado su marido en su vida. Así describía hace una semana cómo se sentía su madre el príncipe Andrés, con “un gran vacío en su vida”. ‘Su roca’, como le decía al príncipe Felipe, se ha ido y las primeras imágenes tras enviudar demuestran que la verdadera ‘roca’ es la Reina

 

- La soledad de la Reina al despedir al hombre de su vida

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La serenidad de la duquesa de Cambridge

De riguroso luto, sobria, con un elegante tocado con velo y las joyas prestadas de Isabel II embelleciéndola aún más, Kate Middleton era pura serenidad. Llegó en coche con su marido, el duque de Cambridge, pero después él ocupó su lugar en el cortejo fúnebre y ella se unió a los demás familiares que aguardaban en el pórtico de Galileo de la capilla de San Jorge la llegada del féretro. Seria y con el semblante triste, como todos los que le daban el último adiós a Felipe de Edimburgo, mantuvo en todo momento la calma y la tranquilidad, en contraste con una emocionada Sophie de Wessex o ante las lágrimas de su hijo Carlos de Inglaterra

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Las lágrimas de Carlos de Inglaterra

Siempre han sido muy diferentes y nunca lo han ocultado, pero el vínculo entre padre e hijo va mucho más allá del de que príncipe consorte y heredero. Sus caracteres chocaban y sus perspectivas eran en ocasiones divergentes. Tal vez Felipe de Edimburgo hubiese contenido las emociones, como han hecho sus otros hijos, pero Carlos de Inglaterra no ha podido evitar que las lágrimas recorriesen su rostro, destrozado, y dejando brotar el dolor tras días tratando de controlar que asomasen sus sentimientos. Al fin y al cabo, es su “querido papá”, como él mismo se refirió a él en el mensaje que le dedicó tras su muerte, y ese título pesa más que el de príncipe o el de heredero

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La emoción contenida de la princesa Ana

Era su ojito derecho, quizás porque la princesa Ana ha heredado muchos rasgos del carácter estoico y pragmático del Duque de Edimburgo. Una personalidad fuerte, y a la vez cercana, de la que su hija ha vuelto a hacer gala en su último adiós. Junto a su hermano, el príncipe de Galés, la Princesa Real caminaba con el rictus serio pero conteniendo sus emociones tras el velo que le cubría parcialmente el rostro

 

- Las emocionadas palabras de la princesa Ana tras la muerte de su padre

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El reencuentro con el príncipe Harry

Ha tenido que ser el triste suceso del fallecimiento de Felipe de Edimburgo lo que propiciase el esperado regreso del príncipe Harry al Reino Unido. El duque de Sussex llegó solo ya que su esposa, Meghan Markle ha preferido no viajar por consejo médico dado su avanzado embarazo. El reencuentro se producía después de que la polémica por la entrevista con Oprah Winfrey enfriase aún más una relación ya resentida por la decisión de la pareja de abandonar sus obligaciones reales y mudarse a Estados Unidos, en especial con su hermano, el príncipe Guillermo. Pese a que por protocolo cabría esperar que los dos caminasen juntos en la procesión tras el féretro, finalmente se cambiaron sus posiciones para que entre ellos fuese su primo Peter Philips. Tampoco en la iglesia coincidieron uno junto al otro, ya que se situaron enfrente, pero a la salida llegaba por fin el ansiado momento. Los dos hermanos charlaban de manera distendida en una conversación a la que se sumó Kate Middleton

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La impresionante procesión militar

Los lazos del Duque de Edimburgo con el Ejército vienen de antes de que su matrimonio con Isabel II le acabase convirtiendo en príncipe consorte. Prestó servicio en la Armada Real durante la Segunda Guerra Mundial, donde llegó a ser primer teniente de navío y nunca dejó de interesarse por las diferentes fuerzas militares en los 69 años de servicio al Reino Unido. En su despedida, los cuerpos del Ejército le han devuelto con todos los honores su apoyo durante tantas décadas con una memorable procesión militar en la que han participado todas las unidades castrenses con las que el Príncipe ha tenido alguna vinculación

 

- Todos los cuerpos militares que han estado presentes en el funeral

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Sin uniforme militar

A pesar de la enorme y significativa presencia militar que ha tenido el Ejército en el funeral del Duque de Edimburgo, los miembro de la familia real que caminaron en procesión tras el féretro no vestían sus uniformes militares, como cabría esperar, si no que lucían sus trajes de luto. La razón es que de no hacerlo así, el príncipe Andrés y el príncipe Harry hubiesen sido los únicos sin el atuendo castrense ya que al abandonar sus obligaciones reales ya no están autorizados a llevarlo. El duque de Sussex perdió perdió sus títulos militares, entre los que estaba el de Capitán General de los Royal Marines, después de ratificar su salida de la primera línea de la casa real el pasado mes de febrero, un año después de anunciar su decisión

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Los trabajadores de Palacio, de luto

También el personal de Palacio, se encuentra de luto y han rendido su particular homenaje a Felipe de Edimburgo. Cocineros, conserjes… todos ellos salieron a recibir a la procesión vestidos con sus uniformes de trabajo mientras lucían un brazalete negro en señal de respeto

 

-Todos los detalles del cortejo fúnebre

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El calor de los británicos... a distancia

Felipe de Edimburgo ha tenido el funeral, de acuerdo a sus deseos, pero ha habido una circunstancia que se ha impuesto incluso a la voluntad del Príncipe: la pandemia. Las medidas de seguridad sanitaria no solo han limitado a 30 los asistentes, que han tenido que mantener la distancia social y las mascarillas en el interior del templo, sino que ha impedido que pudiesen sentir la calidez de los ciudadanos que se acercaron a dar también su último adiós al duque de Edimburgo. A pesar de que no podían acceder al recinto de Windsor por seguridad, numerosos ciudadanos coparon las calles lo más cerca que les permitían las medidas sanitarias, para transmitir su cariño a la familia real

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