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Hace tres años, la residencia de Huis ten Bosch fue sometida a una profunda renovación. Corría el año 2016 y ya entonces se sabía que las obras se alargarían durante tres años, pues hasta la primavera de 2019 no se preveía su finalización. Eso sí, se tenía claro que iba a convertirse en la nueva residencia oficial de los reyes de Holanda, Guillermo y Máxima, y sus tres hijas, Amalia, Alexia y Ariane

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El coste estimado de las  obras del Palacio Huis ten Bosch de La Haya se estimaron en alrededor de 63 millones de euros -frente a los 35 millones que se plantearon inicialmente- y, aunque la familia pudo instalarse en él coincidiendo con el inicio del nuevo año (2019), lo cierto es que las tareas de renovación continuarían varios meses después, aunque en zonas alejadas de la parte residencial. En la imagen, la sala china, que cuenta con chimenea y candelabro y numerosos ornamentos en su decoración

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Hasta entonces, Guillermo y Máxima de Holanda residieron durante más de 15 años junto a sus hijas en Villa Eikenhorst, en la localidad de Wassenaar, a unos 6 kilómetros de la nueva vivienda, que data del siglo XVII -fue construido por Federico Enrique, magistrado supremo de la antigua República de los Países Bajos- y que ha seguido siendo escenario de recepciones oficiales. Afortunadamente para las hijas de los Reyes, sus centros de estudio están muy cerca de Huis ten Bosch. En la imagen, el salón ADN, antes conocido como Groene Salone. Las decenas de miles de ladrillos que cuelgan de las paredes representan el ADN de Guillermo y Máxima. Además, en la habitación se exhiben fotografías enmarcadas de monarcas como Isabel II, Carlos Gustavo y Silvia de Suecia o Felipe y Letizia

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Este edificio fue utilizado como galería de arte a principios del siglo XIX y también fue la residencia del rey Luis, hermano de Napoleón Bonaparte. Durante la Primera Guerra Mundial sirvió de hogar a la reina Guillermina, mientras que en la Segunda Guerra Mundial las autoridades nazis planearon demolerlo, aunque finalmente desistieron

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Tras la liberación de Holanda, pasó a formar parte del patrimonio estatal holandés, pero no sería hasta 1981 cuando el palacio volvió a ser habitado con la llegada de la reina Beatriz. Pocos lo saben pero uno de los salones del ala oficial de Huis ten Bosch acogió ja primera jorndada de la Cumbre de Seguridad Nuclear en el año 2014. En la imagen la sala japonesa, que cuenta con numerosos espacios para sentarse y un candelabro dominando la estancia

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El salón azul (Blauwe Salon) engloba parte de la historia de la Familia Real. Las paredes del salón están diseñadas con objetos importantes para sus miembros y para su dinastía y han sido decoradas por los artistas Maurice Scheltens y Lliesbeth Abbenes. Esta estancia está destinada a recibimientos oficiales. En ellas están representados, por ejemplo, un águila de la Patagonia o una bandera de las Naciones Unidas (en referencia a Máxima), un trono y una gorra de la Marina Real (en referencia a Guillermo) y otros detalles que homenajean al príncipe Friso y a las reinas Guillermina, Juliana y Beatriz como cascabeles, patines cunas o sillas para niños

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Esta semana, los medios de comunicación han podido recorrer una parte de las estancias de esta residencia oficial, por lo que, después de varios años de reformas, el edificio ha conseguido lucir en todo su esplendor. El Palacio Huis ten Bosch ofrece una clara distinción entre la parte de trabajo y la zona privada. En la imagen, el salón Witte Eetzaal, un llamativo comedor perfecto para albergar a numerosos comensales

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El ala de trabajo es la zona que los Reyes utilizan para recibir a autoridades o mantener diversas reuniones, mientras que la parte privada comprende la vivienda propiamente dicha y a ella los periodistas no han podido acceder por razones obvias. Para dividir ambos espacios existe una suerte de hall en el que destacan dos esculturas formadas por duentes de león y bulbos esponjosos, respectivamente. Guillermo de Holanda utiliza el mismo espacio de trabajo que su madre, la reina Beatriz, pero con más luz, ya que se han incorporado una gran ventana al despacho

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En el Palacio no puede faltar el salón de baile, como el de la imagen. También se encuentra en su interior el llamado domo de Oranjezaal, que puede verse en la parte superior del edificio y que está diseñado con lienzos históricos, paneles y pinturas arqueadas de la Edad de Oro

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