Carlos de Inglaterra y la duquesa de Cornualles han estado realizando un viaje histórico por Cuba. El hijo de Isabel II y su mujer han sido los primeros miembros de la familia real británica en visitar la isla de manera oficial desde que Fidel Castro iniciara un gobierno comunista, allá por los años 60.
Este viaje, que forma parte de una gira por el Caribe, se inició el domingo y termina este miércoles, momento en el cual partirán a las Islas Caimán. La pareja ha buscado "resaltar la creciente relación bilateral (de Cuba) con Reino Unido".
Durante su última jornada en la isla, el príncipe Carlos llegaba al parque John Lennon de La Habana conduciendo un antiguo MG británico, un descapotable negro de 1953, y acompañado de su esposa Camila.
Como si de una película se tratara, el matrimonio quiso disfrutar de sus buenas temperaturas y de uno de estos impresionantes coches en una ciudad caracterizada por la cantidad de vehículos antiguos que aún están en circulación.
Luciendo un traje color crema y una corbata con los colores de la bandera británica, el futuro heredero a la corona británica saludó a decenas de curiosos que lo esperaban y miró con detalle varios modelos de motos antiguas de las marcas británicas Norton y Triunfo.
Maravillado ante algunos de los modelos que aún se mantienen en perfecto estado en la isla, Carlos de Inglaterra disfrutó de esta improvisada exposición y recibió en manos de uno de los propietarios un habano.
en el barrio de El Vedado, lo esperaba una representación de la comunidad británica residente en la isla, con la que charló varios unos minutos.
Carlos y Camila contemplaron la estatua de John Lenon, una figura de bronce a tamaño natural sentado en pose despreocupada en un banco, obra del escultor cubano José Villa Soberón, que inauguró el entonces presidente Fidel Castro el 8 de diciembre del 2000.
La pareja se sentó y posó al lado de esta escultura que da nombre al parque en el que está ubicada.
El príncipe de Gales durante su viaje tabién ha mostrado interés en las experiencias cubanas en agricultura orgánica. De esta forma, podíamos verle paseando entre algunos de los productos plantados mientras le explicaban con todo lujo de detalles las diferentes cosechas.
El príncipe Carlos y la duquesa de Cornualles posaron para una foto durante su visita a los estudios de grabación Areito EGREM en La Habana, la discográfica más antigua de Cuba.
Durante su paseo por las calles de La Habana, el hijo de Isabel II no dudó en pararse a hablar con algunos de los transeúntes e, incluso, con una vendedora de un puesto callejero de churros, que le ofreció probar esta típica fritura, aunque el heredero británico declinó la oferta. "Tiene muy buena `pinta pero ya he desayunado", dijo el príncipe de Gales.
Fuera del programa oficial difundido por las autoridades cubanas, tanto Carlos de Inglaterra como su mujer realizaron varias actividades extras. El heredero a la corona británico tuvo tiempo para conocer un gimnasio de boxeo y hablar con los jóvenes y niños que allí entrenaban. Incluso se animó a subir al cuadrilátero, aunque sin ninguna intención de unirse a los entrenamientos.
El príncipe de Gales también visitó una barbería privada de La Habana Vieja. Sentado en uno de los antiguos asientos giratorios de cuero rojo, Carlos de Inglaterra confesó a su dueña Josefina Hernández, de 58 años, que lo mejor de su local era "el aire acondicionado", tal y como destaca EFE.
Y es que las altas temperaturas de la isla caribeña poco o nada tienen que ver con las habituales en Reino Unido.
Durante su segunda jornada en Cuba, Carlos y Camila realizaron un paseo que despertó una gran expectación entre los vecinos y los numerosos turistas que visitaban la zona. Ambos pasearon por las mismas calles empedradas que las tropas inglesas tomaron durante 11 meses entre 1762 y 1763.
Entre las numerosas actividades de la pareja real también estuvo una visita a la escuela Acosta Danza en la que estuvo su fundador y director, Carlos Acosta. Allí pudieron disfrutar de una presentación.
El lunes, el príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles fueron recibidos por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en el Palacio de la Revolución, y posteriormente protagonizaron una cena de gala.
El heredero británico y su esposa llegaron a Cuba procedentes de Granada, dentro de una gira por el Caribe que ha incluido antes paradas en San Vicente y las Granadinas, y San Cristóbal y Nieves.