La reina Isabel II, muy elegante con un conjunto en color rosa, saludó junto al Duque de Edimburgo a los cientos de personas que se agolpaban en la calle para verla. A medida que la pareja llegaba al Arco del Almirantazgo - donde la soberana ofreció un discurso – su marido provocó la risa de algunos asistentes cuando pidió al conductor que acelerase ligeramente
Un colorido desfile en el que participaron más de 300 bailarines y 400 músicos, además de militares y cientos de representantes de las más de 600 organizaciones benéficas que preside de forma honorífica la reina, puso el colofón a los festejos oficiales por el cumpleaños, que comenzaron el viernes
El público tuvo la oportunidad durante el almuerzo de saludar a los nietos de la reina -el príncipe Guillermo y a su esposa, la duquesa de Cambridge, junto con el príncipe Harry-, así como el príncipe Carlos y la Duquesa de Cornualles, que pasearon a lo largo de la avenida y se fotografiaron con muchos de los presentes
Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono británico tras su padre el príncipe Carlos, rindió homenaje a su abuela con un discurso en el que celebró la "férrea salud, su inacabable energía y el conocido sentido del humor" de la reina. "Espero que no les importe -dijo el príncipe- que le dedique un agradecimiento personal a la reina y que lo haga en nombre de todos sus nietos y bisnietos. Abuela, gracias por todo lo que has hecho por tu familia. No te podríamos desear un más feliz aniversario", proclamó el primogénito de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales
Los Duques de Cambridge saludan a los ciudadanos, congregados para festejar el aniversario de la Reina. Las celebraciones en Londres se iniciaron el viernes con una misa de acción de gracias en la catedral de San Pablo a la que acudió la familia real al completo, así como el primer ministro británico, David Cameron. Continuaron el sábado con la tradicional ceremonia militar conocida como Trooping the Colour, en la que la reina pasó revista a más de 1.600 soldados de la Guardia Real vestidos de gala en el Horse Guards Parade de Londres
La reina quiso dar las gracias por su "maravilloso apoyo" a todos los presentes: "Espero que estas celebraciones sirvan para recordarnos los muchos beneficios que surgen cuando la gente se une en un propósito común", indicó
Los invitados, que pagaron 150 libras (193 euros) por asistir al evento, se vieron obligados a utilizar impermeables preparados por la organización, dado que las férreas medidas de seguridad prohibían entrar en la zona del almuerzo con paraguas. Además, se repartieron cestas individuales con refrescos y viandas y cerca de 33.000 tazas de té
Beatriz y Eugenia de York junto al príncipe Andrés también se han sumado a los actos de celebración. La princesa Eugenia ha elegido un vestido con estampado geométrico en tonos azules, mientras que su hermana, Beatriz, ha optado por un conjunto dos piezas con cuerpo azul marino y falda de rayas
La Duquesa de Cambridge mostró una vez más su amabilidad mezclándose con los ciudadanos que quisieron participar en esta celebración. La mujer de Guillermo de Inglaterra eligió un vestido en color azul con detalles en coral de la firma Roksanda Ilincic
Isabel II cumplió 90 años el pasado 21 de abril aunque, como es habitual, pospuso las celebraciones oficiales hasta junio para aumentar las posibilidades de disfrutar de una meteorología benigna que animara a los ciudadanos a salir a la calle. La reina es el segundo jefe de Estado que más tiempo lleva en el cargo -64 años- después del rey Bhumibol Adulyadej de Tailandia de 88 años), que el jueves cumplió 70 años en el trono
Cerca de 10.000 personas desafiaron hoy a la lluvia para celebrar un multitudinario almuerzo callejero en el centro de Londres en conmemoración del 90 cumpleaños de la reina Isabel II. La soberana no quiso perdérselo y se asomó desde una de las ventanas del palacio de Buckingham para observar lo que, sin duda, debía de ser una imagen impactante de los londinenses reunidos para celebrar su aniversario. Poco después, cuando el sol volvió a brillar sobre el centro de Londres, la reina y su marido, el duque de Edimburgo, abandonaron el palacio a bordo de un vehículo descapotable desde el que, puestos en pie, saludaron a la multitud